La
Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la
Asamblea Nacional de Nicaragua dictaminó favorablemente la
ratificación del Convenio de Rotterdam sobre “Procedimiento
de consentimiento previo fundamentado aplicable a ciertos
agrotóxicos y productos químicos peligrosos objeto de
comercio internacional”.
Según
Julio Sánchez, del Departamento de Biodiversidad del
Centro Humboldt, “El Convenio de Rotterdam tiene que ver
con el Consentimiento Previo Fundamentado, es decir un
principio y un mecanismo al mismo tiempo. Es un principio
porque permite el acceso a informaciones y también un
mecanismo porque permite una regulación de lo que ingresa o
sale de un país. En este caso -continuó Sánchez- el
Convenio establece los mecanismos para que los países que
están en proceso de comercialización de productos químicos,
entre ellos los agrotóxicos, tengan informaciones
suficientes para tomar la decisión si aceptar o no la
introducción de un químico. La idea del
Convenio de Rotterdam, que
fue adoptado en 1998 y entró en vigor en el 2004, es
garantizar la salud pública, la protección del medio
ambiente y evitar el ingreso de químicos en los países sin
ningún tipo de control, ni de informaciones.
De esa manera, un país que por ejemplo quiere importar un
determinado plaguicida, comienza a recibir informaciones
sobre si ese plaguicida ha sido prohibido en otros países y
se le sugiere tomar la decisión de restringirlo o
prohibirlo”.
Lo mismo
pasa para los países que son exportadores de químicos. En
ese caso están obligados a informar al país importador para
que ese último tome una decisión.
El Convenio de Rotterdam
proporciona informaciones sobre un listado de 38 químicos
prohibidos a nivel mundial, de los cuales 24 son
agrotóxicos, que están sujetos al Procedimiento de
Consentimiento Fundamentado Previo.
Una eventual decisión de un país de prohibir estos químicos
se notifica a la Secretaría del Convenio de Rotterdam para
que informe a los demás países de esta decisión.
“Para
Nicaragua sería muy importante poder ratificar este
Convenio, porque se dotaría de un filtro a nivel
internacional, que se va a sumar al que ya existe a nivel
nacional y que tanto ha costado implementar. Nicaragua
-recordó Sánchez- ya no podría seguir importando sin
control, porque a nivel de Estado tendría toda la
información sobre lo que las empresas quieren introducir al
país. Es una
herramienta que va a traer un poco más de orden y de control
en materia de introducción de agrotóxicos, porque hasta la
fecha en Nicaragua se han introducido cantidades
impresionantes de agrotóxicos y con muy poco control”.
El
dictamen favorable aprobado por la Comisión de Medio
Ambiente y Recursos Naturales tendrá ahora que ser
analizado, discutido y sucesivamente aprobado por el
plenario de la Asamblea Nacional.
Según la
diputada y miembro de esa comisión parlamentaria, Mónica
Baltodano, “en la comisión logramos un acuerdo entre
todas las fuerzas políticas presentes en la Asamblea
Nacional e involucramos en la discusión a representantes del
Ministerio de Agricultura (MAGFOR), de Salud (MINSA)
y de Ambiente y Recursos Naturales (MARENA).
Aprovechamos de la ocasión para retomar el tema de la
prohibición de los agrotóxicos mortales, que estaban en el
listado presentado en 2005 a las instituciones por los
afectados del
Nemagón
y de la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) durante la
“Marcha sin
Retorno”,
y volver a poner en la agenda nacional el impacto de estos
químicos en la salud de la gente y en el ambiente. Lo que
también estamos pidiendo -continuó la diputada Baltodano-
es que el Ministerio de Educación (MINED) y el mismo
MAGFOR
asuman campañas que expliquen el manejo de los agrotóxicos,
porque el nivel de intoxicaciones y muertes por ese motivo
es muy alto y hay que trabajar e incidir para disminuirlo.
Según datos del MAGFOR, las importaciones de estos
productos son muy elevadas y hasta tenemos toneladas de
agrotóxicos que nunca se debieron de importar, y que
entraron al país por falta de medidas que regulen a las
grandes compañías. Faltan también medidas para que estas
empresas se responsabilicen por la destrucción de los
remanentes de estos químicos que quedan almacenados.
Nicaragua tuvo que pagar
más de 2 millones de dólares para destruir un sobrante
de agrotóxicos, enviándolos al exterior porque el país no
cuenta con la tecnología adecuada”,
aseveró Baltodano.
"...vamos a aprovechar para presentar y divulgar
datos tomados de la página web de la Rel-UITA,
que tiene bastante información sobre el tema del
impacto de los agrotóxicos |
En el
trabajo de incidencia con los miembros de la comisión y el
resto de diputados y diputadas que tendrán que votar la
ratificación del Convenio de Rótterdam, la diputada contó
con estudios y notas periodísticas publicadas por la
Rel-UITA.
“Ahora
estamos esperando que la Junta Directiva de la Asamblea
Nacional ponga el dictamen en agenda para su discusión y
aprobación. Entendemos que no va a haber ninguna oposición,
pero obviamente
vamos a aprovechar para presentar y divulgar datos tomados
de la página web de la Rel-UITA, que tiene bastante
información sobre el tema del impacto de los agrotóxicos. Ya
he estado enviando a los miembros de la comisión varias
denuncias y estudios que aparecen en esta página”,
concluyó la diputada.
¿Por qué esperar tanto?
Frente a
la difícil situación y a las debilidades que todavía afectan
al sistema regulatorio nacional en tema de agrotóxicos, y
teniendo Nicaragua dos de los casos más emblemáticos,
como son los de los ex trabajadores bananeros afectados por
el Nemagón
y los ex trabajadores azucareros afectados por
IRC,
surge la pregunta del por qué se esperó tanto para ratificar
este convenio internacional.
“Lastimosamente, Nicaragua no tiene visión de
desarrollo - dijo Sánchez. Tenemos una visión
cortoplacista y la agenda nacional nunca ha priorizado una
agenda de desarrollo como país, sino que se prefiere
privilegiar la demandas de los grupos elites, sean ellos la
empresa privada o los políticos. El
Convenio de Rotterdam es
una de las tantas cosas que se han atrasado, como por
ejemplo la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria, la Ley
de Agricultura Ecológica, la prohibición y restricción de
agrotóxicos.
Ojala que este convenio se apruebe urgentemente por el
plenario de la Asamblea Nacional, porque si así fuera, junto
con el Convenio de Basilea sobre “Control de los
movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su
eliminación”, el Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) y la
Ley 274 para la “Regulación y Control de Plaguicidas,
Sustancias Tóxicas peligrosas y otras similares”, serían
elementos muy importantes para que Nicaragua comience
a tener una mayor regulación en el tema de agrotóxicos”,
concluyó el representante del Centro Humboldt.
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