Paraguay

...Y la dignidad triunfó por sobre la soberbia

 

Con la condena de algunos de los responsables directos del mayor crimen ecológico de la historia de Paraguay, cometido en 1998, los habitantes de la zona de Rincon-í obtuvieron una resonante victoria. Pero falta otra: lograr la sanción al ex responsable local de la multinacional Delta&Pine, Eric Lorenz, que huyó del país.

  

Caminar por las humildes calles sin miedo, a plena luz del día, resultó una sensación de satisfacción para sus protagonistas por el deber cumplido. Una gran emoción embargaba a todos por igual. Todos estaban ahí, en esa soleada mañana, andando por sus calles de tierra colorada, sin temor alguno, sin el peso de las amenazas, con una alegría casi incontenible, saboreando por fin las mieles de una victoria judicial que había tardado seis años en llegar.

 

Pero ese gran día llegó y los sencillos habitantes de Rincon-í salieron a celebrar el triunfo, luego de años de una espera que parecía interminable. Aún así no podrán olvidar nunca que hace seis años fueron víctimas de la peor contaminación ambiental que haya sufrido Paraguay en su historia, cuando fueron arrojadas 600 toneladas de semillas contaminadas en un predio abandonado ubicado en el mismo corazón de su pequeño pueblo.

 

“Esta es la victoria de la dignidad”, clamó Gerardo Iglesias, secretario de la Regional Latinoamericana de la UITA. “Poder caminar sin miedo hacia Rincon-í me resulta increíble. Estamos entrando victoriosos al pueblo para reunirnos con los pobladores”, comprobaba a su vez Pablo Balmaceda, un médico paraguayo que hace seis años, junto con el sacerdote católico, hoy fallecido, Jorge Palka, iniciaron una larga lucha contra la impunidad por un delito ambiental que esperaban no quedara en el olvido.

 

Hoy, ese castigo llegó. Y los vecinos salieron a las calles a celebrar una sentencia dictaminada por el juez de Paraguari, Germán Ríos, contra Nery Rivas, empleado de la empresa Delta&Pine y autor material de la contaminación, quien fue condenado a 2 años de prisión o a pagar 150 millones de guaraníes. El otro imputado, Julio Chávez, propietario del predio en el cual se arrojaron las 600 toneladas de semillas vencidas, tendrá que estar 15 meses encarcelado o pagar la sustitutiva de 50 millones de guaraníes. Ambos deberán permanecer en libertad condicional por un lapso de tres años.

 

Pero a pesar de la sentencia lograda contra Rivas y Chávez, el proceso no está acabado, pues tanto los miembros de la UITA como los pobladores de Rincon-í quieren que Eric J. Lorenz, ex presidente de la Delta&Pine en Paraguay, vuelva al país para ser sometido a la justicia. Lorenz fue el principal ideólogo del plan que contempló arrojar las semillas, sin imaginarse siquiera que la humilde población afectada era capaz de reaccionar contra él y su empresa.

 

El reencuentro con los pobladores

 

Todos los que estuvieron involucrados en esta larga lucha volvieron a juntarse, sin miedos, a la luz del día y al aire libre. La comitiva de la UITA impulsó el proceso judicial desde un principio y apoyó a los vecinos.

 

Gerardo Iglesias, el periodista uruguayo Carlos Amorín, la representante de los pobladores Ana María Segovia, el doctor Balmaceda, Pedro Salcedo y Oscar Jara, rememoraron ante los vecinos reunidos en un predio cercano al que se había arrojado las semillas contaminadas la larga lucha llevada adelante durante estos años. Todos agradecieron la entereza y el valor demostrado por los afectados y se mostraron dispuestos a impulsar medidas para que Lorenz vuelva a Paraguay para ser juzgado y obtener el pago de una indemnización para las familias víctimas de la contaminación.

 

Caminando sin miedo

 

“Y todos caminamos hacia Rincon-í, pero sin miedo, con una alegría contagiante para reencontrarnos con los vecinos que nos esperaban para celebrar esta gran victoria de la dignidad”, señaló Gerardo Iglesias. El dirigente de Rel-UITA rememoró que durante seis años, visitó en forma incansable el pueblo para hablar con los vecinos, averiguar, investigar y recabar los elementos necesarios con el fin de iniciar un proceso judicial. “Pablo (Balmaceda) me decía, cuando veníamos caminado para acá: Estamos yendo hacia Rincon-í sin miedo y al pasar por el segundo puente, fuimos plenamente concientes de que llegamos a este pueblo triunfantes, porque ganamos el proceso judicial y conseguimos que dos de los tres culpables fueran sentenciados. Nos acusaron de locos, pero le demostramos a todo el mundo que teníamos razón, porque ustedes (los afectados) no se dejaron dividir ni aturdir por aquellos que tenían intereses oscuros y no querían que se condenara a los culpables de este hecho”, señaló. Iglesias destacó también la valentía demostrada por Ana María Segovia, pobladora y representante de los afectados, quien a pesar de los obstáculos constantes y las amenazas sistemáticas contra ella y sus hijos siguió adelante con la lucha haciendo a un lado el machismo y los prejuicios, hasta conseguir la sentencia a los culpables.

 

Recordando al padre Palka

 

Pablo Blamaceda no pudo dejar de recordara su entrañable amigo, el fallecido padre Jorge Palka, quien en 1998 había iniciado las acciones para castigar a los responsables de este hecho. “El Padre Palka fue el gran impulsor de nuestra lucha. Con él realizamos los primeros análisis laboratoriales a todos los pobladores que estaban sometidos en forma diaria a inhalar el olor putrefacto despedido por las semillas contaminadas. Y tuvimos la gran suerte de que Gerardo Iglesias encontrara la noticia sobre lo que había pasado en Rincon-i. Hoy no estaríamos aquí diciendo que ganamos si no fuera por el invalorable apoyo de la UITA. El padre Palka había hecho una vez una misa sobre las semillas contaminadas y ese gesto de valentía fue muy significativo para que todos nosotros siguiéramos con esta lucha hasta el final”, indicó el médico.

 

David contra Goliat

 

Carlos Amorín, autor del libro “Las Semillas de la Muerte”, reconoció a su vez ante los vecinos reunidos que en innumerables ocasiones le resultó muy difícil imaginar el momento de la victoria judicial. “Muchas veces pensé que perderíamos”, comentó. “Esta fue una lucha semejante a la de David contra Goliat. Y David ganó”, acotó con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

 

Amorín mencionó que una vez más el valor y la humildad se impusieron a la soberbia de una empresa multinacional que creyó que podría actuar con total impunidad arrojando 600 toneladas de semillas contaminadas y que nadie le reclamaría por eso. “Algunos de los culpables de este hecho ya fueron condenados, y por eso estamos aquí para celebrar esta victoria, pero otro salió corriendo de Asunción (refiriéndose a Lorenz) y queremos traerlo de vuelta para que dé la cara y asuma sus responsabilidades”, añadió.

 

La fiesta vecinal prosiguió con empanadas y cerveza. Y los valientes hombres, mujeres y niños de Rincon-í se unieron nuevamente, tomados de la mano, como una afirmación de que la lucha sigue firme, que aún no ha concluido, pues sólo lograron avanzar unos eslabones en esta cadena: falta la condena a Lorenz y el pago de la indemnización a los afectados por este crimen ecológico, el más grave de la historia de Paraguay.

 

 

Rosalía Ciciolli

© Rel-UITA

17 de agosto de 2004

 

 

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