Sección AGROCOMBUSTIBLES

La caña de azúcar para producir agrocombustibles, más que una solución

es un problema

   

Alarmantes resultados para la salud humana y el ambiente

de dos investigaciones realizadas en São Paulo.

 

En la mayoría de aquellos países que cuentan con condiciones adecuadas, se dispara el número de hectáreas plantadas con caña de azúcar destinada a producir etanol como sustituto del petróleo. Al mismo tiempo, se alzan voces que alertan sobre los problemas que genera producción extensiva de caña, los que van desde la salud humana al medio ambiente.

 

Dos investigaciones realizadas por el Instituto de Química de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Araracuara -ciudad del interior de São Paulo (Brasil) y ubicada en pleno territorio cañero- relacionaron la quema de la caña a problemas respiratorios y cuantificaron las emisiones de compuestos de nitrógeno a la atmósfera.

 

Asma e hipertensión

 

El químico de la Unesp, William Cesar Paterlini, defendió en su tesis de doctorado la influencia de las partículas emitidas por la quema de caña de azúcar en el aumento de los casos de asma e hipertensión en la ciudad de Araracuara. En su opinión, al medir las emisiones de las quemas y sobreponerlas al número de internaciones por problemas respiratorios suministrado por el Ministerio de Salud, fue posible estimar una relación de causa efecto, principalmente en el caso de la hipertensión. “En nuestras mediciones, cuando hubo picos en las emisiones de partículas, tres días después aumentaban también los números de internaciones por dolencias respiratorias”, asegura el investigador.

 

El equipo de la Unesp midió las partículas entre junio de 2003 a mayo de 2004, durante la quema de caña, que ocurre en el período de seca, y cuando no hay quema en la estación lluviosa. Fueron considerados tres tamaños de partículas, resultando que las más pequeñas son las que más causan problemas a la salud debido a su facilidad para entrar en las corrientes respiratoria y sanguínea.

 

En la comparación entre las épocas de quema (junio a octubre) y sin quema (diciembre a abril) hubo un aumento de 131 por ciento en la cantidad de las partículas más finas en el período de quema. La misma comparación mostró un aumento de 620 por ciento en la concentración de potasio de las partículas. El potasio es utilizado por los investigadores como indicador de que la partícula está originada en la quema de la caña.

 

“En esos períodos existió un aumento de las internaciones en los hospitales por casos de asma e hipertensión”, manifestó Paterlini. También destacó que el 21 de junio de 2003, cuando la concentración de las partículas en la atmósfera llegó a 74,5 microgramos por metro cúbico cuando la concentración máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud es de 10 microgramos. “Tres días después, las internaciones fueron las más altas de todo el período del estudio”, agregó.

 

Agrocombustibles y medio ambiente

 

Otra investigación de la Unesp intentó mostrar que el aumento del número de cañaverales debido a los agrocombustibles, puede generar graves problemas al ambiente. Además de la evaluación de la presión sobre las áreas forestales, la intención de la química Cristine Machado fue medir la formación y la emisión de compuestos de nitrógeno generados por el cultivo de la caña. “Sabemos que para producir agrocombustibles es preciso generar materia prima. Pero es preciso entender que la quema de caña de azúcar y el uso de fertilizantes en la plantación pueden influenciar el ambiente en el entorno de las plantaciones”, expresa.

 

Las mediciones, efectuadas en el mismo lugar donde se realizó la investigación de Paterlini y durante el mismo período, mostraron la concentración en la atmósfera de monóxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno y amoníaco. Fue constatado un aumento de la concentración de monóxido y dióxido de nitrógeno en la estación seca y durante la noche, que es cuando se realizan las quemas.

 

Con relación al amoníaco, no hubo gran diferencia de concentración a lo largo del año. El equipo estima que el uso de fertilizantes nitrogenados puede haber colaborado con las emisiones en la época en que no hubo quemas. “La acumulación de esas sustancias en el suelo puede interferir en la fotosíntesis de las plantas y perjudicar la biodiversidad”, dice la investigadora. Los compuestos de nitrógeno también pueden alterar la acidez del agua y aumentar la formación de ozono, un fuerte oxidante. Para Cristine, antes de apostar a los agrocombustibles, es preciso conocer todos los aspectos de su producción y colocar en la balanza los aspectos negativos de la plantación de caña de azúcar. Como veremos más adelante, también la FAO recomienda actuar con precaución en esta materia.

 

Las máquinas no solucionan todos los problemas

 

Asumiendo la gravedad de las consecuencias mencionadas, las autoridades brasileñas establecieron el año 2014 como plazo para eliminar la quema de la caña de azúcar durante su cosecha1. Claro que esto significa utilizar cosechadoras que eliminan 2.700 puestos de trabajo por cada uno por ciento de área mecanizada. Pero la eliminación de las quemas -y de un gran número de trabajadores- no termina con los otros problemas derivados de las grandes extensiones plantadas con caña, como son los ambientales.

 

¿Nueva crisis global?

 

Por si todo lo anterior fuera poco, el diario londinense The Guardian, en su edición del pasado 3 de noviembre advierte sobre la explosiva combinación de factores que está gestando una nueva crisis global: la escalada del petróleo y de los precios de los alimentos, unidos ambos a los efectos del cambio climático.

 

La ecuación que se plantea en el artículo es simple: la escalada del crudo obliga a buscar nuevas fuentes energéticas y la reconversión agrícola hacia los agrocombustibles dispara los precios de los alimentos, que empiezan a escasear. La crisis alimentaria se agrava por el crecimiento de la población, el clima y la extrema tensión ecológica. Si en este contexto abundan las catástrofes naturales, el escenario de la crisis estará planteado. Los gobiernos de diferentes regiones del mundo están conteniendo como pueden la escalada del precio de los alimentos (el maíz ha duplicado su precio en un año y el arroz un 20 por ciento, según la FAO) al mismo tiempo que las reservas estratégicas de alimentos se reducen desde hace más de una década.

 

No es un momento de pánico, dice la FAO, pero es preciso prevenir lo que puede suceder. Sabio razonamiento, que seguramente será ignorado por las grandes compañías de la agroindustria y del automóvil, sólo preocupadas en incrementar sus ganancias.

 

 

  

En Montevideo, Enildo Iglesias

© Rel-UITA

20 de Noviembre de 2007

Enildo Iglesias

 

 

 

 

1- Ver artículo "Las víctimas del etanol"

 

Con información de: Fundação de Amparo a Pesquisa do Estado

de São Paulo (FAPESP) y Tendencias 21

 

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