Cada 3 de diciembre, día en que se conmemora la muerte en
Bhopal, India, de miles de personas como consecuencia de un
“escape” masivo de agrotóxicos, es habitual que en cada país
se realicen campañas de denuncia y de prevención sobre las
consecuencias del empleo de plaguicidas.
El actual sistema mundial de alimentación es insostenible y
socialmente injusto, ya que cada día deja hambrientos a más
de 840 millones de personas, violando el derecho de todos a
una adecuada nutrición. Entre los que sufren hambre, cientos
de millones son trabajadores agrícolas, cuyo trabajo –vaya
paradoja– es explotado para la producción de alimentos. Se
trata de un sistema que genera 545 mil millones de dólares
anuales en exportaciones del sector agropecuario, en tanto
que 8 millones de personas mueren cada año de hambre y de
enfermedades relacionadas con el hambre.
Este sistema promueve métodos de producción que envenenan
anualmente, con agrotóxicos, entre 3 y 4 millones de
trabajadores rurales y mata un promedio de 3.300
trabajadores rurales todos los meses. Además, impacta
negativamente en otros aspectos sociales, además de los
económicos y ambientales.
Este 3 de diciembre se cumple un nuevo aniversario (el
vigésimo) de la muerte en Bophal de 8.000 personas,
envenenadas tras el escape de más de 40 toneladas de
isocianato de metilo, cianuro de hidrógeno y otros gases que
se filtraron de la fábrica
Union Carbide Corporation.
La cifra de seres humanos afectados por este accidente ha
ido en ascenso a lo largo de estos años, llegando a 16.000
el número de fallecidos a causa de enfermedades relacionadas
con aquella exposición. Cada 3 de diciembre no sólo se
recuerda aquel hecho sino que en todo el mundo los grupos
sociales suelen subrayar las graves consecuencias sobre la
salud humana del uso de plaguicidas y promocionar prácticas
agrícolas alternativas.
La situación en Uruguay
Uruguay no está libre de este modelo. En zonas productivas
del país el uso de agrotóxicos es indiscriminado, con las
consecuencias previsibles sobre personas y ambiente. En este
país hay unos 95 mil trabajadores rurales asalariados. De
ellos, quienes están más expuestos a los agrotóxicos son los
que laboran en la horticultura protegida (invernaderos), la
citricultura y la fruticultura.
Recientemente, el decano de la Facultad de Agronomía, Gonzalo
Pereira, señaló que en los últimos siete años la importación
de herbicidas se había incrementado en 417 por ciento y la
de insecticidas en 52, mientras se habían acumulado cada año
400 toneladas de envases plásticos de agroquímicos en el
campo.
Los efectos negativos de los agrotóxicos comenzaron a ser
denunciados en Uruguay desde 1992, año en que se detectó por
primera vez en el país la presencia de agrotóxicos clorados
en bebes recién nacidos y en leche materna de mujeres que no
trabajaban en la agricultura, suponiéndose que se habían
contaminado por los alimentos ingeridos.
(1)
En 2000, un estudio indicaba que en Uruguay se
comercializaban 43 plaguicidas prohibidos, retirados,
severamente restringidos o no aprobados por diferentes
gobiernos. Entre ellos se encontraban:
Aldicarb, Bromuro de
metilo,
Carbofuran,
Metamidofos
y Paraquat, entre otros.
(2)
En las zonas del planeta donde se emplean altas dosis de
agrotóxicos se han detectado malformaciones en recién
nacidos. En Uruguay ese es el caso de las áreas arroceras.
(3)
La principal causa de muerte de personas intoxicadas, según
el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT)
de la Facultad de Medicina, es precisamente la contaminación
por agrotóxicos, que a su vez ocupa el segundo lugar en la
estadística general de intoxicaciones.
(4)
Los trabajadores citrícolas uruguayos vienen denunciando
desde 1998 las fumigaciones aéreas sistemáticas de los
cultivos, fundamentalmente con malation, en el mismo momento
en que ellos realizan actividades en los montes.
La mayor parte de la red fluvial del Uruguay presenta altos
niveles de contaminación por agrotóxicos. Los casos más
graves se dan en los departamentos de Montevideo y
Canelones, donde se concentra el grueso de la industria y de
la población del país. En el Río de la Plata se han
detectado residuos de insecticidas clorados (Aldrin,
Dieldrin
y DDT), los cuales seguramente provienen de tierras agrícolas que,
a través del agua de lluvia, son depositados en ríos y
arroyos.
(5)
Este año, la localidad de Quebracho, departamento de
Paysandú, fue escenario de un desastre ambiental. Según
denunció el diario "El Telégrafo" de Paysandú, “a partir del
domingo 7 de marzo 2004 –e incluso antes– vecinos de la zona
vieron bagres, bogas, dorados y todo tipo de mojarras
muertos en el arroyo Guaviyú”. La Intendencia Municipal
reconoció que "el desastre fue consecuencia del lavado en el
arroyo de maquinaria y/o recipientes utilizados en
aplicaciones de agrotóxicos por parte de algún productor
rural aguas arriba", y precisó que "en la zona se planta
soja y luego de la lluvia los productores realizan
aplicaciones con agrotóxicos".
(6)
El análisis de las muestras de agua y de peces muertos
tomados en el arroyo arrojó la presencia de los insecticidas
cipermetrina y endosulfan en concentraciones hasta diez
veces superiores a las autorizadas.
En Bella Unión y Cainsa, centros poblados del nórdico
departamento de Artigas, fronterizo con Brasil, sus
habitantes son regularmente fumigados con agrotóxicos por
aviones que realizan aplicaciones indiscriminadas de esos
productos. Esta situación se repite año a año, y puede tener
consecuencias terribles sobre la salud de las personas,
fundamentalmente de los niños, así como perjudicar
severamente a otras actividades productivas que se
desarrollan en la zona, como el cultivo del tomate, el
durazno, el maíz dulce, el melón, los viñedos, las huertas
familiares, la horticultura a campo, la apicultura, entre
otras.
Organizaciones sociales de esas zonas han reclamado que:
-
se alerte
a los trabajadores y a la población local acerca de los
riesgos que genera la aplicación de agrotóxicos;
-
se
difunda, a través de los medios de comunicación (radios,
periódicos y televisión) los momentos y lugares de las
fumigaciones;
-
se evite
el pasaje de los aviones fumigadores por sobre los centros
poblados;
-
se opte
por tratamientos con menores dosis o alternativos.
Por otra parte han convocado a los organismos estatales
competentes a tomar cartas en el asunto y pronunciarse
públicamente, a fin de proteger la salud pública y el
ambiente.
Como consecuencia de estos reclamos, en mayo último el
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca prohibió “las
aplicaciones aéreas de productos fitosanitarios en todo tipo
de cultivo a una distancia inferior a 500 metros de
cualquier zona urbana o suburbana y centro poblado."
Sin embargo, la situación permanece incambiada. Y se ha
agravado desde que en Bella Unión, en el barrio Las Láminas,
en el Pueblo Cuareim y en la localidad de Cainsa para esta
zafra se ha sembrado arroz a pocos metros de esos centros
poblados.
Reflexiones y propuestas
Aunque es posible que los empleadores, la industria
comercializadora de agrotóxicos y los asesores –inclusive
los del gobierno– afirmen lo contrario, en la práctica
siempre existe un efecto negativo relacionado con el uso o
la exposición a los agrotóxicos, tanto para la salud de los
ciudadanos como para el ambiente en general. En Uruguay se
inicia un período nuevo, marcado por la llegada por primera
vez de la izquierda al gobierno, en marzo, en el cual se
deben incorporar estos temas a la agenda del sistema
político para impulsar, junto a éste y a las organizaciones
de la sociedad civil que han venido denunciando estas
situaciones, políticas agrarias alternativas.
Uruguay se comprometió en estos años –a partir de normativas
nacionales y de la ratificación de convenios y protocolos
internacionales– a dejar de utilizar algunos de los
plaguicidas más cuestionados a nivel mundial y que aquí aún
se siguen empleando. Entre los acuerdos internacionales
ratificados por el país figuran el Protocolo de Montreal,
para eliminar el uso del
bromuro de metilo,
el Convenio de Estocolmo, para eliminar el uso del
mirex
y el DDT, y el Convenio 184 de OIT sobre Salud y Seguridad en la
Agricultura.
Estas leyes y normativas deben ser ahora instrumentadas, con
participación de los sindicatos de trabajadores rurales, las
gremiales de productores, la Universidad de la República y
los organismos gubernamentales competentes.
Ya casi nadie pone en duda los valores de calidad, tanto
nutritiva como ambiental, de una agricultura basada en
criterios ecológicos. Es muy probable que hoy ningún
agricultor se sienta orgulloso de una agricultura
convencional basada en el uso indiscriminado de agrotóxicos
y el despilfarro de energía, teniendo en cuenta los riesgos
que este tipo de producción agraria presentan para la salud
humana y el medio ambiente y su dependencia de insumos
externos innecesarios, que dejan en los sistemas productivos
poco margen económico para los agricultores.
El desarrollo de las pequeñas producciones agrícolas apunta a
la preservación de la soberanía alimentaria, un concepto que
se ha mostrado clave en momentos de crisis y que permite
descubrir los valores de multifuncionalidad de la
agricultura, especialmente por su papel en la conservación
del ambiente y la salud de los ciudadanos.
La trasnacionalización del sector agropecuario uruguayo ha
generado una creciente concentración de los recursos y del
capital y una continua pérdida de autonomía de los
productores familiares, así como favorecido la emigración
rural, afectando negativamente la equidad social en el
campo. Por lo tanto, es legítimo dudar de la sustentabilidad
del crecimiento del agro uruguayo.
Las principales demandas de los pequeños productores
familiares y los trabajadores –responsables de la mayor
parte de la producción de alimentos– pasan por la
implementación de políticas agrarias que vayan más allá de
lo productivo y se adecuen a sus necesidades y a las del
resto de la ciudadanía.
Leonardo de León
© Rel-UITA
3 de
diciembre de 2004
Notas:
(1)
Pedro de.Salterain, Agricultura, Plaguicidas y Contaminación
Ambiental. Montevideo. Item, Redes. 1992. 115 pp.
(2)
Elola S, Agrotóxicos "remedios peligrosos". Análisis de la
situación de los plaguicidas más tóxicos en Uruguay. Ed.:
RAP-AL y CEUTA, 1994.
(3)
M Chiappe y D. Piñeiro. “La agricultura uruguaya en el marco
de la Integración Regional y su impacto sobre la
sustentabilidad”. Ponencia presentada al V Congreso
Latinoamericano de Sociología Rural-Alasru. Universidad
Autónoma de Chapingo, México, 13 al 18 de octubre de 1998.
(4)
L Banchero y S. Kausas. Consecuencias en la salud del uso de
agrotóxicos en el área de influencia de la Soc. De Fom.
Rural de Sta. Rosa, Facultad de Agronomía, Montevideo. 1989.
(5)
M Chiappe y D. Piñeiro, “La agricultura uruguaya en el marco
de la Integración Regional y su impacto sobre la
sustentabilidad”, ponencia presentada al V Congreso
Latinoamericano de Sociología Rural-Alasru. Universidad
Autónoma de Chapingo. México, 13 al 18 de octubre de 1998.
(6)
Diario "El Telégrafo", 13 de marzo de 2004.
www.eltelegrafo.com