agrotóxicos |
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Filosofía y práctica de la sostenibilidad
Voceros del SUDORA accedieron a ser entrevistados por BRECHA con la
condición previa de que sólo dos de sus directivos, al igual que la
asesora del sindicato, Anahí Artigas -funcionaria del Ministerio de
Ganadería, Agricultura y Pesca (MGPA)-, fueran identificados.
Aceptadas las condiciones, cerca del mediodía diez trabajadores
recibieron a BRECHA detrás de una rústica mesa mientras sus
compañeros preparaban la tradicional comida de olla. Sin preámbulos,
un delegado del sindicato leyó un comunicado
-aparentemente recién elaborado y aún manuscrito- dirigido “al
pueblo uruguayo”. En él sostienen que los trabajadores por ellos
representados generan cuantiosas riquezas que fortalecen a las
empresas citrícolas salteñas, entre las que se destacan las
pertenecientes al grupo económico de la familia
Caputto.
“Cumplimos con la tarea para la que nos contratan, o sea, trabajar;
y, como lo demuestran informes de la última década del MGPA, en la
industria citrícola las exportaciones han crecido 326 por ciento”,
manifestaron.
Sin
embargo, denuncia SUDORA, las empresas citrícolas violan la
Constitución al no permitir a sus trabajadores sindicalizarse, para
lo cual “aplican el sistema de listas negras”. Debido a esa
represión, “hoy no podemos mostrar nuestros rostros pues mañana
tenemos que volver a trabajar y si nos ven nos echan”, afirmó el
vocero.
Los
gremialistas reclaman la solidaridad de la “clase trabajadora y la
sensibilización de los políticos” y destacan que la tercerización ha
sido el instrumento utilizado por las empresas para desmembrar al
SUDORA. No obstante, afirmaron que pacientemente han logrado
restablecer los vínculos con los trabajadores de las chacras. Los
trabajadores citrícolas se niegan a aceptar ser conducidos a las
chacras en “los camiones apilados entre cajones y escaleras”, así
como la “camisa naranjera” (prenda ajustada a la cintura con
capacidad para cargar hasta 70 quilos de fruta), y reivindicaron el
derecho a un salario digno con aumentos cuatrimestrales de acuerdo
al IPC y la firma de un convenio colectivo.
Un
cosechador de naranja de las chacras de la empresa Caputto relató a
BRECHA que actualmente los trabajadores salen de sus casas para
abordar el camión o el ómnibus que los recoge alrededor de las 10 de
la mañana. Llegan a las chacras cerca del mediodía, extendiéndose la
jornada laboral desde las 12 a las 18 horas. Suele suceder que
durante la misma mañana se les comunique que ese día no irán a
trabajar. “Muchas veces no podemos llevar comida por lo reducido de
nuestro sueldo: 104 pesos por día (menos los 15 pesos que se
descuentan por el transporte), promediando al mes unos 1.500 pesos
(1).
Se come un pan, si es que se tiene -un quilo cuesta 20 pesos-, y
naranjas que lavan el estómago. Recién se come al regreso a las
casas cercano a la hora 20. Antes se cocinaba en las chacras pero
ahora está prohibido.” El año pasado el gremio reclamó a la empresa
el pago de las horas extras. La dirección respondió con jornadas de
seis horas corridas para evitar la preparación colectiva de la
comida (ya que da lugar a reuniones y charlas). Caputto cuenta hoy
con 40 cuadrillas, que totalizan unos 2 mil trabajadores. Entre
cosecha y packing se llega a unos 5 mil operarios en todo Salto.
Contratistas
La
mayoría de las empresas tercerizadas trabajan con personal en negro
y hay contratistas que pagan entre 50 y 70 pesos por día. Si ocurre
algún accidente laboral “hay que joderse”, al igual que si se
contrae alguna enfermedad por más que ésta se deba a la labor.
Existen empresas de tercerización que colocan al trabajador en caja
sólo unos días y después le dan de baja en el Banco de Previsión
Social (BPS), o directamente adeudan los aportes correspondientes.
En general los contratistas son ex capataces a los cuales la firma
les pagó un incentivo para que formaran microempresas,
facilitándoles locomoción y herramientas que los contratistas
pagarán “como puedan” pero, eso sí, con la condición de que se
encarguen de toda la relación con el personal. La mayoría de estos
contratistas entraron a trabajar en la empresa como peones, tienen
una antigua relación con ésta y conocen el trabajo y a los
trabajadores “uno por uno”, ya que muchos de ellos viven en los
mismos barrios que los contratados, indicó uno de los voceros. “El
trato es que si te gusta bien, si no te vas.” Los trabajadores son
contratados con la expresa condición de que se abstengan de
cualquier tipo de actividad sindical, y al más mínimo contacto
“sospechoso” son despedidos.
Los
ex dirigentes sindicales o aquellos con “condiciones de líderes en
la cuadrilla o en el barrio” no son tenidos en cuenta por los
contratistas a la hora de seleccionar los trabajadores.
Por
otra parte, los sindicalistas manifestaron su confianza en la
actividad que en su favor pueda realizar el actual edil por el
Encuentro Progresista Felipe Carballo, ex presidente del SUDORA,
despedido de Caputto. “Antes de él no había nadie que nos defendiera
en la Junta”, dicen.
Con
la directiva presidida por Carballo, SUDORA logró conquistas como el
reajuste cuatrimestral con base del 100 por ciento del IPC. Pero
estos trabajadores diferencian el plano político del sindical y
dicen que SUDORA está compuesto por unos mil afiliados,
simpatizantes de todos los partidos políticos.
Según la abogada Anahí Artigas, los mandos medios de la empresa y de
los contratistas acosan y presionan a las trabajadoras del sector.
“Se selecciona y se mantiene a las mujeres según que éstas accedan o
no al acoso de los encargados y de acuerdo a su figura.” Una de las
entrevistadas por BRECHA denunció que las trabajadoras del sector
packing portan un número en la espalda que un encargado anota cada
vez que ellas solicitan ir al baño. Las mujeres, agrega Artigas, no
le sirven a la empresa porque “son caras”, y poco a poco las van
eliminando de las planillas de trabajo.
Ricardo Yaque integra la comisión provisoria que desde hace un año
funciona como directiva del SUDORA, cuyo secretario general es
Milton Núñez. Yaque, quien actualmente no trabaja en la industria
del citrus, comparte las denuncias y el criterio de sus compañeros
de no dar sus nombres, al tiempo que destacó el apoyo recibido por
parte de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación
(UITA), que imparte a los integrantes del SUDORA cursos de
capacitación gremial. Gracias a un convenio con UITA, SUDORA obtuvo
una chacra para producción ecológica como opción laboral. Esta
chacra, de la cual Yaque es el responsable, consta de seis hectáreas
y está ubicada a unos 4,5 quilómetros de la ciudad de Salto. Lo allí
producido se ha comenzado a vender en la feria. Núñez aprovechó para
denunciar nuevas fumigaciones con agrotóxicos mediante atomizadoras
tiradas por camiones.
Carlos Caillabet
Convenio
Semanario Brecha / Rel-UITA
10
de julio de 2003
1
Cincuenta y siete dólares.
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