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Con el TLC, 209 plantas 
estadounidenses de etanol, con capacidad de 
14.764 millones de galones, que supera su 
demanda nacional, y las más de 150 de “biodiesel”, 
que colocan en su país apenas un tercio de su 
capacidad productiva de 3 mil millones de 
galones, cuentan las horas para caer sobre 
Colombia.  | 
 
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En febrero de 2006 
Álvaro Uribe dijo al finalizar la negociación del TLC 
con Estados Unidos: “Además, el azúcar tiene unas 
grandes alternativas…para producir ese alcohol carburante, 
que podemos exportar desde ya”; “son infinidad los productos 
que se benefician,…la palma africana, ahí (sic) tiene 
Colombia una gran revolución, la producción de biodiesel…”.
Con lo de la caña y la palma justificaron entregar arroz, 
maíz y avicultura.  
  
También se otorgó un 
arancel del 15 por ciento para el ingreso del etanol 
norteamericano, con reducción al 0 por ciento en 5 años. 
Desde noviembre de 2010, ese porcentaje base es del 10 por 
ciento, gracias al rebajón arancelario unilateral de 
Manuel Santos. El “biodiesel” estadounidense quedó 
con cero aranceles. 
  
Pero algunos hechos 
comienzan a mostrar que las promesas ganadoras para caña y 
palma se desvanecen. Las eventuales importaciones de jarabe 
de maíz, como edulcorante, y de una amplia gama de productos 
con azúcar incorporado, desplazarían el dulce nacional del 
mercado interno.  
  
Los problemas de 
comercialización ilegal de aceites líquidos afectan la 
palma, cuya participación en ese segmento es 15 por ciento. 
Tampoco dejan de preocupar las futuras importaciones con 
base en soya, canola, maíz o girasol.  
  
En 2006, no calcularon que
Estados Unidos sería fuerte exportador de etanol y “biodiesel”, 
elaborado con soya, grasa animal y aceite reciclado. Las 
exportaciones norteamericanas de alcohol carburante en 2011 
superaron mil millones de galones y hasta le vendieron a 
Brasil casi 200 millones.  
  
El costo de producción 
brasilero por galón está sobre 1,50 dólar, en Estados 
Unidos es menos de 1,05 y el valor final al público es 
de 1,80. En Colombia es el doble de Norteamérica, y para 
el consumidor final cuesta casi el triple. En “biodiesel”, 
Estados Unidos es segundo productor global detrás de 
Europa.     
  
El mercado interno 
norteamericano para etanol y “biodiesel” está saturado, y 
por ello requieren exportarlos. Las ventas externas han sido 
sancionadas por prácticas ilegales. En 2009, la Unión 
Europea aplicó cláusulas anti-dumping, que intentaron 
ser burladas camuflando carburante norteamericano como 
canadiense o de Singapur. Australia también 
impugnó envíos transados a precios por debajo del costo y se 
le acusa de reexportar producto asiático.  
  
Los agrocombustibles se 
validaron para reemplazar gasolina y diesel en los motores. 
Muy pocos pensaron que los substitutos podrían venir de 
Estados Unidos, el primer comprador de petróleo. 
 
Con el TLC, 209 plantas 
estadounidenses de etanol, con capacidad de 14.764 millones 
de galones, que supera su demanda nacional, y las más de 150 
de “biodiesel”, que colocan en su país apenas un tercio de 
su capacidad productiva de 3 mil millones de galones, 
cuentan las horas para caer sobre Colombia. 
 
  
Cañeros y palmeros: por 
ustedes también vienen los gringos.  
  
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