Brasil
Con Flavio Valente
"El derecho a la alimentación se garantiza
con participación conciente y militante" |
Brasil es uno de los pocos
países de la región que ha avanzado en la
institucionalización de comités nacionales de contralor de
la aplicación del derecho humano a la alimentación. Desde
esa posición, el gobierno y las organizaciones de la
sociedad civil están aportando a la discusión mundial sobre
los acuerdos internacionales que lo implican. Durante la 3ª
Consulta Regional para América Latina y el Caribe FAO –
Organizaciones No Gubernamentales / Organizaciones de la
Sociedad Civil, pudimos dialogar con Flavio Valente, relator
nacional para el Derecho Humano a la Alimentación, Agua y
Tierra Rural de Brasil.
-¿Cómo ves la evolución de los derechos humanos desde la
aprobación de la Declaración Universal hasta nuestros días?
-Las conquistas obtenidas por los pueblos del mundo en
la esfera de los derechos humanos son el resultado de la
lucha de grupos, poblaciones e individuos oprimidos y
discriminados a lo largo de milenios de historia de la
humanidad. Es el resultado de la lucha de esclavos, siervos,
trabajadores asalariados, mujeres, homosexuales, pueblos
indígenas y otros grupos excluidos y discriminados en
búsqueda de equidad, dignidad, diversidad y libertad. La
Declaración Universal de los Derechos Humanos representa la
consolidación de estas conquistas y fue adoptada por los
pueblos del mundo cuando aún estaban bajo el impacto de las
atrocidades del nazismo.
En 1966 fueron aprobados dos pactos, en vez de uno
como estaba previsto, que apuntaban a asegurar el respeto de
los derechos previstos en la Declaración Universal: el Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el Pacto
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. La Guerra Fría era el telón de fondo para esa
división: los países occidentales promovían los derechos
civiles y políticos y los países socialistas los derechos
sociales, económicos y culturales.
El final de la Guerra Fría y el crecimiento del
movimiento internacional por los derechos humanos
posibilitaron que en la Conferencia de Viena de 1993 se
reafirmaran sus principios fundamentales:
-
Universalidad e inalienabilidad;
-
indivisibilidad;
-
interrelación e interdependencia;
-
equidad y no discriminación;
-
participación e inclusión;
-
obligación de rendir cuentas y estado de derecho.
La reafirmación de su indivisibilidad reubica a los
derechos económicos, sociales y culturales en el mismo nivel
que los derechos civiles y políticos y obliga a priorizar la
discusión sobre su materialización en cada uno de los
países. El derecho humano a una alimentación adecuada había
motivado un estudio del relator especial de la ONU, Asbjorn
Eide, que continúa siendo la base de las elaboraciones al
respecto hasta el presente.
-Específicamente en lo que refiere al respeto de ese
derecho, ¿qué pasos se han dado?
-El Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales elaboró, en el año 2000, el Comentario General
12, que aclara el contenido de este derecho y orienta a los
gobiernos sobre los pasos que son necesarios para hacer
efectiva su promoción. Esta aclaración había sido solicitada
por los jefes de gobierno presentes en la Cumbre Mundial de
la Alimentación (Roma, 1996).
Después de reafirmar y aclarar el concepto del
derecho, el Comentario presenta una propuesta de estrategia
cuyos pasos principales son:
a)
Articulación de las políticas, programas y acciones públicas
relevantes.
b)
Definición participativa de indicadores, metas, plazos y
recursos asignados.
c)
Establecimiento de mecanismos de monitoreo y evaluación.
d)
Consolidación de una ley orgánica de promoción del derecho a
la alimentación en el contexto de la seguridad alimentaria y
nutricional.
Es esencial tener en cuenta que para la promoción de
los derechos humanos el proceso es tan importante como los
resultados, es decir que “los fines no justifican los
medios”.
Además, el Comentario remarca que los Estados tienen,
junto a sus obligaciones de resultados, obligaciones de
conducta. Al concretar el derecho humano a la alimentación
es fundamental que se mantenga la coherencia con los
principios básicos de todos los derechos: universalidad, no
discriminación, indivisibilidad, etcétera. Para ello es
necesario que inviertan en la capacitación de los diferentes
actores implicados en el proceso, que potencien los
mecanismos públicos de información y faciliten el
funcionamiento de los organismos de monitoreo.
-¿Cuál es la situación actual?
-Hoy se da una agudización de la disputa política
entre el paradigma de desarrollo orientado por y para el
mercado y el paradigma de los derechos humanos. Esto se
refleja claramente en la lucha entre el unilateralismo
militarista y hegemonista del presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, y la propuesta de fortalecimiento de los
mecanismos multilaterales de la ONU.
El derecho humano a la alimentación se encuentra hoy
en el centro de esa disputa. A nivel de FAO se estableció un
grupo de trabajo que elaboró un conjunto de directrices
voluntarias para la promoción del derecho. Este grupo debe
presentar su propuesta al Comité Mundial de Seguridad
Alimentaria, que se reunirá en setiembre próximo.
La participación de representantes de la sociedad
civil ha sido intensa durante todo este proceso y ha servido
de forma significativa para la elaboración de los borradores
que actualmente se están discutiendo. Este ha sido un
proceso difícil por diferentes razones:
a)
se trata de la primera vez que los gobiernos discuten cómo
incorporar efectivamente el abordaje de los derechos humanos
en la definición e implementación de políticas públicas;
b)
si bien la mayoría de los países participantes han firmado
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, algunos no lo han hecho, entre ellos Estados
Unidos;
c)
Washington se ha parapetado detrás de una posición que no
concede la misma importancia a los derechos humanos
económicos, sociales y culturales que a los civiles y
políticos;
A pesar de esto la movilización de las organizaciones
sociales y de algunos gobiernos ha conseguido que en los
borradores se establezcan puntos muy interesantes, como, por
ejemplo, que se avance en la precisión del lenguaje y no se
acepten fórmulas como “los países podrían” sino que se diga
directamente “deben”, o la elaboración e implementación de
estrategias nacionales de promoción del derecho humano a la
alimentación que incluyan el diagnóstico de las causas de
las violaciones; propuestas políticas integradas con metas,
indicadores, plazos y definición claros de los recursos
asignados, o la justiciabilidad de esos derechos, esto es el
derecho a reclamar ante la justicia por su incumplimiento,
sea por parte de los gobiernos como a través de los
mecanismos fijados en los acuerdos internacionales de
comercio.
El papel de la sociedad civil en este proceso es
fundamental. Solamente con nuestra participación consciente
y militante tendremos condiciones de garantizar que nuestros
gobiernos efectivamente coloquen las políticas económicas y
de desarrollo al servicio de los derechos humanos, o sea del
respeto, protección y promoción de la dignidad humana para
todos los habitantes de nuestros países y del planeta.
Ariel Celiberti
©
Rel-UITA
3 de mayo de 2004
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