"Lo ideal es que no se usara, que hubiera una agricultura
ecológica, pero dado que eso es difícil de masificar,
impongamos serios controles que eviten la contaminación",
aseguró el ingeniero en una entrevista con EFE.
Piñeiro disertó en el II Foro de Contaminantes Químicos
Ambientales y Participación Social que se lleva a cabo
durante dos días en Montevideo.
Profesor del Programa de Extensión de la Universidad de Río
Grande del Sur, Pinheiro tiene 35 años de experiencia en la
generación y puesta en marcha de alternativas ecológicas y
en la discusión sobre la problemática de la producción de
alimentos y semillas transgénicas.
Pinheiro explicó que la venta y comercialización de los
"agrotóxicos" (insecticidas) es libre, "por tanto hay que
atacar contra otro flanco: la capacitación de quien lo usa",
dijo.
"Necesitamos una norma como la directiva 414/91 de la Unión
Europea que impone duras restricciones al uso de estos
peligrosos plaguicidas", dijo.
Esta directiva determina que cualquier agricultor que use
"agrotóxicos" tiene que haber hecho previamente un curso de
capacitación de 120 horas.
Asesor permanente del Movimiento Sin Tierra de Brasil y de la
Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, UITA
-organizadora del evento- Pinheiro indicó que los niveles de
intoxicación por "agrotóxicos" son mucho más elevados de lo
que se cree.
"En Brasil han causado 6.000 muertos y 500.000 intoxicados, y
su hospitalización cuesta al erario público 3.000 dólares
diarios", afirmó.
Pinheiro, señaló que dos de los países más vulnerables a los
plaguicidas son Colombia y Ecuador por sus grandes
plantaciones de rosas.
No se conocen los datos de intoxicados en Uruguay, pero sí
que en los últimos siete años la importación de herbicidas
se ha incrementado 417 por ciento, la de insecticidas 52 y
que anualmente se han acumulado 400 toneladas de envases
plásticos de productos químicos en el campo, según datos de
la Universidad de la República.
En Uruguay hay 95.000 trabajadores rurales asalariados, los
más expuestos a los "agrotóxicos" son los que se dedican a
la horticultura, la citricultura y la fruticultura.
Pinheiro concluyó que la "batalla hay que ganarla entre las
conciencias de los agricultores, de la gente, porque la de
los gobiernos está sumamente presionada por las
multinacionales que producen los plaguicidas".
El simposio cuenta con el patrocinio del Instituto Goethe de
Montevideo.
Marta Hurtado Gómez
EFE
4 de noviembre de 2005
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