Sección Agrocombustibles

Buenas cosechas... para aumentar

la producción de etanol

 

La buena cosecha de trigo, cebada, centeno y maíz del año 2008 no se va a traducir en una significativa mejora de las reservas mundiales. Servirá, en cambio, para alimentar el consumo de bioetanol, fundamentalmente en Estados Unidos.

 

La buena noticia es que 2008 marcará un buen año para la cosecha mundial de trigo, centeno, cebada y maíz (1.750 millones de toneladas). La mala es que la cosecha se destinará sobre todo a la satisfacción de la demanda de bioetanol en Estados Unidos, y de esta manera no contribuirá a la alimentación de cientos de millones de hambrientos ni a la recuperación de las reservas de cereales. Según datos del Consejo Mundial de Granos y del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos (USDA), éstas se incrementarán en tan sólo 16 o 17 millones de toneladas.

 

Paralelamente, caen los precios de cereales en las bolsas de Chicago y París, en sintonía con las cotizaciones de las acciones en las principales bolsas de valores. La pérdida de interés de “los inversores” en la especulación con productos primarios podría traducirse en una reducción de los precios para los consumidores de alimentos, si la creciente producción, sobre todo de trigo, se destinara exclusivamente al consumo humano.

 

Pero la realidad es otra: la producción de trigo blando panificable no variará en relación a 2007 y se mantendrá en unos 530 millones de toneladas, sin posibilidades de crear reservas, al tiempo que continúa creciendo la demanda para consumo humano. Aumentó, en cambio, la producción de cereal forrajero, así como de materia prima en general para la fabricación de bioetanol.

 

De modo que en 2008 el cumplimiento del objetivo de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), de garantizar la seguridad alimentaria mundial, parece tan precario como en 2007, cuando más de 100 millones de personas cayeron de la pobreza a la indigencia. Aun así, vale la pena tomar nota del llamado que la FAO hiciera el pasado martes 7, cuando reclamó un cambio político radical en relación a los agrocombustibles y dejó constancia, una vez más, de que las subvenciones de los países industrializados a las mismas significan una amenaza de la seguridad alimentaria global. De garantizar la soberanía alimentaria, ni hablamos.

 

 

En Montevideo, Dieter Schonebohm
Rel-UITA
16 de octubre de 2008

Con información de Frankfurter Rundschau

 

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