Europa: ¿puerta abierta a las ganancias de la
industria agroquímica y cerrada a sus consecuencias?
Desde el 1º de setiembre rige la normativa
comunitaria que introduce niveles máximos de pesticidas
permitidos en los alimentos. Según la Comisaria de Salud de
la CE Androulla Vassiliou el objetivo de la
normativa, adoptada en 2005, es garantizar que "los residuos
de pesticidas en los alimentos son lo más bajos posibles y
no tengan efectos dañinos" para los consumidores europeos,
según sus declaraciones citadas por la agencia Europa Press.
Pero mientras se busca tener a buen resguardo a los
consumidores europeos, las corporaciones europeas dedicadas
a la producción de esos mismos agrotóxicos mantienen una
creciente presencia en América Latina, ya sea en lo
referido a la colocación de sus productos como –a través por
ejemplo de los Acuerdos de Asociación o los Tratados de
protección Recíproca de Inversiones signados con los países
latinoamericanos- en su instalación contaminante en el
subcontinente.
La lista “negra”
El nuevo reglamento europeo cubre aproximadamente
unos 1.100 pesticidas empleados o anteriormente empleados en
el sector agrícola dentro y fuera de la Unión Europea
y establece "niveles de residuos de pesticidas máximos" para
315 productos agrícolas.
La nueva legislación comunitaria introduce
niveles máximos teniendo en cuenta la seguridad de todos los
segmentos de población, incluidos bebés, menores y
vegetarianos. "Los alimentos producidos o importados desde
un Estado miembro deben ser seguros para los consumidores en
todos ellos", recalcó la comisaria.
A pesar de que los Estados miembros son los
responsables de controlar que se cumplen dichos niveles, los
agricultores, comerciantes e importadores de alimentos, en
cuya producción se hayan utilizado pesticidas, son los
responsables en última instancia de la seguridad alimentaria
de sus productos y son responsables de garantizar el
cumplimiento de los niveles de residuos máximos permitidos.
Esto significa, y existen diversos antecedentes
al respecto, que si una partida alimentaria excede los
niveles máximos permitidos por la UE en cuanto a
trazas de agrotóxicos, la misma es decomisada sin
indemnización para el productor, la legislación comunitaria
permitía aplicar distintos niveles máximos para un mismo
pesticida y alimento en los distintos Estados comunitarios
lo que, a juicio de la Comisión, daba lugar a "confusión" a
la hora de comercializar pesticidas en la UE y qué
nivel máximo era el aplicable, especialmente en el caso de
los alimentos que "exceden el nivel de residuo máximo en un
Estado miembro, pero aceptable en otros Estados miembros".
La otra cara
La contracara de esta legítima preocupación de
parte de Bruselas por los residuos químicos nocivos en los
alimentos que ingresan desde fuera de la UE puede
observarse en la avasallante presencia de las empresas que
producen esos mismos agrotóxicos en América Latina
y el Caribe.
Las grandes corporaciones de agroquímicos
europeas están instaladas en posiciones dominantes en
América Latina y el Caribe y un puñado muy
reducido de las mismas se dividen la mayor parte del
mercado: BAYER, BASF, SYNGENTA, etc.
Por ejemplo, en el caso de la alemana BAYER,
que comparte sus divisiones de salud humana con las
vinculadas a la producción agrícola, recibe de su operativa
en Brasil el 34 por ciento de sus ganancias en todo
el continente. La empresa tiene plantas de producción en São
Paulo, Porto Alegre y otras ciudades industriales
brasileñas. En América Central la empresa tiene tres
plantas de producción y representa el 9 por ciento de las
ventas del grupo en América Latina, en
especial en áreas clave como agroquímicos, biotecnología y
tratamiento de semillas.
En América del Sur, tiene presencia en
Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay
y Uruguay. Esta región representa un 13 por ciento de
los negocios del Grupo en Latinoamérica y cuenta con tres
plantas de producción ubicadas en Argentina (dos en
Pilar y una Zárate). Dentro del mercado agrícola desarrolla
y comercializa productos en los segmentos claves de
agroquímicos, biotecnología y tratamiento de semillas.
El mercado mexicano representa el 28 por ciento
de las ventas en Latinoamérica. Ergo, México
es el segundo mayor mercado del Grupo en la región. Las
oficinas centrales están en la Ciudad de México y el país
tiene cinco plantas de producción (Ciudad de México, Lerma,
Santa Clara, Orizaba y Monterrey). Otro tanto podría decirse
de la holandesa NIDERA, vendedora virtualmente
monopólica de las semillas de soja transgénica... y de sus
agrotóxicos asociados en el mismo paquete tecnológico.
Un informe de la Red de Acción en Plaguicidas (RAP-AL),
sección Uruguay, da cuenta de los efectos de este
modelo de agricultura sobre el calentamiento global y el
cambio climático, asociado a la industria de los
agrotóxicos. De acuerdo a la FAO, la agricultura aporta más
del 20 por ciento de las emisiones globales de gases de
efecto invernadero generados por actividades humanas.
Las emisiones resultan del modelo de agricultura
impulsado durante los últimos 50 años, basado en el uso
intensivo de maquinaria, agrotóxicos, fertilizantes químicos
y sistemas de riego. En Uruguay dicho modelo de
agricultura se ha visto incrementado sustancialmente en los
últimos años, en particular con el auge de la soja
transgénica, que ha pasado a ocupar unas 500.000 hectáreas
de tierra y representa en la actualidad el principal renglón
agrícola del país.
Tomado de Radio
Mundo Real
10 de septiembre de 2008
|