Con Héctor Morcillo
La Federación de Trabajadores de Arcor
es la concreción de un antiguo anhelo
Como resultado de un proceso de diálogo y
conocimiento mutuo, durante el reciente
Tercer Taller Internacional de Trabajadores de Arcor realizado en São
Paulo, sindicatos y federaciones de
Argentina, Brasil, decidieron la
creación de una Federación Latinoamericana
de Trabajadores de Arcor. Sirel dialogó con
Héctor Morcillo, secretario general adjunto
de la Federación de Trabajadores de la Industria de
la Alimentación (STIA) de Argentina, quien
resumió las conclusiones del Taller.
-¿Cómo evalúas este Taller?
-Nos vamos muy conformes de esta actividad
porque es la continuidad de la reunión de
septiembre de 2008 en la que se creó la
Coordinadora
Latinoamericana de Trabajadores de Arcor,
que tuvo ya su primer bautismo con acciones
concretas de solidaridad. Ello ocurrió
durante el conflicto que mantuvimos el año
pasado en Argentina, cuando los
trabajadores de Arcor de Brasil
y sus dirigentes realizaron asambleas en las
puertas de las fábricas durante más de dos
horas, en las cuales informaron sobre lo que
estábamos enfrentando.
Esas medidas ayudaron mucho a
la resolución del conflicto, y marca cuál es
el camino de esta unidad de los trabajadores
y trabajadoras de Arcor de toda la región.
-En este Taller se aprobó la
creación de la Federación
Latinoamericana de Trabajadores de Arcor…
-Se definió eso, sí, y
calculamos que en septiembre próximo se hará
una reunión especial de los trabajadores de
Arcor de Brasil, Chile,
Perú y Argentina, en la cual
quedará formalmente constituida esa
Federación.
Esto consolida un eje de
trabajo en torno a la organización, los
lazos de solidaridad y apunta, entre otras
cosas, a que Arcor unifique las
políticas salariales en los diferentes
países y los beneficios que reciben los
trabajadores y trabajadoras en cada una de
las plantas.
-También se habló de un
diagnóstico regional…
-Esto implica una
investigación exhaustiva de los niveles
salariales que está pagando la empresa,
encontrar los puntos comunes y los
divergentes. Apunta a prevenir la deslocalización,
o su amenaza, por
parte de la empresa en busca de ventajas
comparativas en la región relativas al costo
de la mano de obra y de movimientos
sindicales menos estructurados o más
débiles. Nuestra tarea es lograr que esas
diferencias no existan y haya un desarrollo
armónico de todos los trabajadores de
Arcor. Siempre lo decimos: no nos
oponemos a que la empresa crezca, a que
aumente su liderazgo en la región, lo que
queremos es que haya una mejor distribución
de esos beneficios y de ese crecimiento con
los trabajadores de forma pareja en toda la
región.
-¿Cómo se llegó a este
momento?
-Los antecedentes se enmarcan
en el Primer Taller que hicimos en
São
Paulo en 2007, donde participaron
organizaciones de Brasil y de
Argentina. La Federación era un viejo
anhelo que teníamos los trabajadores y
trabajadoras de Arcor de Córdoba,
desde 1995 y 1996, cuando mantuvimos grandes
conflictos y la empresa nos amenazaba con
levantar las plantas para llevarlas a otros
países de la región. Desde entonces,
Arcor ha seguido comprando, creciendo en
Brasil, en Chile, Perú
y ahora en Paraguay y Bolivia.
Aquel anhelo fue concretado
gracias a la política de la Rel-UITA,
que ha sido el marco de referencia de cada
uno de los sindicatos y de las federaciones
nacionales de Brasil, Chile,
Perú y Argentina.
Este Tercer Taller
Internacional de Trabajadores de
Arcor que acaba de culminar, no hubiera
sido imposible sin la colaboración, la
experiencia, la contribución organizativa y
el apoyo económico de la Rel-UITA.
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