Con Giorgio Trucchi

«Quiero que la gente vea los

efectos de un crimen»

 

Es italiano y periodista. Apoya a víctimas del pesticida Nemagón, que afecta a trabajadores bananeros de Nicaragua

 

-¿Cómo se vinculó a la causa de los trabajadores bananeros?

-Es similar a lo que sucedió con los transgénicos. El problema es el de los efectos del nemagón, que llegan después de 20 años. El miedo es que se comience a denunciar el crimen cuando se hayan muerto las víctimas que están sufriendo ahora. Además de la esterilidad, se atrofian los testículos y los riñones de los trabajadores de las bananeras. Las mujeres enferman de cáncer de mama y útero, y el agua contaminada por el químico se traduce en abortos y nacimientos de niños con malformaciones. Se les cae el pelo, las uñas y la piel, como si fueran lagartijas.

 

-¿Cómo se usó el pesticida para que su efecto fuese tan devastador?

-Al principio se lo inyectaba en las raíces. Después empezaron con la bomba de riego, porque al calor del día no servía para nada. Cuando empezaron con la avioneta fue peor todavía, porque muchísimas familias vivían dentro de la bananera. La gente lo sufría independientemente de la hora del día que lo aplicaran. Notaron algo raro cuando tuvieron que empezar a tirar agua después del nemagón. El químico era tan fuerte que secaba hasta los gatos.

 

 

OFF THE RECORD

No más químicos

 

 

Trucchi nació en Milán y estudió Ciencias de la Educación. En 1987 participó por primera vez de una brigada de trabajo en Nicaragua, a través de la Asociación Italia / Nicaragua de la que participa. En el año 2000 fue nombrado responsable de la campaña No more chemicals (No más químicos). A partir de ese momento apoya a los trabajadores de las bananeras. Su lucha se desarrolló en dos ámbitos: como periodista, al informar al mundo los efectos del pesticida rociado durante los años 1960, 1970 y 1980, y como militante, generando fondos para hacer frente a los gastos médicos urgentes. 

 

-Con tantas imágenes terribles a disposición, ¿cuál fue su opción a la hora de informar?

-No me interesa el periodismo que se nutre del escándalo. No quiero presentar los cuerpos enfermos; me interesa que la gente vea los efectos de una actitud criminal.

 

-¿La militancia constante no le hizo perder objetividad como periodista?

-Varias veces tuve ese problema. Aunque escribí lo que escuché directamente de la gente, yo no iba a las marchas a gritar “pueblo bananero”. Aquí sólo habla la gente: los enfermos que se están muriendo, los que tienen los pies retorcidos, los que perdieron su familia. Eso da mucho más la imagen. El dirigente hace casi un mitin cuando habla.

 

-¿Está satisfecho con lo que ha hecho como periodista en Nicaragua?

-Como periodista sí. Europa no presta nada de atención a esto. Dimos a conocer esta movilización típica de Nicaragua a los consumidores europeos. Nadie garantiza que un banano no contenga el químico.

 

-¿Cómo sintió la pulsión de informar?

-Es un drama que no toca sólo a Nicaragua. Se sigue viviendo en Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Ecuador, en la plantación de tabaco de Brasil. Aún se vive en África. Es mundial. La diferencia es que en Nicaragua lograron organizarse y obligar al Parlamento a sacar una ley, que es la única ley especial que puede defender los derechos de las personas que fueron afectados por el nemagón. Además del drama humano de toda esta gente -casi mil personas muertas, 18 mil afectados y sin datos de quiénes fueron afectados por la contaminación del agua-, hay detrás un tipo de modelo económico implementado por las multinacionales que produjeron y que aplicaron el nemagón, a pesar de que en EEUU fue prohibido en 1977. Cuando lo empezaron a vender en Centroamérica ya sabían que envenenaba a la gente.

 

 

Pedro Dutour

 El Observador

3 de enero de 2006

 Foto: M. CASACUBERTA

 

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