El
gobierno uruguayo lanzó el pasado 12 de mayo
el
"Plan Estratégico 2005-2010"
del
Programa Nacional de Control del Cáncer.
El objetivo
general del programa es desarrollar, coordinar y promover la
atención oncológica integral para disminuir la incidencia y
mortalidad de cáncer en el país. El programa busca combatir
la enfermedad como una enfermedad crónica no transmisible,
reduciendo su incidencia y mortalidad, a la vez que
prolongar el tiempo y la calidad de sobrevida de los
enfermos.
En Uruguay el cáncer es la
segunda causa de muerte, siendo responsable de casi el 25%
del total de defunciones.
Según el informe presentado por las autoridades, nuestro
país presenta altas tasas de incidencia y mortalidad por
cáncer, ubicadas en los primeros lugares en las
comparaciones internacionales.
Dentro de
los factores de riesgo para el desarrollo de cáncer,
reconocidos internacionalmente y más habitualmente
mencionados, se encuentran el tabaquismo y la obesidad.
Estos son los factores de riesgo sobre los cuales
habitualmente se emprenden políticas de prevención y
promoción de salud. Sin desmerecer la importancia que sin
duda éstos tienen, existen otros factores de riesgo
comprobados sobre los cuales creemos que en general no se
insiste lo suficiente y que no son motivo de políticas
específicas de parte de las autoridades sanitarias
nacionales.
Un claro ejemplo en este
sentido es el de la exposición a agrotóxicos como factor de
riesgo para el desarrollo de cáncer.
En nuestro país
está habilitado el uso de cerca de 300 agrotóxicos.
Muchos
de estos agrotóxicos son sustancias que han sido comprobadas
como cancerígenas. Dado su amplio uso y la facilidad con que
la población en general está expuesta a los mismos, se
convierten en una verdadera amenaza para la salud pública,
al poner a la población en su conjunto bajo el riesgo de
contraer distintos tipos de cáncer.
Solo para
poner algunos ejemplos, ya que la lista es larga, en
Uruguay está permitido el uso de los herbicidas Glifosato y
Atrazina, y de los funguicidas Mancozeb, Kreosoxim y
Epoxiconazol. Todos estos agrotóxicos son comprobadamente
cancerígenos.
El glifosato es el herbicida
más utilizado en nuestro país, del cual fueron importadas
5.000 toneladas de principio activo el año pasado. La
atrazina ocupa el segundo lugar en importaciones de
herbicidas, con un ingreso de 615 toneladas durante 2008.
Los tres funguicidas
mencionados (Mancozeb, Kreosoxim y Epoxiconazol) son también
productos ampliamente utilizados y durante 2008 ingresaron
al país 255 toneladas de estos tres principios activos.
Tenemos entonces que el año pasado ingresaron y fueron
aplicados a lo largo y ancho del país casi 6000 toneladas de
agrotóxicos cancerígenos.
Además de
los agrotóxicos comprobados como cancerígenos, de los cuales
se han dado solo algunos ejemplos también se encuentran a la
venta en Uruguay otros agrotóxicos que se clasifican
como “posibles cancerígenos”. Esto significa que si bien aún
no se ha comprobado fehacientemente que producen cáncer,
existen suficientes pruebas como para asumir que es muy
probable que lo hagan.
Ese es el
caso de los funguicidas
Tebuconazol (casi 43
toneladas) y Carbendazim (casi 51 toneladas), el herbicida
2,4 D (140 toneladas) y el insecticida Cipermetrina (14
toneladas) todos ellos ingresados y utilizados durante 2008.
Otra vez, solo se dan algunos ejemplos de una lista más
larga.
Los
agrotóxicos puestos como ejemplo son utilizados en cultivos
de soja, maíz, sorgo, caña de azúcar, y girasol, así como en
verduras y hortalizas como tomate, cebolla, remolacha,
acelga, poroto, lechuga, apio, pimiento, papa y frutales
como la vid, manzano, peral, duraznos, frutilla y citrus.
Dado que
estas sustancias son aplicadas sobre cultivos y alimentos
que son diariamente ingeridos por gran parte de la
población, y que en la actualidad no se hacen análisis de
rutina que permitan asegurar que esos alimentos están libres
de residuos de agrotóxicos, cabe preguntarse si ésta no
podría ser otra de las causas de que Uruguay tenga un
porcentaje tan alto de incidencia en cáncer.
A lo
anterior se agrega otro problema. Antes de ser aprobados
para la venta, los agrotóxicos son analizados en forma
individual con respecto a su posible impacto sobre la salud
humana, pero no son analizados en conjunto con otros
agrotóxicos. Sin embargo, muchas veces estos son utilizados
e incluso ya vendidos mezclados entre si. Un ejemplo de esto
es el funguicida de nombre comercial Swing 250 que contiene
los principios activos Epoxiconazol y Carbendazim. En este
ejemplo tenemos una sustancia comprobada como cancerígena (Epoxiconazol)
y otra como posible cancerígena (Carbendazim). Sería
importante analizar cuales son los efectos de la exposición
conjunta a estos dos agrotóxicos, ya que es dable pensar que
sus efectos negativos se podrían potenciarse.
En vista de
lo anterior y en el marco del "Plan Estratégico 2005-2010"
del Programa Nacional de Control del Cáncer, RAPAL Uruguay,
institución que trabaja por la eliminación del uso de estas
sustancias, quisiera proponer al Ministerio de Salud Pública
que, con el objetivo de prevenir el aumento de la incidencia
de cáncer en nuestro país, realice un estudio oficial que dé
cuenta del impacto en la salud de la población de la
exposición ambiental a estas sustancias. Dado que ya se
cuenta con estudios internacionales que muestran que las
sustancias mencionadas anteriormente son cancerígenas o
posibles cancerígenas,
RAPAL Uruguay quisiera
proponer al MSP que desarrolle políticas que promuevan la
eliminación del uso de estas sustancias.
Para que la
lucha contra el cáncer pueda ser exitosa, se requiere
identificar claramente todas las posibles causas que lo
provocan y los agrotóxicos son sin duda una de ellas.
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