En
las últimas décadas a nivel mundial ha habido un aumento
indiscriminado de la forestación, provocando efectos
sociales, ambientales y económicos en las comunidades
cercanas a estos monocultivos. Tal es así, que
organizaciones sociales, políticos, escritores e
investigadores de todo el mundo se han unido con el objetivo
de mostrar los impactos e impedir que la forestación siga
avanzando. Para esto se ha declarado el 21 de septiembre Día
internacional contra los monocultivos de árboles.
Nuestro
país no ha estado al margen de esta realidad y en la
actualidad los monocultivos forestales alcanzan a casi un
millón hectáreas entre plantaciones de eucaliptos y pinos,
pertenecientes a grandes empresas forestales, en su mayoría
extranjeras. Estas plantaciones han significado un uso de
tierras agrícolas y ganaderas y además han provocado cambios
sustanciales en ecosistemas nativos de nuestro país como las
praderas y el monte indígena.
Gran parte
de estas plantaciones gozan del sello de certificación
otorgado por el Forest Stewardship Council (FSC,
Consejo de Manejo Forestal) por considerar que cumplen con
el mandato de ser ambientalmente apropiadas, socialmente
beneficiosas y económicamente viables. ¿Es esto realmente
así?
FSC y agrotóxicos en Uruguay
El FSC
autoriza que en la producción de árboles se pueda hacer uso
de agrotóxicos, que incluyen herbicidas, funguicidas,
insecticidas y raticidas, así como también los surfactantes,
dispersantes y solventes utilizados en las distintas
formulaciones. El FSC también destaca que los
productos químicos utilizados están registrados por la
Dirección General de Sanidad Vegetal del Ministerio de
Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP).
El mayor
uso de agrotóxicos que se utilizan en las plantaciones
forestales son los herbicidas y hormiguicidas. Los
hormiguicidas son fipronil y sulfluramida y cabe señalar que
ambas sustancias fueron incluidas en mayo de 2007 a la lista
del FSC con el objetivo de prohibir su uso en
diciembre de ese mismo año. La inclusión a la lista de
sustancias catalogadas como peligrosas por el FSC estuvo
basada en el hecho de estar catalogadas como bioacumulables.
En noviembre del 2007, empresas forestales del Uruguay
solicitaron una excepción para continuar con su uso y el FSC
aceptó su pedido, por lo que al presente gozan de
autorización para uso masivo y extensivo.1
Tanto el
fipronil como sulfluramida son insecticidas altamente
persistentes en el ambiente, tienen efectos adversos sobre
la salud humana, no se descomponen naturalmente y pueden
permanecer largos períodos, incluso años, en el ambiente
antes de desintegrarse. Pueden acumularse en los tejidos
humanos y animales.
De acuerdo
a las cifras que maneja el MGAP, en el 2008
ingresaron al país 111.580 kl/litros formulados y 6.323
kilos activos de fipronil, en tanto que las importaciones de
sulfluramida fueron de 103.681 kilos del producto formulado,
a los que se sumaron 311 kilos de principio activo.
Herbicidas en la forestación
En el 2005
el FSC incluyó al herbicida 2,4-D en la lista de
sustancias altamente peligrosas. El fundamento de su
inclusión estuvo basado por ser un hidrocarburo clorado.
Estos compuestos permanecen en el medio ambiente durante
años, también son solubles en grasa y tienden a acumularse
en los tejidos grasos de la mayoría de los animales,
bioacumulándose en la cadena alimentaria desde el plancton
pasando por pequeños peces, pájaros y a los animales
superiores incluyendo al ser humano. A pesar de existir un
amplio conocimiento de los efectos negativos reconocidos por
ellos mismos como tales, el FSC removió de la lista
al 2,4-D, permitiendo así su amplio uso.
En
Uruguay, en las plantaciones forestales se hace uso
masivo de herbicidas, dentro de los que se encuentra el
glifosato, que forma parte de todo el proceso productivo,
empezando con la eliminación de malezas no deseadas en la
preparación del suelo y terminando con la eliminación de los
rebrotes de los árboles cortados, para comenzar así un nuevo
ciclo de plantaciones acompañado del paquete de agrotóxicos.
Estudios
realizados sobre el glifosato han demostrado sus efectos
negativos en la salud de la gente y sus impactos en el
ambiente.
Los bosques del FSC
Este 25 de
septiembre, el FSC celebra el primer viernes
internacional para celebrar los bosques de todo el mundo y
para promover el manejo responsable de los mismos.
Se trata
entonces de una buena oportunidad para recordarle al FSC que
las plantaciones no son bosques. También es una fecha
oportuna para instarle a que revea las autorizaciones de uso
de los hormiguicidas fipronil y sulfluramida, as como del
herbicida 2,4-D por ser altamente contaminante.
Finalmente,
es un buen momento para instar al FSC a que realice
una evaluación de los impactos que están causando las
plantaciones forestales en nuestro país a nivel general y en
particular en relación al uso de los agrotóxicos, fipronil y
sulfluramida y muy especialmente los efectos del glifosato,
tanto en la salud de la gente como en el ambiente.
Si no fuese
así, su visión de proteger los derechos y necesidades de las
presentes y futuras generaciones solo será un maquillaje
verde cargado de contaminación y destrucción de las
comunidades donde estos monocultivos se encuentran.
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