Cerca de 330 mil hectáreas de caña de
azúcar en Brasil dejaron de ser cosechadas debido la caída en la demanda
originada por la crisis internacional.
Estas 330 mil hectáreas de plantaciones de caña significan
alrededor del 6 por ciento de los cañaverales de las regiones centro y sur y no
fueron cosechadas a raíz de la caída en la demanda, lo que ocasionó una
reducción de 29,8 millones de toneladas en la producción de caña de azúcar
durante el periodo 2008.
La situación afectó la entrada en funcionamiento de 10 usinas
alcoholeras en São Paulo, mientras en Mato Grosso do Sul se están
revisando 20 proyectos de plantas productoras de biocombustibles. Brasil
es el segundo mayor productor mundial de etanol, con más de 200.000 millones de
litros anuales y un gran defensor de los biocombustibles como alternativa al
petróleo. Décimo mayor consumidor de energía, usa desde hace tres décadas etanol
de caña de azúcar para mover su parque automotriz, llamando al mundo a seguir su
ejemplo para desarrollar un mercado global del carburante. Cada litro de
gasolina consumido en el país tiene un 20 por ciento de etanol anhídrido, y el
etanol puro también puede ser usado directamente en al menos siete millones de
vehículos, de modo que está presente en el 50 por ciento de los automóviles.
En medio de una fiebre por el "oro verde", el negocio de la
caña y el etanol atrajo inversiones masivas de empresas y fondos de inversión de
dentro y fuera de Brasil, en proyectos para desarrollar nuevas haciendas,
construir ingenios, destilerías y hasta tuberías para transportar miles de
litros de alcohol hasta puertos de embarque. Esa carrera especulativa encareció
el precio de la tierra, del financiamiento, de los insumos y de las maquinarias,
perjudicando gravemente a los pequeños y medianos productores. Ahora llegó la
crisis, provocando el derrumbe de los precios de los productos básicos y
materias primas, desde los granos y cereales, hasta el petróleo.
El peor golpe para los agrocombustibles fue la brusca caída
de los precios del petróleo, de más de 150 dólares -en el auge de la fiebre del
etanol- hasta unos 40 dólares el barril en la actualidad. Esta crisis impactará
directamente en toda la economía brasileña, pues la caña y el etanol facturaron
entre 2007 y 2008 nada menos que 20.000 millones de dólares, con exportaciones
por 6.000 millones de dólares. El sector figura en cuarto lugar entre las
mayores inversiones en Brasil, con 20.000 millones de dólares en los
últimos tres años, y estaban previstos otros 30.000 millones de dólares para los
próximos cuatro años. Hoy existen 409 unidades productoras pertenecientes a 200
grupos económicos distintos. Para 2008, los empresarios reportan exportaciones
por 3.625 millones de litros con un valor de 1.415 millones de dólares, lo cual
significa una caída de 17 por ciento en la facturación con respecto a 2007, un
año de precios altos.
Brasil
cuenta con tecnología que le permite generar 9,3 unidades de energía de etanol
por cada unidad de combustible fósil usada para producirla. Lo que marca una
gran diferencia con respecto a Estados Unidos, principal productor
mundial de etanol, con unos 24.000 millones de litros por año, la mayor parte
derivado de maíz, cereal incluido en la dieta humana directa o a través de la
cría de ganado y aves de corral. Los expertos proyectan un significativo aumento
del crecimiento de la demanda de etanol en Estados Unidos, debido a una
nueva ley que determina agregar 57.000 millones de litros por año a la gasolina
a partir de 2015, por lo que ese país deberá recurrir a la importación. Pero
dado el cambiante escenario actual, la pregunta es si en un Estados Unidos
sumido en la peor recesión económica de la posguerra, los políticos estarán
dispuestos a reducir aranceles perjudicando a los agricultores que producen
etanol del maíz.
Esta situación impulsa a Brasil a insistir en la
necesidad de reanudar las negociaciones de la Ronda de Doha de libre
comercio, que se supone debe culminar favoreciendo las exportaciones de
productos de origen agrícola de los países en desarrollo, y darle al etanol un
nuevo marco para convertirse en un "commoditie" negociado
internacionalmente.
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