En
un tambo,
donde las vacas comen día y noche en la pradera y
son ordeñadas para la producción de leche y quesos,
se generan diariamente kilos y kilos de bosta.
Por eso, cuando a la familia Lecchini,
productora de quesos del departamento de San José en
Uruguay, le propusieron convertir parte de
los desechos de sus animales en biogás, le pareció
una idea que no podía dejar pasar.
El biogás es una mezcla de metano y dióxido de
carbono, producido por la fermentación bacteriana de
residuos orgánicos, que se utiliza como combustible.
"Todo lo que sea innovación nos encanta", dijo a BBC
Mundo Miguel Lecchini, quien junto a su
esposa, su hijo y la novia de éste, trabajan de
lunes a domingo en el tambo. "Es una experiencia muy
linda y además nos significa un ahorro de dinero
importante", agregó.
Combustible y fertilizante natural
Desde hace un año y medio, el pequeño
establecimiento de la familia Lecchini es uno
de los seis tambos uruguayos que aprovechan la
materia fecal de sus vacas para convertirla en
energía y, a la vez, en biofertilizante, un abono
orgánico.
Se
trata de un proyecto que obtuvo fondos del Programa
de Pequeñas Donaciones (PPD), una institución
que funciona en países en desarrollo, financiado por
el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM)
y el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
El objetivo es mitigar el cambio climático a través
de la generación y el uso de energías alternativas a
pequeña escala.
"Cuando la bosta se degrada genera metano que se
libera a la atmósfera", explicó a BBC Mundo
Virginia Sena, del PPD, quien remarcó que
el metano genera 20 veces más efecto invernadero que
el dióxido de carbono. "Con esta técnica el metano
no sólo no contamina sino que al liberarse dentro
del biodigestor produce gas que sirve como
combustible para ser usado en el tambo", indicó.
Ahorro
Lecchini destacó que sustituyeron el uso de gas líquido
proveniente del petróleo por el biogás en algunos
procesos, como calentar la leche para la elaboración
de quesos y para alimentar a los terneros, y
calentar agua para lavar las máquinas de ordeñe.
Los tamberos no se arrepienten de haber implementado
esta técnica, ya que si bien les representa cierto
trabajo adicional, les permite ahorrar en
combustible.
"Teníamos una parcela
donde no crecía pasto y el
biofertilizante la convirtió en tierra
fértil
Miguel Lecchini (der) |
"Para nosotros representa un ahorro importante, y
además ganamos en comodidad porque ahora no nos
limitamos para usar el calentador. Como ahora no
pagamos por el biogás, usamos combustible para cosas
que antes no hacíamos, como lavar los quesos con
agua caliente antes de venderlos", indicó Mary
Por otra parte, usando fertilizante orgánico en sus
tierras, los productores obtienen resultados que no
lograban con productos químicos.
"Las ventajas las puedes ver en el campo. Teníamos
una parcela donde no crecía pasto y el
biofertilizante la convirtió en tierra fértil",
explicaron.
¿Cómo funciona?
Dos veces al día, después de ser ordeñadas y comer un alimento
balanceado, las vacas permanecen en un corral
durante más de una hora, sobre un piso limpio de
hormigón.
Los productores juntan los excrementos y los depositan en un
recipiente. "Mezclamos unos 20, 25 kilos de
excremento con 100 litros de agua. Se revuelve la
mezcla con un palo y se le echa al biodigestor",
explicó Miguel, refiriéndose a una zanja cubierta
con un plástico negro, dentro de un invernadero,
donde la materia orgánica se degrada y se convierte
en biogás. Ese gas sale por unos tubos hacia la
quesería.
Los desechos que no se convierten en gas caen en un estanque donde
luego con una máquina, llamada estiercolera, se los
recoge y se los esparce en el campo como
fertilizante natural.
"Lo bueno de esta técnica es que es fácil de ser replicada", dijo
Sena, del PPD.
De hecho, explicaron los involucrados, el mismo
proceso de generación de biogás puede realizarse en
criaderos de conejos, de cerdos, y hasta en chacras
agrícolas, utilizando las sobras de las frutas y
hortalizas.
Tomado de
BBC
8 de diciembre de 2008
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