Recientemente la empresa multinacional químico-farmacéutica
Bayer CropScience ha dado a conocer su
compromiso de terminar con la distribución mundial del
insecticida endosulfán en el año 2010. Esta decisión fue
comunicada a través de una carta dirigida a la coalición
formada por organizaciones de distintos lugares del mundo
Red Internacional en Plaguicidas (Pesticide Action Network –
PAN), Fairtrade Alliance Kerala y Zameen Organic, que lleva
adelante la campaña de su eliminación. En su comunicación,
la empresa agrega por medio de su directora de relaciones
Judith Nestmann, que el endosulfán sería reemplazado por
alternativas “con un perfil de riesgo significativamente
menor”.
¿Qué es el endosulfán?
El
endosulfán, desarrollado a principios de la década de los
50, es un insecticida y acaricida perteneciente al grupo de
los organoclorados. Es producido por Bayer CropScience,
Makchteshim Agan y por Hindustan Insecticides
Limited y vendido bajo distintos nombres comerciales. La
patente de este producto perdió vigencia hace largos años,
pero aún se lo sigue produciendo y usando en distintos
lugares del mundo.
El
endosulfán ha sido catalogado como un Contaminante Orgánico
Persistente (COP), por su persistencia,
bioacumulación y biomagnificación. Se trata de un producto
que no se degrada y que se acumula en los tejidos grasos de
los organismos vivos, aumentando su concentración en cientos
o hasta millones de veces a medida que va subiendo en las
cadenas alimenticias. Sin embargo, aún no ha sido
incorporado a la lista de sustancias a eliminar de acuerdo
al Convenio de Estocolmo.
Desde su
aparición, el endosulfán ha sido responsable de numerosos
casos de envenenamiento en muchos países y desde los años
noventa, varios países han reconocido los peligros de su uso
extensivo y han dejado de producirlo y/o lo han prohibido o
restringido.
El
endosulfán es altamente tóxico si se inhala, se traga o se
absorbe a través de la piel. Ingerir o respirar niveles
elevados de endosulfán puede producir convulsiones y la
muerte. El endosulfán afecta directamente el sistema
nervioso central y también se han reportado casos de ataques
epilépticos recurrentes. Se absorbe a través de la piel y
también pude producir irritación ocular. Los síntomas de
envenenamiento incluyen hiperactividad, excitación, disnea
(dificultad para respirar), apnea (detención de la
respiración), salivación, pérdida del conocimiento, diarrea,
anemia, náusea, vómito, insomnio, visión borrosa, cianosis
(decoloración azulada de la piel, por la falta de oxígeno),
formación de espuma en la boca, temblor, sequedad de la
boca, falta de apetito, irritabilidad, dolor de cabeza,
disminución de la respiración, hematuria, albuminuria,
confusión, mareos, falta de equilibrio y de coordinación.
Las personas que sufren afecciones asmáticas o convulsivas,
forman un grupo de alto riesgo.
Existe
evidencia experimental de efectos adversos del endosulfán en
el sistema reproductivo masculino, retrasando la madurez
sexual e interfiriendo con la síntesis de la hormona sexual.
Está comprobado que el endosulfán es un alterador endocrino
y que tiene el potencial para provocar hipotiroidismo. Sus
efectos a largo plazo sobre la salud no han sido
apropiadamente estudiados a nivel mundial, aunque existe una
adecuada disponibilidad de información sobre su toxicología
aguda.
Endosulfán en Uruguay
En
Uruguay existen 18 productos que contienen el principio
activo del endosulfán bajo la formulación de concentrado
emulsionable. Sus nombres comunes son: Thionex, Endosulfan
35 Saudu, Endosulfan super 35 Saudu, Phaser 35, Endosulfan
3EC, Endosul, Enrofan 35, Agrisufan, First, Endosulfan Agrin,
Vulcan, Endos 35, Thiokill, Zebra Ciago, Axis, Sharsulfan
35, Enrofan 35CE y Agrisulfan 35CE.
De acuerdo
al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre enero
de 2008 y junio 2009 las cifras de importación fueron:
Formulaciones a base de endosulfan: |
592,2 toneladas |
Sustancia activa de endosulfan: |
314,8 toneladas |
Estas
cifras son alarmantes si se toma en cuenta que todas estas
toneladas han sido esparcidas sobre nuestro suelo, aire y
gente causando efectos adversos en el ambiente y la
población a través de su persistencia, bioacumulación y
biomagnificación.
Si bien en
nuestro país existen regulaciones en relación al endosulfán
por considerarlo muy tóxico -sobre aplicaciones en las
cercanías de fuentes de agua, restricciones de uso y
formulación- su uso sigue estando permitido en el cultivo
más extendido en nuestro país, que es la soja transgénica.
Más de medio siglo de
contaminación y destrucción
Durante más
de cinco décadas, este insecticida producido por la Bayer
ha causado la muerte silenciosa de miles de personas,
nacimientos de niños con malformaciones, destrucción y
contaminación del medio ambiente en una amplia gama de
países.
Mundialmente existen leyes para juzgar a quienes cometen
crímenes. Sin embargo, ello parece no ser aplicable a
Bayer Crop Science, la empresa fabricante de este
veneno, que se limita a informar impunemente que el
endosulfán será reemplazado por alternativas “con un perfil
de riesgo significativamente menor”.
La
planificada retirada de este agrotóxico por la empresa
Bayer Crop Science, es un reconocimiento público sobre
su toxicidad. Cabe preguntarse cuantos otros agrotóxicos que
vende esta empresa son tan contaminantes como éste e
igualmente se siguen usando. ¿Y quién asegura que la
alternativa que planteará la industria al endosulfán no
resulte ser igual o más tóxica que el producto que
sustituye?
Si la
propia empresa ha reconocido la toxicidad del endosulfan,
sería tiempo que los países, incluyendo el nuestro, lo
eliminen y busquen alternativas agroecológicas para la
producción de alimentos y no la alternativa de sustituir un
producto tóxico por otro supuestamente menos tóxico.
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