Si México utilizara
maíz para producir biocombustibles como el etanol, atentaría contra la seguridad
alimentaria del país y beneficiaría únicamente a las grandes empresas,
coincidieron en señalar investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
Al respecto, Emilio Romero
Polanco, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC), afirmó que en
el territorio no es viable la producción de ese energético, pues no se tiene el
suficiente abasto para cubrir las necesidades alimenticias básicas.
Ante este panorama, resulta
difícil suponer que en el corto plazo exista la posibilidad de fabricarlo con
este grano, aún cuando en la nueva Ley de Promoción y Desarrollo de
Biocombustibles se señale la posibilidad de transformar el maíz y la caña de
azúcar en etanol, apuntó.
El especialista consideró que,
de comenzar ese proceso, la caña de azúcar resultaría más viable, pues no
tiene el impacto económico y social del maíz y puede aportar ciertos excedentes.
Al referirse a la producción del grano, recalcó que en el país se
consumen 30 millones de toneladas al año y se producen 20, un déficit que
complica la competencia con la
Unión Americana
(UA).
Así, México genera en
promedio dos toneladas por hectárea de maíz frente a las 10 que producen
Estados Unidos o Canadá, empero, puntualizó, si en la nación se
obtuvieran cuatro toneladas, se resolvería la dependencia alimentaria que aún
persiste.
En este contexto, se está en
riesgo de acentuar ese fenómeno además de intensificar la desnutrición, que da
pie a la pobreza, el atraso, la migración y todo tipo de afectaciones, como las
desventajas del sector agropecuario ante el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte.
Contexto Internacional
Desde el primer trimestre de
2007, el gobierno norteamericano anunció el impulso a la producción de etanol
con base en el maíz, como estrategia para disminuir su enorme dependencia a la
importación de petróleo.
Según información de Romero
Polanco, el primer productor
mundial de la gramínea es la Unión Americana, seguido de China, que del 2005 al
2007 consumió 137 millones de toneladas del grano de las 139 que generó. México se ubica en la cuarta posición en el orbe, pero depende
sustancialmente de los excedentes norteamericanos.
Los países desarrollados
estudian la posibilidad de usar el maíz para elaborar etanol, pero ello traería
consecuencias en el precio de los granos básicos, que afectan la seguridad
alimentaria de las naciones deficitarias, sostuvo.
Aún en la UA existen
límites para garantizar el éxito de la sustitución del etanol por las gasolinas
provenientes del petróleo. Al menos en el corto plazo, el “oro amarillo”
enfrenta retos para consolidarse como alternativa en el mercado energético,
refirió.
De este modo,
la mezcla norteamericana elaborada con un 85 por
ciento de etanol y 15 de gasolina, sólo se expende en mil de las 180 mil
gasolineras que existen en esa nación. El consumo representa sólo el 4.3 por
ciento del total de combustible que se utiliza en ese país,
señaló.
En el caso mexicano, se ha
especulado sobre la posibilidad de explorar industrial y comercialmente su
producción. En cuanto a Brasil, desde hace más de 40 años se instituyó
como política de Estado fomentar la obtención de ese biocombustible con base en
la caña de azúcar, pues cuenta con una infraestructura tecnológica, con centros
de experimentación y con empresas que tienen experiencia en el mercado local e
internacional.
Implicaciones
A su vez, Alfredo Martínez
Jiménez, del Instituto de Biotecnología, precisó que el proyecto de elaborar
etanol con maíz tiene diversas implicaciones a nivel nacional.
En el país, la producción del
grano no permite la autosuficiencia, pues anualmente se importan un gran número
de toneladas de Estados Unidos hacia México, y su consumo per
cápita es el más elevado en todo el mundo. “Utilizar
un alimento para obtener un combustible parece no ser una buena opción, a menos
que se utilice maíz extremadamente barato”.
De acuerdo con el experto,
Brasil tiene condiciones socioeconómicas similares a las de México y
en esa nación el etanol constituye casi un 50 por ciento del combustible que
usan los automóviles, mismo que es elaborado con la miel obtenida de la caña de
azúcar. Los residuos agroindustriales, como el bagazo, son materia prima barata
que puede conseguirse en grandes cantidades.
Martínez Jiménez señaló que la producción de etanol a partir del maíz derivará en un
escenario complicado, sin embargo, algunos empresarios piensan en esa actividad
por las altas ganancias que obtendrían al comprar el grano a bajo costo y, a su
vez, exportar el energético a Estados Unidos.
Hizo énfasis en que el país
tiene la opción de generar otro tipo de etanol, a partir de los residuos
agroindustriales, lo que daría la oportunidad de recibir recursos y crear
empleos en el sector formal.
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