Insuficiencia Renal Crónica
¿Cuántos muertos faltan
para que sean escuchados?
Según datos de la
Asociación Nicaragüense de Afectados por Insuficiencia Renal Crónica (ANAIRC)
ha llegado a 2.677 el número de fallecidos por IRC en los últimos años.
Todos fueron ex trabajadores azucareros del Ingenio San Antonio, empresa
de propiedad de la compañía Nicaragua Sugar Estates Ltd. (NSEL)1,
que forma parte del poderoso Grupo Pellas, cuyo presidente es el
ingeniero Carlos Pellas Chamorro.
En las últimas décadas el concepto desafortunadamente muy
poco abstracto de que el trabajo muchas veces es sinónimo de muerte ha
golpeado fuertemente a la inmensa mayoría de los países. Se trata de un
fenómeno que se agudiza en la medida en que nos dirigimos hacia el Sur.
Trabajadores y trabajadoras siguen siendo víctimas de las
“muertes blancas”, no importa el continente donde ocurran, ni que se
trate de obreros agrícolas, de la construcción o de una maquila,
porque el resultado no cambia: el trabajo necesario, que debería llenar
de dignidad al ser humano y ser fuente de orgullo personal, se
transforma en una trampa mortal bajo la mirada tantas veces indiferente
de las sociedades, de buena parte de la clase política y del sector
empresarial.
“Morir de trabajo”
es algo que los sectores más empobrecidos y marginados del planeta
tienen en común. Mano de obra barata que se transforma en números y
estadísticas, en perfectos desconocidos y desconocidas cuyas identidades
adquieren un valor solamente para un restringido círculo familiar y
muchas veces ni siquiera eso.
En mi tierra hay un lema que se acostumbra repetir a los y
las jóvenes que terminan sus estudios y se preparan para ganarse la
vida: “El trabajo ennoblece al hombre”. Estas palabras, que quizás
llevan consigo una antigua y lejana acepción machista de que sólo el
hombre es apto para trabajar, encierran en sí un significado muy
profundo que se ha ido perdiendo con el pasar del tiempo, aplastado por
conceptos, teorías y modelos económicos que siguen negando una verdad
muy sencilla: El trabajo es la principal fuente de la riqueza y por
ende, las y los trabajadores tendrían que ver respetados sus derechos
humanos, laborales y sindicales, ampliamente reconocidos a nivel
internacional. Casi nunca es así y el dramático caso de los ex
trabajadores azucareros de Nicaragua es sólo un ejemplo de unas largas
jornadas laborales que tienen muy poco de noble, y en su lugar dejan al
ser humano sin aliento.
Juan
Cabrera |
“El
cubano” y “Dennis Martínez”
La última vez que miré a Juan Cabrera y a Mariano
Uriarte fue en Chichigalpa en el mes de noviembre 2007, durante la
segunda evaluación del proyecto piloto de asistencia sanitaria
financiado por la Asociación Italia-Nicaragua.
Ambos estaban muy contentos por ser parte del proyecto y por
haber mejorado un poco su situación. Juan Cabrera “El cubano”,
seguía agradeciendo al Señor y la solidaridad internacional, porque la
creatinina había bajado mucho. Te miraba con una sonrisa y te volvía a
agradecer nuevamente, apretando fuerte tu mano y enseñándote los brazos
que ya no estaban hinchados como antes.
“Se murió de repente de un ataque cardíaco”, nos cuenta
Carmen Ríos, presidenta de ANAIRC. “Se sintió muy mal y buscó
un taxi para ir al Centro de Salud. En el recorrido tuvo el primer
ataque. Lograron estabilizarlo, pero a las 4 de la mañana tuvo otro
ataque más fuerte y se fue. No hay dudas de que es consecuencia de la
IRC, porque esta enfermedad compromete progresivamente los otros
órganos”.
Para Mariano Uriarte, un hombre muy parecido al
campeón nicaragüense de béisbol Dennis Martínez, al punto que
cuando se lo dije la última vez que lo vi soltó una carcajada, el
proceso que lo condujo a la muerte fue aún más doloroso.
Mariano
Uriarte |
“Estaba muy mal, pero con el proyecto logramos bajarle la
creatinina de 14 a 6,4. Le propusieron una diálisis, pero no quiso,
porque dijo que ya había molestado demasiado a su familia y que quería
terminar con todo esto. La creatinina se le subió a 42 y se murió hace
pocos días”, recordó Ríos.
Según la
última investigación de Denis Meléndez Aguirre, del Centro de
Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), titulada
“La última zafra: la Insuficiencia Renal Crónica en la historia laboral
agrícola de Nicaragua”, al 30 de abril de 2007 el número de
personas fallecidas era de 2.433 personas. En consecuencia, han
fallecido 1.426 personas durante los últimos 24 meses. Esto equivale a
un promedio de 59,42 personas por mes. Según ANAIRC el registro
de personas fallecidas por esta causa al 08 de enero de 2008 es de 2.677
personas.
“La gente continúa a enfermarse –dijo la presidenta de
ANAIRC– y han estado saliendo más afectados del Ingenio San Antonio.
Frente a esta situación, seguimos gestionando con el Ministerio de Salud
(MINSA) y con el Seguro Social (INSS) los medicamentos y
la atención especializada y hemos tenido una respuesta satisfactoria.
Hay muchos casos que ya necesitan una diálisis, pero existe
todavía una cierta desconfianza entre los afectados que se rehúsan a ir
a los hospitales”.
Juan
Martinez |
El caso de Juan Martínez es emblemático.
“Mi hija Mercedes murió de IRC a los 21 años. En el
hospital de León le practicaron una diálisis y la mantuvieron
hospitalizada durante tres meses. Cuando la dieron de alta regresó a la
casa para seguir con su terapia, pero no teníamos las condiciones para
garantizar la higiene que se necesita en casos como este y se generó un
proceso infeccioso. Sufría mucho y al final decidió arrancarse el
catéter. A la media hora falleció. Ha habido muchos casos como el mío y
es por eso que la gente le tiene miedo a la diálisis. Existe la
percepción entre nosotros los afectados que con la diálisis se sufre
mucho. Sufre el afectado, sufre la familia y casi siempre se trata de
familias pobres que no pueden costear los gastos de transporte y
medicamento. La gente está convencida que la diálisis no sirva y que más
bien acelera el proceso que lleva a la muerte”.
Sirel
conversó la semana pasada con el Dr. Jesús Marín, director del
Centro Nacional de Prevención y Control de Sustancias Tóxicas del
Ministerio de Salud (MINSA) y en la entrevista advirtió de este
fenómeno de rechazo que se debe al trato que se les daba en el pasado a
los pacientes. Al mismo tiempo señalo las grandes inversiones que la
nueva administración del MINSA hizo en el 2007, invitando los
afectados a acercarse a los nuevos centros que se abrieron en cinco
importantes hospitales del país.
“Se necesita que el MINSA desarrolle una fuerte
campaña para convencer a la población que la situación ha cambiado, que
ha mejorado la atención y que la diálisis es importante, como es
importante también el suministro de medicamentos en la etapa inicial de
la enfermedad. Tal vez –continuó Martínez– habría que
acondicionar unos locales para que el enfermo se recupere antes de
regresar a su casa, donde en la mayoría de los casos, se trata de
hogares muy pobres que no brindan las condiciones para atender casos de
IRC. Es importante también que el MINSA explique que la
IRC no solamente genera la enfermedad del riñón, sino otras
enfermedades que hay que atender. Pero mientras nos ayudamos a través
del apoyo solidario de las organizaciones que se han comprometido con
nuestra causa”, terminó el directivo ANAIRC.
Negociaciones: ¿hasta cuándo habrá que esperar?
Si bien es cierto que por un lado el actual gobierno ha
comenzado a dar respuestas concretas al caso de la IRC, por el
otro la actitud de la compañía propietaria del Ingenio San Antonio
ha sido de una aparente indiferencia total.
Carmen Ríos |
“ANAIRC logró sacar, hasta junio del 2007, 3.860
pensiones y esto es el resultado de un gran esfuerzo a favor no
solamente de nuestro afiliados, sino de todos los afectados y de las
viudas en general”, nos comentó Carmen Ríos.
“Un punto que todavía no hemos podido solucionar es lo
relativo a las negociaciones con la empresa, que seguimos considerando
como una de las partes que deben involucrarse para dar una solución a
este dramático caso. En los últimos ocho meses hemos enviado cartas al
señor Carlos Pellas para poder reunirnos y comenzar a dialogar en
búsqueda de una salida, pero hasta el momento no hemos recibido
respuestas, sino tácticas dilatorias”.
Según la presidenta de ANAIRC no se puede obviar la
presencia de miles de afectados que fueron trabajadores de los ingenios
azucareros, entre ellos el Ingenio San Antonio. Últimamente se
están presentando además muchos casos de afecciones entre quienes vivían
dentro del ingenio y entre los familiares de los afectados.
“Evidentemente es un problema de salud pública que también afecta, y
complica, el proceso de producción de la industria azucarera.
Considerando que éste es un caso que amerita la intervención de todos
los actores sociales y económicos del país hemos solicitado, en
reiteradas ocasiones, la atención para las personas con IRC.
Hasta esta fecha el caso no ha sido atendido con la seriedad del mismo.
Las personas siguen muriendo como consecuencia de la IRC”,
expresa la última carta enviada a la empresa el pasado 29 de enero del
2008.
Para
Ríos, “los trabajadores siguen enfermándose y muriéndose y tenemos
que movernos. Hemos tratado tener una comunicación directa, pero parece
que no les importa, así que nos vamos a ver obligados a buscar otros
instrumentos para que nos escuchen y vamos a contar con el apoyo de
organizaciones nacionales e internacionales. De una cosa puede estar
segura la empresa: No nos va a cansar”, concluyó.
En la
página web del Grupo Pellas2, la compañía, entre otros, define como visión y principios
del grupo, “contribuir,
de forma sostenible, con inversiones y programas de desarrollo social y
ambiental. Valorar a nuestro personal, somos sensibles a
sus necesidades y nos proponemos contribuir a su desarrollo,
capacitarlo, remunerarlo adecuadamente y motivarlo en la búsqueda de la
excelencia. Operar bajo estrictos principios éticos, sociales y
ambientales apoyando al desarrollo de nuestra comunidad y protección del
medio ambiente”.
¿Cuántos
muertos faltan para para que sean escuchados?
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