Cuando, agotadas todas las otras vías, los ex trabajadores azucareros y
las viudas de la Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia
Renal Crónica (ANAIRC) decidieron viajar a Managua para dialogar con la
Nicaragua Sugar Estates Ltd, propietaria del Ingenio San Antonio e
integrante del Grupo Pellas, y pedirle una indemnización por los daños
ocasionados a su salud, no se imaginaban que después de casi cinco meses
la empresa pudiese seguir manteniéndose cerrada a cualquier tipo de
diálogo.
“Hemos
vivido momentos muy duros –comentó a Sirel la presidenta de la
ANAIRC, Carmen Ríos–.
Recibimos
amenazas, trataron de desalojarnos, aguantamos el sol del verano y la
lluvia del invierno, soportamos la escasez de comida y la campaña de
desprestigio contra nuestra organización y las organizaciones que nos
han apoyado en todos estos meses. Sin embargo, estamos aquí y seguimos
luchando”, aseveró Ríos.
Amenazas y
denigración han sido una constante en todos estos meses. “El pasado 26
de junio a las 10 de la noche pasó una camioneta de lujo cerca de
nuestro campamento e hizo un disparo al aire. Inmediatamente después
arrancó a toda velocidad y la persona que iba en la camioneta comenzó a
agredir a los que estábamos reunidos a la orilla de la calle,
diciéndonos todo tipo de vulgaridades”, denunció la presidenta de la
ANAIRC.
Los
episodios violentos en contra de los ex trabajadores azucareros
afectados por la IRC se repitieron en los siguientes días, cuando
dos personas se bajaron de un vehículo color plomo y sin placa, y
arrancaron la bandera de la UITA, profiriendo insultos contra
esta organización y los que estaban presentes en ese momento.
“Para
nosotros la bandera de la UITA tiene un gran significado, porque
además de estar afiliados ha sido una de las organizaciones que más han
apoyado el esfuerzo que estamos haciendo, para que se repare
parcialmente el daño que se nos ha ocasionado en el Ingenio San
Antonio –continuó Ríos–.
La gente
se asustó mucho, pero no ha renunciado a la lucha y permanece en el
campamento. Seguimos también con la protesta diaria frente al
Edificio Pellas y no hay una sola persona que no esté convencida de
que más temprano que tarde la empresa tendrá que escuchar nuestra
demanda”, aseguró.
Continúa
el apoyo y la campaña internacional
Pese al
silencio de la inmensa mayoría los de medios nacionales sobre la lucha
de la ANAIRC y la costosa e inútil campaña de desinformación
lanzada por las empresas del Grupo Pellas en diferentes sitios
web, las muestras de apoyo y de solidaridad internacional han sido
desbordantes.
Ya 1.100
personas en todo el mundo se han sumado a la campaña en Facebook del
Grupo
Internacional de Boicot al ron Flor de Caña,
y siguen enviando cartas de protesta a las empresas que
importan y distribuyen ese producto, afectando severamente su venta en
el exterior y a nivel nacional.
Para nosotros la bandera de la UITA tiene un gran
significado, porque además de estar afiliados ha sido una de
las organizaciones que más han apoyado el esfuerzo que
estamos haciendo, para que se repare parcialmente el daño
que se nos ha ocasionado en el Ingenio San Antonio |
Durante la
tercera videoconferencia en la que participaron varias decenas de
personas y organizaciones desde diferentes países, los jóvenes que
llevan adelante la campaña de boicot dieron a conocer un nuevo
planteamiento.
“Nuestra
razón de ser es la propuesta de hacer pública de manera nacional e
internacional nuestra indignación ante las malas prácticas corporativas
del Grupo Pellas, particularmente a través de su Ingenio San
Antonio –se lee en la nota–.
Como grupo
hemos pasado por varias etapas. Tuvimos un primer momento de divulgación
y proyección a través de Internet para sensibilizar sobre las prácticas
corporativas negativas del Grupo Pellas.
En un
segundo momento elaboramos cartas para ser enviadas masivamente a la
empresa Nicaragua Sugar Estates Ltd, así como a los
distribuidores del ron Flor de Caña”.
En una
tercera etapa la campaña continuó con la distribución a nivel mundial de
afiches alusivos al boicot, así como con la permanente campaña de
sensibilización e información sobre la causa de los ex trabajadores y
trabajadores afectados por insuficiencia renal crónica agrupados en la
ANAIRC, que siguen demandando ser mínimamente escuchados por el
Grupo Pellas, que hace oídos sordos ante estas demandas.
“Nos
pronunciamos nuevamente ante ustedes, compañeros y compañeras de la
ANAIRC, UITA, FUTASCON, CISAS y del resto de
personas y organizaciones solidarias, y ponemos de manifiesto nuestra
indignación ante esta empresa, que ha usado agrotóxicos contaminantes
para la salud humana y el medio ambiente, y que no se hace responsable
por los efectos mortales de sus malas prácticas en la población de
occidente de Nicaragua”, concluye el documento.
Mientras
tanto la gente continúa muriendo...
La
desconsiderada actitud de las empresas del Grupo Pellas de no
querer ni siquiera reconocer la existencia de ese grupo de ex
trabajadores azucareros afectados por la IRC, choca con la
realidad de miles de personas que siguen enfermando y muriendo en el
occidente de Nicaragua.
Según datos de la ANAIRC
son 3.399 los ex trabajadores fallecidos al 17 de julio de 2009. Entre
ellos se encuentra Juan Pastor Montiel, fundador de la ANAIRC.
Juan Carlos Montiel Castillo |
“Mi papa
trabajó en el Ingenio San Antonio desde los 15 años. Muy joven
conoció a mi mamá, se enamoraron y procrearon cinco hijos. Yo soy el
único varón”, recuerda Juan Carlos Montiel Castillo.
“Nosotros
somos de la zona de Carazo y mi papa cada año se trasladaba a occidente
para integrarse a la zafra. Cortó caña toda su vida, y de esa manera
pudo llevar adelante la familia. Muchas veces –continuó Juan Carlos–
lo íbamos a
visitar y veíamos que no estaba bien. Estaba cansado y tenía fuertes
dolores en todo el cuerpo.
Hace seis
años le dijeron que ya no podía trabajar y para él fue muy duro.
Nosotros trabajábamos y lo manteníamos, pero el no quería depender de su
familia y siguió trabajando en el cultivo de un terreno de propiedad de
nuestra familia, y yo le ayudaba”.
Con el
paso de los años su salud fue empeorando. “En los últimos tiempos estaba
muy mal. Una noche estaba durmiendo y se levantó porque tenía ganas de
vomitar. Cuando encendí la luz me di cuenta de que estaba vomitando
coágulos de sangre y lo llevamos de inmediato al hospital.
Cuando
estuvo mejor regresó a la casa, pero a los cuatro meses volvió a
sentirse muy mal. En el hospital estuvo tres horas inconsciente y
falleció el pasado 15 de julio”, recuerda el hijo de Juan Pastor
Montiel.
La
tragedia no para. “La semana pasada enterramos a 19 personas en menos de
tres días, pero seguimos adelante porque no tenemos nada que perder.
Contamos con el apoyo de muchas personas y organizaciones nacionales e
internacionales y no nos vamos a rendir. Necesitamos un diálogo ya con
la empresa del Grupo Pellas, y confiamos en que pronto se nos
escuche”, concluyó Carmen Ríos.
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