Francia reconoce el Mal de Parkinson como enfermedad profesional provocada por
los agrotóxicos.
Hoy la lucha de clases es algo más
complejo que la lucha entre ganancias y salarios y atender los varios frentes en
los que se desarrolla es quizá el mayor desafío que debe enfrentar el movimiento
sindical. Sin ir más lejos, tiene la obligación de ocuparse de las causas y
consecuencias del calentamiento global, que entre otras cosas es responsable del
aumento en la intensidad y frecuencia de los huracanes y tormentas y cuando
estos fenómenos ocurren, son las familias proletarias y las clases sociales más
bajas de la población las que resultan más afectadas.
Otro frente importante es la
defensa de la salud y la vida de los trabajadores y trabajadoras de la
agricultura, abierto para enfrentar las consecuencias de la llamada revolución
verde, especialmente aquellas causadas por los agrotóxicos. En este frente que
se acaba de obtener un significativo avance que nos interesa divulgar1.
El pasado febrero, la victoria de
Paul François, un productor de granos que había iniciado un proceso
contra Monsanto, abrió un precedente en Francia. La empresa fue
encontrada responsable de la intoxicación del productor, el que inhaló restos
del herbicida Lasso cuando estaba limpiando su pulverizador2.
El 30 de abril el Estado fue condenado a indemnizar a otro productor de granos
que sufre el síndrome mieloproliferativa3.
Inicialmente reconocida como enfermedad profesional, la patología es ahora
asociada al uso de productos que contienen benceno.
Finalmente el 7 de mayo entró en
vigor un decreto que reconoce al Mal de Parkinson como enfermedad
profesional y establece explícitamente un nexo de causalidad entre la dolencia
-segunda mayor enfermedad neurodegenerativa en Francia después del
Alzheimer- y la utilización de agrotóxicos.
La inclusión del Mal de
Parkinson en la lista de enfermedades ocupacionales
genera el derecho a una
indemnización para los enfermos, pero el principal progreso reside en el vínculo
legal entre el uso de los agrotóxicos y esta enfermedad, algo que nunca había
sido reconocido.
Es bueno recordar que el
mencionado decreto fue aprobado en los últimos días del gobierno de Nicolas
Sarkozy, algo que deberían tener en cuenta los autoproclamados gobiernos
progresistas de nuestro continente.
Por otra parte, para Yves
Cosset, médico del trabajo y asistente nacional de salud de la Mutual de
Salud de los Agricultores (MSA), las listas de enfermedades profesionales
en la agricultura “están evolucionando con el conocimiento de la ciencia. No
obstante, la mayoría de las enfermedades relacionadas a los agrotóxicos van a
ocurrir en intervalos diferentes, diez, veinte y hasta treinta años después del
inicio de su utilización. En la medicina del trabajo se comenzó a hablar del
amianto en la década de 1960 y este producto solo fue mencionado en estas listas
en 1998 para los cánceres. En consecuencia, no debe excluirse que otras
enfermedades puedan surgir y ser reconocidas en el futuro”.
Lo cual
significa que pese al pequeño avance que comentamos, la lucha debe continuar.
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