En
marzo de 2007 el Grupo Pellas, de origen nicaragüense, anunció su intención de
invertir 150 millones de dólares en la construcción del primer ingenio azucarero
y destilería de etanol en el departamento de Olancho, en Honduras.1
El objetivo del Grupo es aumentar sensiblemente la cantidad
de etanol que ya produce y exporta a Europa desde Nicaragua, y
comenzar a abastecer el mercado estadounidense y la propia Honduras,
donde en noviembre de 2007 el Congreso Nacional aprobó la Ley de Producción y
Consumo de Biocombustibles, creando -según el periódico El Heraldo de Honduras-
“el ordenamiento institucional y normativo, así como los incentivos necesarios
para propiciar a corto plazo la producción nacional y uso en gran escala de
biocombustibles como el biodiesel y el etanol. Esta disposición coloca a
Honduras como el primer país de la región en contar con una ley específica
en materia de biocombustibles”2.
Sin embargo, el trabajo normativo aún no ha concluido, ya que
falta la aprobación del Reglamento de esa ley, que será el instrumento de
aplicación de la misma.
Carlos Pellas Chamorro |
Según declaraciones de Carlos Pellas Chamorro,
presidente del Grupo Pellas, a El Heraldo3, el Ingenio San Antonio, propiedad de la compañía
Nicaragua Sugar Estates Ltd. (NSEL)4 que también integra el Grupo Pellas, es la primera
empresa exportadora de etanol de Centroamérica. El año pasado exportó
unos 17 millones de litros, y para este año tiene previsto llegar a los 40
millones.
El Ingenio San Antonio cuenta con una capacidad instalada de
producción de etanol de 100 mil lts/día, y se está desarrollando un proyecto
para construir una segunda destilería, con una capacidad de 300 mil lts/día.
El proyecto del Grupo Pellas
parece gozar de los favores del gobierno del presidente Manuel Zelaya. El propio
titular de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), Héctor Hernández,
confirmó que el proyecto abarcaría una totalidad de 15 mil hectáreas y generaría
20 mil empleos.
Sin embargo, hay sectores de la población que miran con mucha
preocupación el uso de enormes extensiones de tierra para la siembra de caña de
azúcar, sobre todo en una etapa tan dramática para el país como la actual, por
los altos costos de los alimentos, la problemática relacionada a la tenencia de
la tierra y la falta de soberanía y seguridad alimentarias que vive Honduras.
Marvin Ponce |
Según Marvin Ponce, diputado del Partido Unificación
Democrática (UD), “el Grupo Pellas tiene ya algunos años de estar
impulsando la construcción de un ingenio para la producción de etanol en la zona
de Olancho, una de las regiones más importantes para la producción de
alimentos. En este departamento hay tres valles en los cuales se concentra la
producción de fríjol, maíz, arroz, hortalizas y se desarrolla la ganadería”.
Voces de
alerta
Lo que el Grupo Pellas está tratando de hacer,
continuó Ponce, “es comprar aproximadamente 70 mil hectáreas de tierra en
los departamentos de Olancho, El Paraíso y Yoro para
sembrar caña de azúcar. Es un proyecto de inversión extranjera que nos tiene muy
preocupados, porque desmantelaría una zona donde se cultiva cerca del 75 por
ciento de los granos básicos del país, para pasar a producir agrocombustibles.
Si bien es cierto que hay que invertir en el desarrollo del país, esta medida
tendría un efecto terrible para la agricultura campesina. También hay que tomar
en cuenta que Honduras tiene un alto déficit de producción de alimentos y
que debe importarlos para dar respuesta a la demanda interna. Esta inversión
extranjera incrementaría ese déficit, con efectos muy negativos en Olancho,
donde el índice de pobreza alcanza ya el 45 por ciento de la población”.
Para el diputado hondureño, los efectos adversos del proyecto
de producción de etanol se extenderían también a nivel nacional. “Si
calculamos unas 35 mil hectáreas para la siembra de caña, sustraídas a la
producción de alimentos, quiere decir tener aproximadamente 140 mil toneladas de
granos básicos menos al año”, aseveró Ponce.
A pesar de los esfuerzos desplegados hasta el momento por el
Grupo Pellas, el coloso nicaragüense está encontrando dificultades para
comprar suficientes tierras a partir de las cuales echar a andar el ambicioso
proyecto.
“Uno de los efectos que se ha generado en la zona de
Olancho es el aumento vertiginoso de los precios de la tierra. Una manzana
de tierra (ndr: 0,7 hectárea) antes valía aproximadamente 1.200 dólares,
mientras que con la llegada del Grupo Pellas y el aumento de la demanda,
ese valor se ha disparado a 4.000 dólares. Otro factor que está dificultando la
compra de tierra -explicó Ponce- tiene que ver con los conflictos
legales. Hay muchos campesinos o comunidades que son tenedores de tierras
endeudados con los bancos y tendrían que liberar las hipotecas para venderlas. A
esto se suman también factores culturales de una población muy arraigada.
Además, hay un tercer factor que involucra sobre todo a los terratenientes,
muchos de los cuales se rehúsan a vender porque en Honduras la tenencia
de la tierra brinda poder económico y político, y no quieren renunciar a ello”.
Según el diputado Ponce, el Grupo Pellas ya
habría comprado aproximadamente unas 5 mil hectáreas en Olancho y es
posible que trate de trasladarse a otros departamentos, como por ejemplo Yoro,
donde podría encontrar condiciones más favorables, contando también con el apoyo
de importantes intermediarios.
“El gobierno de Honduras no tiene todavía una posición
definida y tampoco un plan estratégico sobre la implementación de los
agrocombustibles. Más bien usa un doble discurso: por un lado dice apoyar la
producción de alimentos, y por el otro la de los agrocombustibles, por medio de
la palma africana y el piñón para biodiesel, y de la caña de azúcar para etanol.
En ese aspecto, el Grupo Pellas tiene el apoyo de uno de los principales
empresarios nicaragüenses, Piero Cohen Montealegre, actualmente embajador
de ese país en Honduras y cuya relación con el presidente Zelaya
es tan estrecha que le presta su helicóptero y su jet privado para sus viajes
oficiales. Piero Cohen es el gran negociador que tiene el Grupo Pellas
en Honduras”, declaró Ponce a Sirel.
El problema de
la tierra
Además de la problemática de la amenaza para la producción de
alimentos y de cómo el proyecto del Grupo Pellas impactaría en la
seguridad alimentaria del país, se asoma otro gran inconveniente que es la
tenencia de la tierra y la demanda de una reforma agraria integral que proviene
de las organizaciones campesinas y de la sociedad civil.
“El mercado de la tierra se ha disparado, y nuestra posición
es que el país, frente a esta crisis alimentaria y con más de 300 mil familias
de campesinos sin tierra, debe promover una nueva reforma agraria a través de
dos estrategias -señaló Ponce-. La primera es la solución de los
conflictos de tierra que existen desde hace más de 30 años; 45 mil hectáreas que
están en poder de los campesinos sin haber sido tituladas. Pedimos -continuó
Ponce- que el Congreso emita un decreto legislativo para solucionar todos
estos conflictos agrarios. Un decreto que dictamine que
todas las tierras públicas o
privadas que actualmente están siendo usufructuadas por familias campesinas,
indígenas y afro hondureñas, sean inmediatamente expropiadas para adjudicarlas y
titularlas a favor de los ocupantes. Al mismo tiempo, que los Tribunales de
Justicia se abstengan de tramitar todas aquellas demandas de desalojos o
acusaciones criminales contra estos grupos campesinos”.
La segunda estrategia tiene que ver con una nueva Ley de
Reforma Agraria Integral. Según Juan Vásquez, del Comité Ejecutivo del
Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH),
“Las comunidades indígenas están pidiendo una reforma agraria integral que
entregue títulos comunitarios de tierra a las poblaciones indígenas y
campesinas. No se trata de que el Estado compre y nos venda la tierra, sino que
debe ser a través de una recuperación de tierra con base en los títulos
ancestrales de nuestras poblaciones. Pedimos también el apoyo efectivo para la
producción y para una agricultura sostenible. Para nosotros -continuó Vásquez-
el vínculo con nuestra Madre Tierra es muy profundo. La tierra es sagrada, hay
que cuidarla y respetarla, y sabemos que estos proyectos para la producción de
agrocombustibles conllevan el uso de agrotóxicos que contaminan el agua, la
tierra y afectan el medio ambiente y la salud
humana, y la tala de nuestros bosques.
La siembra masiva
para la producción de agrocombustibles, además de afectar la producción de
alimentos, sería un verdadero atentado para nuestras poblaciones”,
indicó Vásquez.
En Nicaragua, la Asociación Nicaragüense de Afectados
por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), organización afiliada a la
UITA, acusó en varias ocasiones al Ingenio San Antonio por ser responsable
de las afectaciones de miles de ex trabajadores azucareros que se han enfermado
de IRC. Según ANAIRC, serían casi 2.700 los ex trabajadores
fallecidos y más de 7 mil los afectados por el uso indiscriminado de agrotóxicos
en los cañaverales, que hasta contaminaron las fuentes hídricas. Diferentes
estudios han confirmado la relación directa que existe entre la exposición a
agrotóxicos y diferentes enfermedades, entre ellas la Insuficiencia Renal
Crónica.
El directivo del COPINH recordó que “como ya ocurrió
con las maquilas en Honduras, siempre nos dicen que estos proyectos van a
generar empleos, pero la verdad es que estos negocios son manejados por grandes
corporaciones, y sólo los ricos van a salir beneficiados. Además, estamos
sumamente preocupados por el alza del valor de la canasta básica, y es por eso
que estamos desarrollando jornadas de protesta y resistencia, luchando también
contra la corrupción que está afectando al país”, indicó Vásquez.
El pasado 17 de abril, más de 100
mil hondureños se lanzaron a las calles en todo el país en un Paro Cívico
Nacional, para exigirle al gobierno respuestas concretas a un paquete de doce
demandas, entre ellas
detener el aumento
del costo de la canasta básica a través de un estricto control de precios, un
aumento general de salarios, la implementación de una reforma agraria integral,
con acceso a tierra y crédito para el sector campesino y garantizar la soberanía
alimentaria al pueblo hondureño, abasteciendo de granos básicos a todo el país.
El Grupo Pellas
El Grupo Pellas es un conglomerado de más de 50
empresas, presidido desde el comienzo de los años 80 por Carlos Pellas
Chamorro. Tiene activos por 4 mil millones de dólares y aproximadamente 15
mil empleados.
Según la Revista Summa5, entre las compañías más importantes
que integran el Grupo Pellas están, en el sector financiero, BAC
International Bank, presente en todos los países de Centroamérica y
controlador de toda la red Credomatic y BAC Florida Bank, en el
sur de Florida (Estados Unidos). En 2005 el Grupo Pellas negoció
con GE Consumer Finance, división financiera de la poderosa multinacional
General Electric, la venta del 49,99 por ciento del paquete accionario de
BAC International Bank, el líder en tarjetas de crédito en el istmo.
Entre las otras compañías de propiedad del Grupo Pellas se destaca la
Nicaragua Sugar Estates Limited, propietaria del complejo agroenergético
“Ingenio San Antonio”, con una capacidad anual de producción de 250 mil TM de
azúcar, 18 millones de litros de etanol, 80 mil TM de melaza y 60 MW de energía,
además de varios proyectos de diversificación como la producción de camarón y de
energía a través de la siembra de 5.500 manzanas de eucaliptos. La Compañía
Licorera de Nicaragua SA, que produce el ron Flor de Caña,
aguardientes y gas metano. Y la Casa Pellas, que tiene la representación
de Toyota en Nicaragua.
Grupo Pellas
es también socio con un 40 por ciento de GBM, que tiene la representación
de IBM en Centroamérica, Panamá y el Caribe; con un
10 por ciento de Unión Fenosa, la transnacional española que controla la
distribución de la energía eléctrica en Nicaragua, y con otro 40 por
ciento de ESTESA, la televisión por cable nicaragüense, líder en el país
y también como proveedor de Internet con Cablenet.
Otras empresas que conforman
el Grupo Pellas son Seguros América, miembro de la Red
Financiera BAC, con relaciones estables con compañías reaseguradoras líderes
en el mercado internacional de reaseguro.
Aduanera y
Almacenadora Pellas S.A
(ALPESA) que ofrece servicios de agenciamiento aduanero, almacenaje de
mercaderías, transporte local y servicios completos de logística a nivel
internacional. El
Grupo Pellas posee también 7 mil hectáreas de cultivo de naranjas junto al
río San Juan, en el sur de Nicaragua, con 1,4 millones de árboles y una
producción aproximada de 1.000 millones de naranjas por año, exportando el jugo
a Estados Unidos para la Minute Maid, empresa propiedad de la
Coca Cola.
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