Paraguay
Tras el
desastre ecológico de San Pedro
del Paraná, la opinión
pública forzó
a reacción del gobierno |
Las imágenes
periodísticas eran más que elocuentes. Mostraban con total
crudeza las terribles marcas en la piel de un niño campesino
de apenas 11 años, de nombre Antonio, que habrían sido
causadas por la constante exposición a los agrotóxicos
utilizados para fumigar los cultivos de soja en la compañía de
Santo Domingo, en el distrito de San Pedro del Paraná del
departamento de Itapúa.
Esas terribles imágenes causaron la indignación de toda la
opinión pública y pusieron al descubierto una vez más la
impunidad con que actúan ciertos productores de soja en
Paraguay.
Sin ningún tipo de miramientos y respeto a las leyes vigentes,
estos productores utilizan en forma indiscriminada y ante la
vista gorda de las instituciones estatales, potentes
herbicidas como el glifosato y el paraquat para la fumigación
de miles y miles de hectáreas de cultivo de soja convencional
y transgénica.
En un principio, las autoridades estatales trataron de aplacar
la polémica afirmando que el niño en realidad no sufrió los
efectos de la contaminación con herbicidas sino que padecería
de una enfermedad autoinmune de la piel conocida como “Pénsigo
folíaco o fuego salvaje”, muy grave y recurrente y cuya
manifestación resultó solo una coincidencia con el tema de los
tóxicos. Sin embargo, aunque el pequeño Antonio fue el más
afectado, no fue el único. Miembros de al menos 300 familias
campesinas, entre las que se encuentran la de Antonio, también
sufrieron en mayor o menor medida las consecuencias físicas de
la alta exposición a los insecticidas. Otros niños y adultos
fueron igualmente internados de urgencia por presentar
síntomas tales como escoriaciones en la piel, vómitos, mareos
y cefaleas agudas.
INMUNODEFICIENCIAS
Joel Filártiga, médico residente en la ciudad de Ybycuí,
condenó a los médicos que trataron a Antonio por mentir sobre
los efectos de los agrotóxicos. “La exposición por largo
tiempo a herbicidas produce inmunodeficiencia en el organismo,
por lo que estas personas tienen mayores posibilidades de
contraer cualquier tipo de enfermedad. Ellos (los médicos)
están mintiendo. Es una lástima que no tengan la fuerza ética
para contar la verdad”, señaló el galeno. Consignó además que
la utilización indiscriminada de estos agrotóxicos es producto
de la presión ejercida sobre el gobierno por grandes
multinacionales como Monsanto y Adventis. El uso de estos
agrotóxicos ha sido aprobado por el Tratado del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA).
Anthony Stanley, ex director del Instituto de Tecnología y
Normalización (INTN), tiró más leña al fuego al acusar
directamente de criminal al Estado paraguayo, por tratar de
ocultar una tragedia ambiental, y aseguró que los organismos
internacionales competentes deberían ser los encargados de
dilucidar tan grave problema ecológico.
FISCALES y JUECES CÓMPLICES
La contaminación de personas y del ambiente en general por
agrotóxicos es cada vez más frecuente en Paraguay, y demuestra
la desidia estatal por poner freno a los productores
inescrupulosos que utilizan ese arsenal para la fumigación de
las plantaciones de soja. Para tratar de limpiar su ya
deteriorada imagen ante la opinión pública, que desde un
principio condenó la catástrofe ecológica, el presidente
Nicanor Duarte Frutos señaló ante un gran grupo de campesinos
que será implacable con los jueces y fiscales cómplices con el
uso indiscriminado de agrotóxicos. “Los fiscales y jueces que
sean cómplices de los que están destruyendo el hábitat y la
salud de nuestro pueblo serán enjuiciados. Si llevamos a los
miembros de la Corte Suprema a juicio político bien podemos
destituir a los jueces y fiscales que no respondan a los altos
intereses de la República”, sentenció amenazante el primer
mandatario. Con estas manifestaciones quiso echar tierra sobre
el proceder de los funcionarios sanitarios de su gobierno,
quienes desde un principio trataron de minimizar los efectos
que sufrieron la cerca de 300 familias campesinas de San Pedro
del Paraná, y en especial lo sufrido por el niño Antonio.
Duarte insinuó que muchos de los productores sojeros, algunos
de ellos colonos brasileños que residen en el departamento de
Itapúa, ni siquiera estarían pagando impuestos por los
productos químicos que utilizan en sus cultivos pues los
introducirían al país de contrabando. El presidente ordenó una
investigación a gran escala sobre este hecho y envió a
técnicos a la zona para evaluar la situación. Aseguró también
que se indemnizará a los pequeños productores cuyos cultivos
para el sustento familiar hayan sido afectados por la
contaminación con los agentes tóxicos.
INVESTIGADORES ESPERAN DAR
CON CAUSANTES DE LA CONTAMINACIÓN
Las manifestaciones del presidente Duarte produjeron la
reacción inmediata de la Fiscalía General del Estado. El
fiscal del Crimen Adriano Ayala ordenó la apertura de una
causa penal para determinar las responsabilidades de la
intoxicación con agrotóxicos que afectó a siete compañías
rurales de los distritos de San Pedro del Paraná y General
Artigas. Ya se realizaron varios allanamientos de
establecimientos cuyos propietarios, señalados por los
pobladores, serían responsables de la contaminación. De
acuerdo a la denuncia formulada ante la Fiscalía por los
labriegos Alejandro Verdún y Sotelo Rodríguez Maidana, el
empleo de “matayuyos” por algunos productores sojeros que
tienen sus cultivos en los alrededores causó daños a las
plantaciones de poroto, arroz, sandía, tomate y otros
productos de manutención de los pobladores.
INDEMNIZACIONES
Como una de las primeras medidas para resarcir a las 300
familias afectadas, el ministro de Agricultura y Ganadería,
Antonio Ibáñez, anunció que el Estado entregará gratuitamente
semillas para la nueva siembra del 60 por ciento del cultivo
de algodón. El porcentaje fue calculado de manera aproximada,
porque aún no se conocen oficialmente la cantidad exacta de
hectáreas dañadas por los productores sojeros. “Queremos
evaluar la situación en el mismo lugar de los hechos. En
principio, estamos llevando semillas de diferentes tipos para
reemplazar los cultivos que se hayan perjudicado por la
excesiva utilización de los plaguicidas”.
Ibáñez indicó también que ya se iniciaron las investigaciones
pertinentes para dar con los culpables del uso irracional de
agrotóxicos y llevarlos ante los tribunales.
“CAMPAÑA DE DESPRESTIGIO”
La otra cara de la moneda muestra al presidente de la
Coordinadora Agrícola del Paraguay, Héctor Cristaldo,
manifestando su gran preocupación por lo que considera una
campaña de desprestigio contra la producción sojera y la
agricultura mecanizada. Cristaldo no supo, sin embargo,
precisar de dónde provenían tales intenciones de dañar al
sector de la producción e insistió con que los supuestos casos
de contaminación con pesticidas dados a conocer últimamente
por los medios de prensa no son representativos. “Estamos por
el uso correcto y racional de los agroquímicos. Quien los usa
de manera irracional debe ser sancionado”, alegó.
Ahora sólo resta esperar para comprobar si la intervención
estatal resulta efectiva para dar con los culpables de la
catástrofe ambiental.
Rosalía Ciciolli
© Rel-UITA
23 de diciembre de 2003
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