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En 
junio de 2007 la Asamblea Nacional aprobó en general la Ley 
de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (SYSAN). 
No obstante, la votación artículo por artículo se vio 
trabada por la intransigencia de las bancadas liberales en 
la Asamblea, que se opusieron a ratificar la prohibición a 
la importación de alimentos conteniendo organismos 
genéticamente modificados (OGM) incluida en uno de los 
artículos 
    
La Ley 
de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, que 
había sido dictaminada sin mayores problemas por una 
Comisión especial en la pasada legislatura, con importantes 
aportes de organizaciones de la sociedad civil comprometidas 
con esa temática, fue reenviada a Comisión para ser 
estudiada nuevamente. Mientras tanto, diversos diputados 
decidieron pedir a la FAO presentar una nueva 
propuesta, supuestamente para fortalecer el proyecto ya 
existente. 
  
El 
pasado 6 de noviembre la FAO organizó el “Seminario 
sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria Nutricional y 
propuesta de fortalecimiento de la Ley de SYSAN”, en 
el cual presentó a los diputados una propuesta que desvirtúa 
el sentido más profundo del Proyecto de Ley ya aprobado en 
lo general. 
  
Frente a 
esta situación, y a las severas críticas que están surgiendo 
en el seno de las organizaciones de la sociedad civil que 
trabajan el tema de soberanía y seguridad alimentaria, 
Sirel dialogó con Eduardo Vallecillo, facilitador 
nacional del Grupo de Interés por la Soberanía y la 
Seguridad Alimentaria y Nutricional (GISSAN), para 
conocer la posición de este organismo ante esta nueva 
propuesta elaborada por la FAO. 
  
-¿Qué 
es el GISSAN?  
-Hace 
cuatro años la Mesa Agropecuaria y Forestal1
comenzó a trabajar el tema de la 
soberanía y seguridad alimentaria, y junto a otras 
organizaciones decidieron conformar GISSAN. 
Actualmente estamos conformados por 73 organizaciones 
nacionales y 25 ONG europeas que nos apoyan en esta lucha. 
Comenzamos un largo proceso de discusión y consulta con 
numerosos grupos y organizaciones campesinas del país, y 
logramos introducir nuestra propuesta de ley en la Asamblea 
Nacional. Esta propuesta fue dictaminada por una Comisión 
especial y finalmente fue aprobada en lo general por los 
diputados. 
  
-Sabemos que no se pudo lograr su aprobación en lo 
particular y que ahora la FAO acaba de presentar una nueva 
propuesta. ¿Cómo evalúa esta actitud? 
-Tengo 
entendido que a algunos funcionarios de la FAO no les 
gusta el tema de la soberanía alimentaria. En primer lugar, 
tienen la orientación, sobre todo a nivel latinoamericano, 
de promover un marco jurídico específico referido a la 
alimentación y hasta hay gruesos libros que contienen 
diferentes directrices alrededor de cómo debe ser una ley de 
seguridad alimentaria. Hay uno que se llama “Directrices 
voluntarias para establecer el marco jurídico al derecho a 
la alimentación”, prácticamente un formato que la FAO 
ya tiene establecido. Hablar de soberanía alimentaria es un 
concepto que va mucho más allá de un modelo establecido, y 
es algo muy novedoso que tiene que ver con la dignidad de 
los pueblos. Hemos propuesto introducir ese tema no como un 
concepto aislado, sino como modelo de intervención. Cuando 
se habla de seguridad alimentaria se dice que si se cumplen 
sus cuatros pilares la persona no va a padecer de 
inseguridad alimentaria. Pero el problema es cómo lograrlo, 
y aquí entra en juego el concepto de soberanía alimentaria y 
su dimensión local. 
  
-¿Qué 
papel juega el nivel local? 
-Es 
fundamental, porque localmente es más fácil ver los 
problemas e intervenir en una dimensión más pequeña, con 
fondos menores, y se puede establecer un modelo de 
intervención donde todos asuman responsabilidades. Esta es 
nuestra propuesta. 
  
-¿En 
que se diferencia la propuesta de la FAO  con el proyecto 
que ustedes presentaron? 
-Primero 
hay que decir que la FAO está presentando y manejando 
su propuesta como algo secreto, y eso nos parece incorrecto, 
porque es algo que involucra a todos los nicaragüenses. En 
un afán de presentar una propuesta técnica y no política, 
cuando el problema del hambre es político, deciden hacer un 
documento secreto. Otro punto es que el principio de 
precaución no está realmente abordado, y la consecuencia es 
que en Nicaragua va a seguir entrando ayuda 
alimentaria con transgénicos y no hay un mecanismo que 
proteja a la gente. Todo lo que tiene que ver con 
transgénicos la FAO dice que debe ser reglamentado en 
otras leyes, pero ellas todavía no están aprobadas. La 
propuesta de la FAO dice también que muchas de las 
cosas que eliminaron de nuestra propuesta tienen que ser 
incluidas en un “Reglamento”, y las experiencias pasadas, 
como por ejemplo en Guatemala, nos dicen que es algo 
antojadizo y que  muchas veces este instrumento impide una 
verdadera aplicación del concepto de soberanía y seguridad 
alimentaria. 
Lo que 
queremos es una ley que sustente programas que realmente van 
a llegar a la gente. Tenemos, por ejemplo, el caso de los 
frijoles. En el municipio de Santa Lucía de Boaco la 
producción anual de frijoles es de aproximadamente 45 mil 
quintales2 
y está casi totalmente financiada por salvadoreños. Quisimos 
hacer una prueba, tratando de comprar una cierta cantidad y 
fue imposible. Todo estaba ya comprometido aparentemente 
para la exportación, y esta situación la encontramos en todo 
el territorio nacional. ¿Con qué ley se va a parar esto? 
  
-¿Qué 
es lo que más les preocupa de esta propuesta? 
-Es muy 
técnica y es posible que este elemento sea algo que haya 
faltado a nuestra propuesta, sin embargo, si hubiésemos 
podido contar con la participación de la misma FAO, 
seguramente hubiese salido mejor, pero a ellos nunca les 
interesó. Lo que queremos es una ley que tenga un verdadero 
impacto en la gente que padece hambre, y en la que está 
proponiendo la FAO no hay nada de eso. En todo esto 
es fundamental la dimensión local, con una intervención 
directa de las municipalidades, es decir un programa 
nacional que se traslade a los municipios y programas 
propios de los municipios que incidan en la realidad local. 
Esto es lo que propone nuestro proyecto y que desaparece en 
la propuesta de la FAO.  
Creemos 
que una ley debe ser discutida por todos y no puede ser 
creada y presentada como algo secreto, desde un escritorio y 
sin consultar a nadie. Esta situación es aún más preocupante 
cuando se constata la ignorancia que hay alrededor del tema 
por parte de muchos diputados que asistieron al seminario 
promovido por la FAO.  
  
-¿Qué 
opinas sobre la posición del representante de la FAO acerca 
de los transgénicos, que dijo no estar a favor ni en contra? 
-Es 
hipócrita, porque la FAO tiene su departamento de 
investigaciones y tiene también una posición definida, 
porque si así no fuera el PMA no traería transgénicos 
en la ayuda alimentaría, como lo hizo en Nicaragua.
 
  
-¿Cuáles serán los próximos pasos? 
-El 
grupo de animadores de GISSAN se va a reunir y vamos 
a tomar decisiones. Me reuní con la representante de la 
FAO en Nicaragua, Laura de Clementi, y su 
posición fue muy dura. Me dijo solamente que la honorable 
Asamblea Nacional solicitó a la FAO una asesoría 
técnica, y  que se le respondió con una propuesta técnica. 
Agregó también que no podía consultar esta propuesta con 
otras organizaciones, porque sería una posición política y 
la FAO no puede hacer esto. ¿Será posible solucionar 
un problema que es político con una ley técnica? Creo que 
no, y vamos a hacer todo lo posible para que no se apruebe. 
  
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