La producción de los agrocombustibles no puede sustentarse en unas prácticas agrícolas que pongan en peligro la alimentación de las personas más desfavorecidas de los países productores. Esa es una de las principales afirmaciones que salen de las jornadas Agrocombustible: ¿Peligro o esperanza? que se llevaron a cabo hasta el 27 pasado, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México.

Los organizadores del evento (ANEC, CEMDA, Fundación Heinrich Böll, Greenpeace, Oxfam y RMALC) han destacado que la reducción de emisiones contaminantes, la protección de los recursos naturales y la protección de la agricultura sustentable deben ser los ejes que dicten el futuro de esta nueva fuente de energía.

Aunque en México se aprobó recientemente la "Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos", esta iniciativa, desde la visión de algunas organizaciones de la sociedad civil, no fue discutida tan ampliamente como lo amerita su posible impacto. De hecho, en la actualidad se desconoce el estado de este proyecto legislativo ya que no ha sido publicado por el Poder Ejecutivo y el plazo para su promulgación ha caducado.

Entre los ponentes de las jornadas surgieron varias preguntas: ¿Qué intereses hay detrás de esta iniciativa? ¿Cuáles son los alcances y límites de la producción de agrocombustibles? ¿Cuáles son los riesgos y oportunidades que conlleva para el sector campesino? ¿Cuál será el impacto para el sector energético? ¿Cuál será el impacto para la población?

"La producción de agrocombustibles, bajo los estándares que están planteados en la Ley y sin una estrategia nacional que acompañe la producción de alimentos sanos para satisfacer las necesidades de los mexicanos, puede provocar hambrunas y desorden en el suministro de alimentos ante el hecho de destinar los granos a la producción de etanol. Cuando un país importa el 30% de su consumo de maíz y un 40% de la importación de granos, y en el cual adicionalmente no se han establecido estrategias de producción interna para garantizar el abasto de granos para alimentos, se corre el riesgo de generar una dependencia alimenticia irreparable que desembocaría en perdida de soberanía y seguridad alimentaria y, por consiguiente, de nuestra soberanía nacional", señala Iván Polanco, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras (ANEC).

Al mismo tiempo que se celebran estas jornadas, el G20 se está reuniendo en Veracruz en un encuentro en el que se espera que México defienda el mayor uso de transporte público y promueva la mejora en la calidad de su servicio. De igual forma será necesario analizar la posición mexicana ante el uso y producción de agrocombustibles, que si bien representan una opción para el país, no es la única, y menos cuando está en juego el maíz, uno de los productos básicos de la población.

Adital

30 de julio de 2007

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