Se trata de una
relación de dependencia. Se ha consolidado un mercado en
el que lo importante es el beneficio. El agricultor es
esclavo de los intereses de las transnacionales a medida
que ganan terreno los derechos de propiedad intelectual
sobre las semillas. Las dificultades a la competencia y
el pago de regalías hace que los precios sean altos,
algo incomprensible mientras existe el hambre.
El agricultor es
esclavo de los intereses de
las transnacionales a medida que ganan
terreno los derechos de propiedad
intelectual sobre las semillas. Las
dificultades a la competencia y el pago
de regalías hace que los precios sean
altos, algo incomprensible mientras
existe el hambre.
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El monocultivo es un
negocio ya que obliga a estas naciones a importar de
otros países productos que se podrían cultivar en el
propio país. Como consecuencia se genera un déficit
comercial que en nada contribuye al desarrollo.
Por ello es esencial
que los agricultores produzcan en libertad las
variedades más adecuadas a las condiciones y las
necesidades del lugar. Es posible prescindir de
plaguicidas con sólo cultivar cada año plantas
diferentes. Así se rompen los ciclos de las plagas.
También se favorece la biodiversidad mediante las
asociaciones de cultivo, donde existen diversos tipos de
plantas que se protegen unas a otras.
Tan importante es que
los agricultores favorezcan la diversidad biológica,
como que los consumidores exijan productos derivados de
una agricultura sostenible. Pues fertilizantes y
plaguicidas llegan a las personas a través de la cadena
alimentaria.
Frente a la agricultura
de la química, que encuentra remedio a través de
productos agresivos, la agricultura sostenible tiene la
solución en la Naturaleza. Es la forma de que los
alimentos sean saludables y de que la tierra continúe
fértil.
En El Profeta de Khalil
Gibran, Almustafá responde a un labrador que se trabaja
“para acompañar el ritmo de la tierra”. La necesaria
revolución del nuevo siglo está en el cambio de actitud
de un ser humano que forma parte de la Tierra y no tanto
en los avances tecnológicos. Vivir de acuerdo con la
Naturaleza como alternativa a una sociedad basada en la
producción.
Un modelo con la
productividad como objetivo, que tiene en cuenta la
capacidad de la tierra antes que la cantidad, devuelve
al desarrollo su auténtico sentido, muy distinto del
crecimiento.
Las tecnologías son tan
importantes como saber hacer uso de ellas. En un planeta
más cercano con los avances tecnológicos se da la
paradoja de que el ser humano no es más libre, pues el
hambre oprime a 1.200 millones de personas. Y no puede
haber desarrollo si no es global.