El pasado 26 de julio, una nutrida delegación de representantes
sindicales de diferentes países fue invitada por los sindicatos del
Ingenio San Antonio (ISA), propiedad de la Nicaragua Sugar Estates Ltd (NSEL),
que integra el Grupo Pellas, para celebrar el 30 aniversario de la
Central Sandinista de Trabajadores (CST) y dar a conocer el contenido
del polémico
acuerdo firmado entre la empresa y tres centrales sindicales.
Ese
acuerdo fue tajantemente rechazado por diferentes organizaciones
nacionales e internacionales, no tanto por su contenido, sino por ser
considerado un instrumento que la Nicaragua Sugar Estates Ltd (NSEL),
la Compañía Licorera de Nicaragua SA (CLNSA) y el mismo Grupo
Pellas estarían utilizando para enfrentar a los trabajadores activos con
los ex trabajadores organizados en la Asociación Nicaragüense de
Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC), aislándolos
de forma vergonzosa.
Los
miembros de la ANAIRC tienen más de cinco meses de estar
protestando en Managua, pidiendo a la NSEL ser escuchados para
lograr una indemnización por los daños causados a su salud durante el
trabajo que realizaron en el Ingenio San Antonio.
Hasta
la fecha, el silencio absoluto ha sido el patrón de comportamiento de la
empresa, mientras que los ex trabajadores azucareros y las viudas de la
ANAIRC han soportado violencia, persecución y amenazas de parte
de desconocidos, y también la violenta represión de la Policía, tal como
ocurrió el pasado 31 de julio cuando la presidenta de esta organización
afiliada a la UITA, Carmen Ríos, fue golpeada, amenazada y
detenida por varios agentes.
Para
entender el significado de la presencia de esta delegación sindical
internacional, y sobre todo de la Confederación Sindical de Trabajadores
y Trabajadoras de las Américas (CSA) en el Ingenio San Antonio,
Sirel dialogó con Amanda Villatoro, secretaria de Política
Sindical y Educación de la CSA, quien integró esa delegación. La
conversación tuvo lugar en Tegucigalpa, Honduras, donde llegó
Villatoro en el marco de una visita de solidaridad con la
resistencia hondureña al golpe de Estado.
-¿A qué
se debe la presencia de la CSA en el Ingenio San Antonio, propiedad de
la Nicaragua Sugar Estates Ltd, que integra el poderoso Grupo Pellas? Se
publicaron declaraciones en las cuales la delegación expresó que en ese
Ingenio hay buenas condiciones laborales…
-En
primer lugar, agradezco la oportunidad que me da la Rel-UITA para
establecer lo que realmente pasó en el Ingenio San Antonio. La
visita fue planificada por los sindicatos que subscribieron un acuerdo
con esa empresa para mejorar las condiciones de trabajo y
garantizar la estabilidad laboral.
Fuimos
invitadas la CSA, la Coordinadora América Central, la UGT
y CCOO de España, Convergencia Sindical de
Panamá, la CSN de Canadá y la CROC de México,
en el marco del 30 aniversario de la Central Sandinista de
Trabajadores (CST) de Nicaragua, que es nuestra
afiliada.
La idea
era poder hacer un recorrido en el Ingenio San Antonio y conocer
qué es lo que se está haciendo en materia ambiental, relaciones
laborales, seguridad e higiene. Sin embargo, no es cierto que la CSA
haya afirmado que las condiciones de trabajo son buenas.
-Pero
en los medios de Nicaragua se publicaron declaraciones de la delegación
que confirmaban que la empresa tiene apoyo sindical internacional...
-En
ningún momento. Lo que hicimos fue acudir a una invitación que nos
hicieron los sindicatos y las centrales que son nuestras afiliadas, como
la CST y la CUS, y no la empresa. En este caso la empresa
puede estar buscando la manera de tergiversar nuestras declaraciones, en
las que preguntábamos a la administración cuál era el nivel de
incidencia por el trabajo del tema de los afectados por la IRC.
Se nos mencionaron los estudios que están tratando de impulsar y que se
había invitado a las organizaciones sindicales que están en el
Ingenio San Antonio para que participaran en ello.
Como
CSA somos solidarios, y de forma contundente, a la hora de demandar,
igual que la UITA, el reconocimiento de la IRC como una
enfermedad profesional en Nicaragua, y demandar al gobierno
nicaragüense, y sobre todo al Ingenio San Antonio, que reconozcan
esta enfermedad que aqueja a muchos trabajadores y que ya ha provocado
la muerte de muchas personas.
-Son
más de 3.400 los ex trabajadores del Ingenio San Antonio que han
fallecido…
-Y
pueden morir muchos más. Como CSA condenamos la no resolución del
problema al no reconocer la IRC como una enfermedad profesional,
y demandamos al gobierno del presidente Daniel Ortega y a la
patronal involucrada una resolución de este tema. Esta es la posición de
la CSA.
-El
acuerdo firmado por las centrales sindicales y el Grupo Pellas fue
condenado por organizaciones nacionales, como la FNT y la Federación de
Trabajadores de la Alimentación (FUTATSCON), porque consideran que es un
instrumento que la empresa está utilizando para enfrentar los
trabajadores activos con los afectados y aislar la Asociación
Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC). ¿Qué
opina al respecto?
-Pienso
que es una situación interna nicaragüense que no entendemos, pero que
tratamos de comprender. Hay cuatro sindicatos que firmaron el acuerdo y
que están laborando dentro la empresa, que están afiliados a
organizaciones que integran la CSA, y que una cosa no debe quitar
la otra. Que se defiendan los derechos de los trabajadores activos del
Ingenio San Antonio no debe oponerse, ni ser excluyente, de que
se defiendan también los derechos de los trabajadores que ya no están
activos.
-Pero
los ex trabajadores afectados dicen que son sindicatos blancos…
-No voy
a ingresar en esta discusión de calificación y descalificación. La
CSA no se va a involucrar en eso. Lo que sí decimos es que una
acción no es excluyente de la otra, y como CSA somos solidarios y
demandamos con contundencia, solidaridad y respuestas para los
trabajadores que están en la asociación de afectados por IRC.
-Hubiese sido importante que esta delegación de sindicalistas se
acercase a los trabajadores afectados para escuchar sus planteamientos y
ver la otra cara de la moneda…
-Quisimos hacerlo, sin embargo no hubo manera de coordinar con quién lo
podíamos hacer. Al final nos íbamos a quedar sólo dos días…
-Por
ejemplo con la UITA…
-En
este caso no fue nuestra intención excluir a la UITA porque la
visita a los afectados no estaba en el programa. Se nos hizo una
invitación por parte de las tres organizaciones afiliadas a la CSA
involucradas en el acuerdo con la empresa. Acuerdo, repito, que no debe
excluir la defensa y el acompañamiento de los derechos de los ex
trabajadores con IRC.
-Después de cinco meses de lucha en Managua pidiendo a la Nicaragua
Sugar Estates ser escuchada para abrir una mesa de negociaciones, la
ANAIRC no ha tenido ninguna respuesta. Antes bien, los mismos sindicatos
de la empresa han hecho manifestaciones amenazantes frente a la casa de
la presidenta de la ANAIRC…
-No
tenemos conocimiento de eso, pero lo que puedo decir es que sí hay una
directriz política de la CSA para nuestras organizaciones
afiliadas en Nicaragua, que incluye también la defensa de los
derechos de los trabajadores activos, como también de los inactivos.
-¿Usted
estaría de acuerdo con que la empresa escuchara y atendiera la demanda
de indemnización de los afectados por los daños causados a su salud?
-Por
supuesto, por supuesto. Y es lo que, como CSA, hemos dado como
recomendación y directriz política, para que los sindicatos que están
dentro de la empresa contribuyan para que la empresa pueda hacer una
reunión, y con ello una iniciar la búsqueda de una solución para reparar
los daños causados a la salud de los afectados.
-De
forma totalmente espontánea, jóvenes universitarios nicaragüenses y más
de 1.100 personas de diferentes países se han involucrado en una campaña
de boicot al ron Flor de Caña, principal producto de las empresas del
Grupo Pellas, para que escuchen las demandas de la ANAIRC. ¿Cree que el
boicot pueda ser un instrumento viable para presionar a una empresa?
-En
otros momentos el movimiento sindical internacional ha hecho uso de
mecanismos similares para reivindicar los derechos de los trabajadores.
En este caso les toca a las diferentes organizaciones, sindicatos,
trabajadores y ex trabajadores decidir si promover e intensificar un
boicot de esta naturaleza. Nosotros lo hicimos para apoyar trabajadores
de plantaciones agrícolas en Estados Unidos, contra el apartheid
en Sudáfrica, y en muchas otras ocasiones cuándo ha habido un
fuerte atropello a los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
-En los
días pasados los integrantes de la ANAIRC fueron duramente reprimidos
por la Policía, después de que el Grupo Pellas pidiera su desalojo
mientras estaban realizando una videoconferencia internacional frente
al Edificio Pellas en Managua.
-Ante
cualquier acto de represión en Nicaragua, en Honduras o en
cualquier parte de la Tierra contra la demanda legítima de
respeto a los derechos de los trabajadores, la CSA estará
acompañándolos y apoyándolos, condenando este tipo de acciones, no
importa el gobierno y el país involucrado. Es condenable bajo todo punto
de vista.
-Esperamos que la próxima vez tengan el tiempo para hablar también con
los afectados por IRC que están luchando…
-Es
más. Como CSA estamos dispuestos a volver especificadamente para
darle seguimiento y contribuir a solucionar este problema y el drama de
los compañeros que están muriendo de IRC.
-¿Es un
compromiso?
-Totalmente, y ya se lo hemos comunicado al secretario de la Regional
Latinoamericana de la UITA, Gerardo Iglesias.
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