¿Medida pensada en la
población o en el avance sojero?
En el mes
de abril la Intendencia de Canelones* prohibió las
fumigaciones aéreas en todo el departamento y las mismas
solo serán autorizadas para casos excepcionales. Hasta ahora
no se ha determinado la sanción para los infractores.
Esta medida
estuvo impulsada por varias denuncias y movilizaciones de
distintos actores de la comunidad de Santa Rosa,
departamento de Canelones a partir de una fumigación aérea
llevada a cabo en marzo del 2008, que "sobrevoló" una
escuela rural y un área densamente poblada aplicando
agrotóxicos sobre un cultivo de soja transgénica.
A raíz de
este hecho se formó una comisión en la Intendencia de
Canelones, integrada por los departamentos de Desarrollo
Productivo, Gestión Ambiental y Planificación y Urbanismo y
por ediles de los diferentes partidos. Después de varios
meses de análisis, la comisión solicitó la prohibición de
las fumigaciones aéreas, siendo ésta aprobada en el mes de
abril.
Reconocimiento de la
peligrosidad
En
declaraciones realizadas en el diario El País en el mes de
marzo (2010), el director de Desarrollo Productivo de la
Intendencia Municipal de Canelones Luis Aldabe, decía que
"Dado que hay una población diversa y dispersa, es
conveniente restringir ese tipo de prácticas" y aclaraba que
no hubo intoxicaciones pero, dijo, que "no se puede
asegurar" que no haya llegado pesticida a las viviendas de
pobladores de la zona.
La
prohibición de las fumigaciones aéreas agrícolas en todo
Canelones se ha realizado bajo el nuevo marco regulatorio de
la descentralización en materia municipal y departamental
(Ley 18.567), sumado a la normativa vigente sobre
Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (Ley
18.308) que promueve el involucramiento de todos los
actores, públicos y privados.
Es de
destacar que Canelones es por ahora el primer y único
departamento del país que prohíbe las fumigaciones áreas, y
que dicho logro es el resultado del trabajo en conjunto de
varios actores de la sociedad.
Las dos caras de la moneda
La medida
adoptada pareciera indicar un avance en Canelones en materia
ambiental. Sin embargo es importante recordar las
regulaciones decretadas por el Ministerio de Ganadería,
Agricultura y Pesca (MGAP) vigentes para todo el país
y en ese marco realizar la evaluación de lo decretado para
Canelones.
De acuerdo
con el MGAP, está prohibido realizar aplicaciones
aéreas de agrotóxicos a una distancia inferior de 500 metros
de cualquier zona urbana o suburbana y centro poblado y para
las fumigaciones terrestres la distancia se reduce a 300
metros. En relación a las escuelas rurales, las fumigaciones
aéreas están prohibidas a una distancia inferior a 50 metros
y las terrestres a 30 metros.
Por ser
éste un departamento densamente poblado, el resultado de esa
normativa es que se restringen enormemente las tierras de
cultivos sobre las que se pueden realizar fumigaciones
aéreas, ya que muchas se encontrarán en el entorno de 500
metros de algún centro poblado. Sin embargo, no ocurre lo
mismo con las fumigaciones terrestres, que se pueden
aproximar más a los centros poblados, por lo que en realidad
la medida permite incrementar el área destinada a estos
cultivos.
Es
importante señalar que las fumigaciones terrestres son
realizadas con grandes maquinarias llamadas “mosquitos”, y
que los agrotóxicos utilizados con estas máquinas son los
mismos que se usan en las fumigaciones aéreas, por lo que la
contaminación resultante es prácticamente la misma.
En relación
a las fumigaciones realizadas en las cercanías de las
escuelas rurales, en vez de tener la contaminación a 50
metros (fumigaciones aéreas) la tendrán a 30 metros
(fumigaciones terrestres). Con esta medida ahora los niños y
niñas podrán sentir que están protegidos desde el cielo,
pero no desde el aire, ya que la fumigación de los mosquitos
se realiza desde varios metros de altura y los días de
viento igualmente contaminan los patios de las escuelas
donde los niños juegan a la hora del recreo. Vale recordar
que la prohibición de las fumigaciones áreas fue impulsada a
partir de fumigaciones realizadas sobre una escuela en
particular.
La medida
adoptada admite entonces dos lecturas. Por un lado, el
aspecto positivo de la prohibición de las fumigaciones
aéreas en todo el departamento, pero por otro lado, el
aspecto negativo de permitir que se sigan esparciendo
enormes cantidades de agrotóxicos que afectan en primer
lugar a las escuelas rurales y población rural dispersa,
pero que terminan afectando al departamento en su conjunto.
Las
fumigaciones con agrotóxicos sin duda sirven para que los
cultivos de soja transgénica u otros cultivos puedan crecer
sanos y fuertes, pero ocurre exactamente lo opuesto con los
niños que asisten a las escuelas rurales, cuya salud debería
ser más importante que el agronegocio.
Cabe
entonces decir que Canelones prohíbe la fumigaciones aéreas
sin pensar seriamente en su población o en el medio
ambiente, ya que si fuese así, también prohibiría las
fumigaciones terrestres con mosquitos, que afectan a un
número aún mayor de personas. Más allá de las buenas
intenciones de quienes promovieron la prohibición de las
fumigaciones aéreas, la medida decretada permite de hecho la
ampliación del área sembrada con soja transgénica, lo que
resultará en graves impactos sobre la salud de la gente y la
calidad ambiental.
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