Desde hace 61 años que
se celebra el 7de abril como Día Mundial de la Salud. Este día brinda una
oportunidad para centrar la atención en importantes cuestiones de salud pública
que afectan a toda la comunidad.
Desde hace años el Ministerio de Salud Pública viene llevando
a cabo una campaña para controlar al mosquito Aedes aegypti, transmisor del
virus que provoca una peligrosa enfermedad llamada dengue. Hasta ahora, todos
los casos de pacientes con esta enfermedad han llegado a Uruguay contagiados en
otros países y afortunadamente no se han constatado muertes en nuestro país
transmitidas por este mosquito.
Sin embargo en muchos pueblos del interior hay otro tipo de
“mosquitos”, tanto o más peligrosos que el Aedes aegypti. Nos referimos a las
maquinarias aplicadoras de agrotóxicos, denominadas popularmente como
“mosquitos” por tener unos “brazos” muy largos, como los del insecto, que les
permite expandirse a varios metros por ambos costados.
Estas máquinas son utilizadas básicamente para aplicar
agrotóxicos en los cultivos de soja transgénica, que año a año se expande a
pasos agigantados, superando esta última zafra el millón de hectáreas sembradas.
Los “mosquitos” se han convertido en parte del paisaje de las
zonas cultivadas con soja transgénica y ya no son solo una herramienta utilizada
en este cultivo, sino que han pasado a ser otro “vehículo” que se desplaza por
las zonas rurales y urbanas del interior.
Tal es así que en plena ciudad de Durazno, a apenas 10
cuadras de la plaza principal, se encuentra un depósito en medio de un barrio
densamente poblado, donde cada mañana salen de un galpón un par de “mosquitos”
que hacen su recorrido por el barrio hasta llegar a los cultivos, para regresar
por la tarde a ser nuevamente alojados en el galpón.
Demás está decir que a su regreso estos “mosquitos” traen
consigo residuos de los agrotóxicos que han sido utilizados en las aplicaciones.
A su entrada al galpón son rigurosamente lavados y el agua contaminada con
agrotóxicos escurre por calles donde los niños juegan en las veredas. Es decir,
que la contaminación no solo es esparcida mientras los mosquitos circulan por
las calles de la ciudad, sino que además es difundida con el agua que corre por
las calles, contaminando todo lo que esté a su paso.
Este caso concreto denunciado en Durazno no es una excepción,
sino que la circulación de “mosquitos” se ha convertido en un hecho común en
ciudades y pueblos del interior en zonas cercanas a los monocultivos de soja.
Sin embargo, no por ser un hecho “común” esto deja de ser gravísimo.
Es claro que la circulación, el lavado y el depósito de los
“mosquitos” en zonas pobladas atentan contra la salud de su población, situación
que puede convertirse en un problema de salud pública si no se toman medidas
para prohibir la circulación de estas maquinarias en zonas urbanas y pobladas.
En este día en que se conmemora el Día Mundial de la Salud
aprovechamos la oportunidad para llamar la atención sobre uno de los tantos
impactos que está causando este modelo de producción agrícola a gran escala,
como lo es la circulación de “mosquitos” en zonas urbanas y pobladas y hacer un
llamado a las autoridades correspondientes a tomar medidas sobre esta
problemática.
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