Fuera de las corporaciones que comercializan los alimentos,
como Cargill que se dedica a los granos, y los especuladores
que operan en la Bolsa de Valores, el control de los
alimentos está realmente en manos de cuatro corporaciones.
F. William Engdahl las llama “los cuatro jinetes del
apocalipsis de los transgénicos” y son las siguientes:
Monsanto Corporation, Du Pont Corporation y su Pioner Hi-Brend
International, y Daw Agro Sciences -todas americanas-, y
Syngenta, que es suiza. Estas corporaciones utilizan como su
mayor arma los transgénicos, o semillas genéticamente
modificadas.
Con la
excusa de contribuir al desarrollo del planeta, un pequeño
grupo de empresas controlan a nivel mundial las semillas
necesarias para la siembra. Con los transgénicos y sus
patentes, tienen la llave de la cadena alimentaria. Mario
R. Fernández de Alternativa Latinoamericana, ha
investigado el tema.
-¿En qué
consiste la industria de los agronegocios y qué se esconde
tras esa supuesta labor de “contribuir al desarrollo en el
mundo”?
-En primer
lugar, la industria de los agronegocios es una
infraestructura productiva mundial de alimentos, controlada
por unas pocas corporaciones privadas. Se basa en algo tan
antiguo como la agricultura y la producción de alimentos,
algo que forma parte del proceso de desarrollo de la
humanidad que pasa de recolectora a domesticadora y
productora de alimentos básicos para todos. Por eso se habla
de la “privatización” de un bien que es común -“common”, en
inglés-; una manera de apropiarse unos pocos, de algo que
nos pertenece históricamente a toda la humanidad. Es
transformar a la agricultura en “industria”.
"La Revolución
Verde ha sido una revolución química llevada
adelante por corporaciones petroquímicas que han
impuesto el uso de herbicidas y pesticidas a
muchos de los países pobres que no tenían
posibilidad de comprarlo sin los créditos
facilitados por del Banco Mundial". |
Este gran
negocio comienza en Estados Unidos con los Hermanos
Rockefeller y su idea de poner en marcha un proyecto de
expansión mundial, de diversificación de sus negocios, de
dominio, de poder y por supuesto de dinero. Son ellos los
que ponen en marcha la denominada “Revolución Verde,” que
comienza en los años 50 en México y que luego se
completa con su otro proyecto, la llamada “Revolución
Genética”.
Para ayudar
a toda esta expansión, se ponen en marcha dos argumentos que
poco a poco van tomando fuerza. Uno, problematizar el
crecimiento de la población del mundo -una perspectiva que
ya había empezado con Malthus-. Y por otro, la idea
de que sólo un sistema de “libre mercado” podría asegurar el
alimento a esa creciente población. Otras alternativas, como
por ejemplo el comunismo, fueron directamente rechazadas por
el mismo Rockefeller, por su ineficacia para
conseguir “alimentar al mundo.” El argumento ideológico
final era llegar a establecer una conexión entre los
Rockefeller y el “desarrollo del mundo”.
-¿Quién
controla hoy los alimentos y cómo?
-Fuera de
las corporaciones que comercializan los alimentos, como
Cargill que se dedica a los granos, y los especuladores
que operan en la Bolsa de Valores, el control de los
alimentos está realmente en manos de cuatro corporaciones.
F. William Engdahl las llama “los cuatro jinetes del
Apocalipsis de los transgénicos” y son las siguientes:
Monsanto Corporation, Du Pont Corporation
y su Pioner Hi-Brend International, y Daw Agro
Sciences -todas americanas-, y
Syngenta, que es suiza. Estas corporaciones utilizan
como su mayor arma los transgénicos, o semillas
genéticamente modificadas.
El Congreso de los Estados Unidos concedió a estas corporaciones un
derecho exclusivo de patente sobre estas semillas, y lo hizo
supuestamente para proteger a estas semillas y evitar que
fueran contaminadas con DNA (material genético) ajeno al del
genoma de la planta -evitando que fueran transformadas o
substancialmente alteradas.
"Durante un
tiempo la Unión Europea no permitió transgénicos
por cuestiones científicas y de salud, pero en
2006 cambia de opinión". |
-¿Qué
papel juega en todo esto el “boom” de las semillas
modificadas genéticamente?
- Estas
“semillas modificadas,” ahora patentadas, son un producto
que va al mercado. Las corporaciones dueñas de estas
patentes usan estrategias para colocar su producto en el
mercado mundial. Engdahl, en su libro “Semillas de
destrucción”, explica tres fases estratégicas en la
colocación de semillas modificadas genéticamente por parte
de las grandes corporaciones. La primera es unirse a..., o
comprar compañías locales de cierta importancia. La segunda
es asegurarse de obtener patentes locales de técnicas de
ingeniería genética sobre variedades, o bancos de semillas
relevantes. Finalmente, tienen que vender sus semillas a los
agricultores o campesinos, y al hacerlo les hacen firmar un
compromiso por el cual no pueden quedarse con semillas de
segunda generación sino que comprarán sus semillas para la
próxima siembra a la corporación -algo que tendrán que hacer
cada año a un elevado coste-. Estas estrategias son las
legales, pero también utilizan tácticas ilegales para
imponer las semillas genéticamente modificadas a los
agricultores, campesinos o países. La coacción directa e
indirecta para forzar la compra, o el contrabando, son
algunas de ellas.
-¿Existen países que no hayan sucumbido a la “invasión” de
los transgénicos?
-Probablemente sí, porque el mecanismo que estas
corporaciones usan para introducir sus semillas transgénicas
de alguna forma depende de la Organización Mundial de
Comercio (OMC). Por lo que, es posible que no todos hayan
sucumbido aún a los transgénicos. Pero es difícil saberlo a
ciencia cierta. Por ejemplo en 2004, el 56 por ciento del
poroto -brotes- de soja y el 28 por ciento de algodón en el
mundo, eran transgénicos. En el Tercer Mundo estas semillas
se impusieron fundamentalmente por el nivel de
vulnerabilidad que estos países tenían y por la complicidad
de sus gobiernos y élites -como fue el caso de Argentina-.
Pero en otros lugares se impusieron por la fuerza, como se
aplicó en Iraq después la invasión, como parte de la
terapia de shock económico.
"La industria de
los agronegocios es una infraestructura
productiva mundial de alimentos, controlada por
unas pocas corporaciones privadas" |
Durante un
tiempo la Unión Europea no permitió transgénicos por
cuestiones científicas y de salud -se cuestionaban los
efectos de estos alimentos sobre la población-; pero en 2006
cambia de opinión. No es fácil saber cuántos transgénicos
existen ni en qué países. Por el momento Estados Unidos,
Canadá y Argentina son los que tienen el mayor
índice de contaminación de granos genéticamente modificados.
-¿Qué
labor ha desempeñado y desempeña en todo esto la
Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial?
-La OMC
ayudó a imponer el marco legal en el que se patentan las
semillas transgénicas. El marco legal lo forman los
“Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el
Comercio” (Trade Related Intellectual Property Rights), unas
normas que todos los países miembros de la OMC debían
aprobar para proteger las patentes de las plantas. Es así
como las semillas se transformaron en productos con patente.
En el 2003, atendiendo a una demanda de Estados
Unidos, Canadá y Argentina (los países más
contaminados por los transgénicos), un panel presidido por
el juez suizo Christian Haberli falla en contra de la
Unión Europea por “no cumplir con sus obligaciones”
como miembro de la OMC -lo que podría suponer multas anuales
de cientos de millones de dólares-.
Por otro lado, el Banco Mundial desde su creación ha sido un
instrumento de dominación de occidente, principalmente de
Estados Unidos. Las conexiones de la élite
norteamericana con el Directorio del Banco Mundial han
ayudado a financiar proyectos para sistemas de riego,
presas, etc. elementos necesarios para la puesta en marcha
de la “Revolución Verde”. La Revolución Verde ha sido una
revolución química llevada adelante por corporaciones
petroquímicas que han impuesto el uso de herbicidas y
pesticidas a muchos de los países pobres (o en vías de
desarrollo, como se los llama), que no tenían posibilidad de
comprarlos sin los créditos facilitados por el Banco
Mundial.
Tomado de Ecoportal
5 de agosto de 2009
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