Uruguay

Semiesclavitud en los arrozales

 

Más de veinte arroceros trabajan en condiciones infrahumanas en predios rurales del departamento de Tacuarembó, en el centro norte de Uruguay. Dos de ellos son uruguayos, y el resto brasileños que residen en este país en situación irregular. Vecinos de la zona sostienen que la policía está al tanto del caso, pero no ha actuado.

 

Todos laboran en forma rotativa en cuatro predios arrendados por la empresa Bandisur Sociedad Anónima a estancieros de la zona de Rincón de los Mattos y Picada de Cuello, cercanos al poblado de Villa Ansina.

 

Dos de los trabajadores, llamados Daniel y Heber, son de nacionalidad uruguaya y se desempeñan como tractoristas. A ellos los empresarios les pagan las cargas sociales, pero reciben una paga escasa (4.500 pesos, algo más de 180 dólares, por unas 12 horas de labor cotidianas en condiciones insalubres). Los otros veinte, brasileños, reciben 5.000 pesos (algo más de 200 dólares) pero no gozan de beneficios sociales y trabajan entre 12 y 18 horas diarias.

 

El uruguayo Daniel opera una fumigadora que espolvorea productos fosforados, razón por la cual padeció recientemente problemas de salud que no fueron atendidos adecuadamente. Ahora Daniel monta su tractor con un tapanariz de tela, pero incluso sus colegas brasileños se niegan a realizar su misma tarea. 

 

Todos pernoctan, de a cuatro por habitación, en diminutos cuartuchos en una estancia, y se alimentan únicamente con raciones de arroz y porotos (....) cocinadas por una brasileña esposa de uno de los operarios.

 

Ninguno de los trabajadores brasileños cobra horas extras y trabajan a la hora que el capataz (brasileño también él) y el patrón disponen. Todos los trabajadores tienen una hora para empezar, pero jamás saben cuándo terminarán. En épocas de máximo trabajo, hubo gente que llegó a hacer 48 horas seguidas. Leandro, el capataz brasileño, los obliga, si lo considera necesario, a trabajar por las noches en tractores sin cabina, en pleno invierno. Considera que el que se niega a hacerlo “no sirve” y lo despide.

 

Si uno de los uruguayos se enferma, tiene cobertura médica, pero si lo hace un brasileño es enviado a su país a “recuperarse”.

 

Cuando tiempo atrás llegaron a los predios alquilados por esta empresa dos inspectores del Ministerio de Trabajo, el patrón, que estaba avisado de la visita, escondió a los trabajadores en pozos y en caños.

 

Las plantaciones de arroz comenzaron esta semana, y se calcula que cubrirán una 1.500 hectáreas. Bandisur vende su producción a la empresa uruguaya Saman, una de las principales arroceras del país, gran exportadora del grano.

 

La policía de la zona conoce la situación irregular de los brasileños, pero hasta ahora nada ha hecho al respecto.

 

Rel-UITA *

21 de setiembre de 2005

 

* Basado en una nota del periodista Miguel A. Olivera Prietto publicada en el semanario Acción Informativa el 26 de agosto último

 

 

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