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                    Lo 
                    
                    dijo... 
                    
                      
                      
                    
                    
                    Según un informe de la Organización Internacional de 
                    Trabajo, 40.000 agricultores mueren en el mundo cada año por 
                    intoxicación aguda con plaguicidas.  
                    
                    
                      
                    
                    
                    "Según el Banco de Seguros, la actividad laboral más 
                    riesgosa —donde ocurren más muertes y accidentes— es la 
                    agricultura y uno de los factores de riesgo son los 
                    agrotóxicos". 
                    
                    
                    Leonardo De León, de la Unión Internacional de Trabajadores 
                    de la Alimentación y la Agricultura. 
                    
                      
                    * * * 
                      
                    
                    
                    "Todos los productos químicos que se utilizan en Uruguay son 
                    iguales a los usados en Europa, China, Japón o Estados 
                    Unidos. Están monitoreados por el LATU y el INIA". 
                    
                    Hugo Manini Ríos, presidente de la Asociación de Cultivadores de 
                    Arroz.   
                    
                      
                    * * * 
                      
                    
                    
                    Bella Unión está rodeada de arroceras y la fumigación, que 
                    se realiza a través de avionetas, llega hasta las casas.
                     
                    
                    
                      
                    
                    
                    "No tenemos nada en contra de la producción de arroz, pero 
                    no queremos arroz que nos mate". 
                    
                    Luis López, asalariado rural 
                    de Bella Unión. 
                    
                      
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                    El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) 
                    del Hospital de Clínicas recibió más de 1.500 consultas por 
                    intoxicación aguda con plaguicidas en 2003, siendo la 
                    tercera causa de este tipo de afecciones. 
                    
                     
                    
                    
                      
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                    Los plaguicidas más peligrosos son los organo-fosforados. 
                    La toxicóloga del CIAT, Amanda Laborde afirma que ha habido 
                    "dos suicidios y dos muertes en niños" por esa razón. 
                    
                     
                    
                    
                      
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                    "Para comprar un psicofármaco te 
                    piden receta verde y para un producto que es mucho más 
                    peligroso –porque con dos o tres litros de agrotóxicos 
                    categoría I hacemos un destrozo– no se pide nada". 
                    
                    
                    Fernando Gemelli, jefe del Área de 
                    Producción y Comercialización del Mercado Modelo. 
                      |  | 
                      
                     
                    
                    
                    Acá no se supervisa demasiado el uso de los más de 300 
                    principios activos habilitados para vender, 43 de los cuales 
                    están prohibidos o restringidos en otros países, y la enorme 
                    mayoría de los trabajadores rurales, al igual que los 
                    consumidores, no tienen idea de sus efectos. Mientras, desde 
                    hace dos años los habitantes de Bella Unión son "rociados" 
                    con plaguicidas echados a las arroceras aledañas por 
                    avionetas fumigadoras y denuncian varios problemas de salud. 
                    Los productores, por su parte, afirman que los químicos 
                    utilizados en Uruguay son los mismos que en Europa y Estados 
                    Unidos, y aseguran que son inocuos para el hombre. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    
                    VENTA LIBRE: 
                    Los agrotóxicos son sustancias químicas o biológicas que se 
                    utilizan para combatir plagas o vegetales. Se agrupan según 
                    sus usos en insecticidas, fungicidas, herbicidas, 
                    nematicidas, acaricidas o defoliantes, entre otros, y se 
                    dividen en cuatro categorías de acuerdo con su nivel de 
                    toxicidad. Según un informe de la Organización Internacional 
                    de Trabajo, 40.000 agricultores mueren en el mundo cada año 
                    por intoxicación aguda con plaguicidas, a lo que se suman 
                    las intoxicaciones crónicas que provocan graves enfermedades 
                    como cáncer y malformaciones congénitas. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    La Dirección General de Servicios Agrícolas del Ministerio 
                    de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) autoriza la libre 
                    comercialización de casi 300 principios activos y 840 marcas 
                    comerciales de pesticidas, 43 de los cuales están prohibidos 
                    o severamente restringidos en el mundo. Así lo señala un 
                    informe de la Unión Internacional de Trabajadores de la 
                    Alimentación y la Agricultura (UITA), una organización que 
                    nuclea sindicatos del sector agrícola, asalariados rurales, 
                    pequeños agricultores y campesinos. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Leonardo de León, integrante de la regional de la UITA para 
                    América Latina, con sede en Montevideo, entiende que en 
                    Uruguay no existe una política que apunte a la prevención de 
                    daños en la salud de la población y el ambiente. "Según el 
                    Banco de Seguros, la actividad laboral más riesgosa —donde 
                    ocurren más muertes y accidentes— es la agricultura y uno de 
                    los factores de riesgo son los agrotóxicos", afirma. 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    Algunos agroquímicos restringidos en varios lugares del 
                    mundo son de uso permitido en nuestro país. Uno de los 
                    ejemplos que la UITA considera más graves es el del bromuro 
                    de metilo, un desinfectante de suelos que se encuentra en la 
                    categoría toxicológica I –la más alta– por lo que su uso 
                    requiere la intervención de aplicadores certificados para 
                    disminuir los riesgos. "En Estados Unidos y Europa lo 
                    aplican empresas especializadas en productos de ese tipo, ya 
                    que puede causar la muerte. Es uno de los principales 
                    destructores de la capa de ozono. Entre sus componentes 
                    tiene cloropicrina, un gas que se usaba en campos de 
                    concentración nazis. En Uruguay se utiliza sin condición 
                    alguna. Lo aplican los asalariados rurales y los pequeños 
                    productores". Un convenio de Naciones Unidas —Protocolo de 
                    Montreal— firmado por Uruguay obliga a retirar del mercado 
                    este producto, un extremo que aún no se cumple, según 
                    denuncia la UITA. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Hugo Manini Ríos, presidente de la Asociación de 
                    Cultivadores de Arroz, aseguró que "todos los productos 
                    químicos que se utilizan en Uruguay son iguales a los usados 
                    en Europa, China, Japón o Estados Unidos. Están monitoreados 
                    por el LATU y el INIA. Es cierto que el Ministerio admite 
                    genéricos que no son el principio activo original. También 
                    se usa clomazone, un herbicida cuya deriva es muy grande, de 
                    tres o cuatro kilómetros. Es dañino para algunos árboles y 
                    plantas, les deja las hojas blancas, pero es inocuo para el 
                    hombre". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    
                    AFECTADOS: 
                    Varios trabajadores rurales han denunciado la situación y 
                    están pidiendo información, pero De León enfatiza que "de 
                    los 95.000 asalariados rurales del país, la gran mayoría no 
                    tiene ni idea de los efectos que pueden tener los 
                    agrotóxicos, aunque convivan con ellos, al igual que sus 
                    familias". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    En Bella Unión, una de las localidades más castigadas por la 
                    pobreza, el problema de los agrotóxicos es foco de atención 
                    no sólo para los trabajadores rurales, sino para todos sus 
                    habitantes. La ciudad está rodeada de arroceras y la 
                    fumigación, que se realiza a través de avionetas, llega 
                    hasta las casas, dicen los denunciantes. "Se está echando 
                    insecticidas y otros herrbicidas literalmente arriba de los 
                    pueblos, al punto que ya existen varios problemas de salud 
                    en gente de lugar, como afecciones respiratorias en niños", 
                    detalla de León. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    A tal punto ha llegado este problema, que en mayo de 2004 el 
                    MGAP sacó una resolución prohibiendo las fumigaciones aéreas 
                    a menos de 500 metros de centros poblados y las fumigaciones 
                    terrestres a menos de 300 metros. "Este es un indicador de 
                    que se estaban haciendo mal las cosas. Y se siguen haciendo 
                    mal, porque no sólo no bajó el impacto de las fumigaciones, 
                    sino que subió sensiblemente. Mientras tanto no hay 
                    sanciones de ningún tipo". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    
                    EL PUEBLO: 
                    Luis López trabaja en las plantaciones de caña de azúcar en 
                    Bella Unión. Su labor es zafral, consigue changas y trabaja 
                    a destajo, unas ocho horas diarias por 89 pesos la jornada. 
                    López, que es secretario general de la Unión de Trabajadores 
                    Azucareros de Artigas (UTAA) está preocupado por la 
                    situación que está viviendo su localidad debido a las 
                    fumigaciones aéreas. "Las avionetas llegan todos los 
                    domingos a las 7 de la mañana, mientras la gente está en sus 
                    casas, pero es igual. En general el viento sopla para la 
                    zona de la ciudad. Aparte, las avionetas se surten en el sur 
                    y sobrevuelan todo el pueblo para llegar al norte, donde 
                    tienen que aplicar la fumigación", relata. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    El trabajador asegura que la resolución ministerial que 
                    establece una distancia de centros poblados de más de 500 
                    metros para las aplicaciones aéreas no se respeta. "En el 
                    norte, hay plantaciones a 50 metros de Las Láminas –un 
                    asentamiento de Bella Unión muy poblado– y a la salida del 
                    pueblo, en el sur, están a 120 metros. Hicimos una 
                    movilización para denunciar esto, pero hasta ahora no 
                    sucedió nada", afirma. Y aclara: "no tenemos nada en contra 
                    de la producción de arroz, pero no queremos arroz que nos 
                    mate". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Por su parte, Manini Ríos, de la Asociación de Cultivadores 
                    de Arroz, quien se encontraba en Bella Unión en el momento 
                    de ser consultado, consideró que estas denuncias "son muy 
                    graves y habría que analizarlas" pero sostuvo que no está al 
                    tanto "de ninguna situación de ese tipo". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    La intersindical de Bella Unión, con ayuda de la UITA, está 
                    elaborando un informe sobre los efectos crónicos en la salud 
                    por la exposición a agrotóxicos, en el que participan 
                    médicos laborales, toxicólogos, neumopediatras, genetistas y 
                    psicólogos. "Hay muchos niños con problemas respiratorios, 
                    asma, la gente muchas veces muere a los 40 años de problemas 
                    cardíacos, y pensamos que tiene que ver con los 
                    agrotóxicos", afirma López. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    El estudio, realizado sobre más de 300 habitantes de la 
                    localidad, será presentado públicamente antes del 12 de 
                    marzo. La coordinadora del proyecto, Liria Martínez, sostuvo 
                    que el objetivo no es sólo de difusión de los daños de estos 
                    tóxicos sobre la salud, sino que apunta a la toma de 
                    decisiones por parte de las nuevas autoridades. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    
                    ALERTA: 
                    El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) 
                    del Hospital de Clínicas recibió más de 1.500 consultas por 
                    intoxicación aguda con plaguicidas en 2003, siendo la 
                    tercera causa de este tipo de afecciones, tras las 
                    provocadas por medicamentos y productos de uso doméstico. La 
                    toxicóloga y especialista en salud ocupacional Amalia 
                    Laborde, integrante del CIAT, señaló que "no todos los casos 
                    se consultan. A veces los trabajadores van al hospital por 
                    una afección pero no la relacionan con el plaguicida, 
                    entonces no se registra como intoxicación por agrotóxicos".
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    En cuanto a la peligrosidad de estas sustancias, Laborde 
                    destacó que "en el mundo hay más de 900 principios activos 
                    de plaguicidas y todos tienen diferente potencial de 
                    toxicidad. Los más leves requieren dosis muy altas para 
                    provocar un efecto, y los más severos pueden tener graves 
                    consecuencias con exposiciones mínimas". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    A los efectos inmediatos de estos tóxicos deben sumarse los 
                    crónicos, de lento y casi imperceptible desarrollo. "Se 
                    conocen menos porque no hay suficientes investigaciones. La 
                    población más vulnerable es la que se expone crónicamente: 
                    los trabajadores rurales y de empresas de fumigación, así 
                    como los veterinarios. Las afecciones crónicas más 
                    frecuentes vinculadas a los plaguicidas son las cutáneas, 
                    las respiratorias y los problemas neurológicos, pero también 
                    hay sustancias capaces de dañar el hígado, la función renal 
                    y la sangre. El cáncer o la alteración de la función 
                    hormonal pueden ser efectos probables a largo plazo", 
                    explica Laborde. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Los plaguicidas más peligrosos son los organo-fosforados. La 
                    toxicóloga afirma que ha habido "dos suicidios y dos muertes 
                    en niños por esa razón. Años atrás hubo muertes por 
                    intoxicación laboral". 
                    
                    
                     
                    
                    Nivel permitido en 
                    frutas y verduras
                    
                    
                     
                    
                    
                    Para definir cuáles son los niveles tóxicos tolerables para 
                    el consumo, Uruguay se acoge al Límite Máximo de Residuos, 
                    cifra establecida por el Codex Alimentario, un organismo 
                    internacional de la OMS y la FAO. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Hace dos años, el Laboratorio de Bromatología de la 
                    Intendencia de Montevideo, la cátedra de Tecnología de los 
                    Alimentos de la Facultad de Agronomía y la Comisión 
                    Administradora del Mercado Modelo comenzaron a estudiar la 
                    calidad de las frutas y verduras y sus niveles de 
                    contaminación por agrotóxicos. En la primera etapa se 
                    analizaron 200 muestras de las principales frutas y 
                    hortalizas. El 93% no presentaron problemas de plaguicidas. 
                    En un 7% de las muestras se encontró restos de agroquímicos 
                    por encima de lo permitido. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    El ingeniero agrónomo Fernando Gemelli, jefe del Área de 
                    Producción y Comercialización del Mercado Modelo, aclaró que 
                    la muestra no tiene valor representativo y no se puede 
                    generalizar a partir de ella. El profesional explicó que "el 
                    hecho de que una fruta tenga residuos tóxicos por encima del 
                    nivel permitido no quiere decir que al comerla vaya a pasar 
                    algo. Eso sucedería si comiera todos los días del año, a la 
                    larga". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Gemelli entiende que, a priori, los valores encontrados son 
                    razonables y acordes a los de países europeos. De todas 
                    formas, recalca que "la intención es reducir la existencia 
                    de restos de plaguicidas en frutas y verduras", aunque 
                    sostiene que "llevar los niveles a cero es casi inviable". 
                    También insiste en que las frutas y hortalizas siguen siendo 
                    "el grupo de alimentos más seguros que hay". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    No obstante, la toxicóloga Amalia Laborde, entiende que si 
                    bien la exposición a través de los alimentos se da en dosis 
                    muy bajas, "nosotros ingerimos muchos alimentos con muchas 
                    dosis bajas. Aunque se establecen límites máximos para los 
                    plaguicidas, es necesario tenerlo en cuenta con relatividad. 
                    Nadie come una manzana, sino una canasta familiar, donde 
                    puede haber diversos límites y en conjunto estamos superando 
                    la ingesta diaria admisible". 
                    
                    
                     
                    
                    
                    
                    DESCONTROL: 
                    En Uruguay el registro, venta y control de plaguicidas se 
                    rige por el Decreto 149, que data de 1977. No obstante, 
                    muchas de sus disposiciones son abiertamente violadas y las 
                    sanciones no se cumplen. Gemelli cree que "hoy la venta de 
                    plaguicidas es desordenada. Cualquiera puede comprar, 
                    cualquiera puede aplicar". Por eso, las medidas para tomar 
                    son muchas, asegura. "Podría establecerse que no se vendan 
                    plaguicidas altamente tóxicos, o que su aplicación precise 
                    la firma de un técnico responsable. Para comprar un 
                    psicofármaco te piden receta verde y para un producto que es 
                    mucho más peligroso –porque con dos o tres litros de 
                    agrotóxicos categoría I hacemos un destrozo– no se pide 
                    nada. Encima se fraccionan, algo que está prohibido". 
                    
                    
                    
                     
                    
                    
                    Asimismo, las frutas y hortalizas se comercializan sin 
                    ningún rotulado. "Nadie se hace responsable desde el sector 
                    productor por lo que pone a la venta. Debería ser 
                    obligatorio el etiquetado donde conste quién puso qué en el 
                    mercado", dice Gemelli. 
                    
                    
                     
                    
                    
                    Por ahora, no hay controles ni sanciones. "El Mercado Modelo 
                    no está en una etapa fiscalista, sino educativa. Los 
                    análisis que hacemos los damos a los mayoristas y operadores 
                    de mercado para que a su vez los transmitan al productor". 
                    Por su parte, el representante de la UITA Leonardo de León 
                    opina que ha habido negligencia de los gobiernos al no 
                    evaluar a fondo los efectos de los agroquímicos autorizados 
                    en la salud y en el ambiente. "El MGAP sólo evalúa si equis 
                    plaguicida regula equis hongo, insecto o bacteria. Pero para 
                    los demás efectos, nada". A su vez, sostiene que los 
                    controles en cuanto a los residuos de plaguicidas en frutas 
                    y hortalizas "dejan mucho que desear. Como consumidores no 
                    tenemos información al respecto". 
                    
                    
                     
                    
                    De Tóxico a 
                    Orgánico
                    
                    
                     
                    
                    
                    En el 2001, mediante un grupo de extensión universitaria de 
                    la Facultad de Agronomía, asalariados rurales y pequeños 
                    productores de Bella Unión comenzaron una experiencia para 
                    reemplazar agrotóxicos por productos orgánicos. "Nosotros 
                    sabemos que todavía no estamos bien preparados para la 
                    producción orgánica. Pero con los agrotóxicos, aparte de los 
                    perjuicios en la salud, se pierde dinero en la chacrita, 
                    porque son muy caros. Salen unos 500 dólares y sólo da para 
                    dos o tres preparaciones", explica López, aunque reconoce 
                    que la producción orgánica "lleva mucho más laburo y hay que 
                    preparar mejor la tierra". 
                    
                    
                      
                    
                    
                    Gabriela Vaz
                    
                    
                    Diario El País
                    
                    
                    2 de marzo de 2005