Ana María Segovia, vocera de la
comunidad de Rincon'í -donde en 1998 la empresa
estadounidense Delta&Pine desechó 660 toneladas de
semillas de algodón vencidas y pretratadas con cuatro
agrotóxicos- y Carlos Amorín, en
representación de la Rel-UITA, han mantenido
varias entrevistas en el Ministerio de Salud Pública
reclamando una acción sanitaria urgente.
La población del lugar continúa padeciendo graves
enfermedades vinculadas a los químicos derramados, sin que
hasta ahora se haya recibido una mínima atención por parte
de las instituciones de salud del Estado.
Asimismo, presentaron en otras dependencias del nuevo
gobierno un Programa de Acción Social para Rincon'í que
apunta a mitigar las consecuencias sociales y culturales de
la contaminación, y de la posterior campaña de presiones y
amenazas que se desató en la zona para proteger a los
responsables, vinculados a los poderosos locales.
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