Alrededor de 1.000 millones de personas
pasan hambre diariamente en todo el mundo.
Más
de 150 millones de niños y niñas pasan hambre o son
desnutridos. Otros 17 mil niños y niñas pierden la vida por
no tener que comer.
Datos
oficiales como estos dan la dimensión del problema y del
motivo de tanta expectativa con relación a la Cumbre de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
Alimentación, que tuve cierre el pasado 18, en Roma,
Italia. En evaluación general de diversas
organizaciones, la reunión terminó sin avances concretos.
FIAN
Internacional (sigla en inglés para Red de Acción e
Información por el Derecho a Alimentarse), por ejemplo,
criticó, la declaración final de la reunión, considerando
que esta no presentó ninguna alternativa en el combate al
hambre. "Ni el reconocimiento del derecho a la alimentación
es nuevo, ni lo es la decisión de que hay que promocionar la
agricultura en los países del Sur", afirmó Flavio Valente,
secretario general de FIAN.
La
organización Oxfam Internacional también se manifestó hoy
con una evaluación sobre la Cumbre. En un total de diez
puntos, la organización dio nota dos a las delegaciones
presentes, pues consideró que no realizaron todo los
trabajos que tenían que hacer. "Este resultado no se
corresponde con la dimensión del problema, que es tan
inmenso como la cifra de mil millones de personas sufriendo
desnutrición, y que está empeorando", afirmó José Hernández
de Toro, vocero de Oxfam.
La
organización puntuó la Cumbre a partir de cinco criterios,
siendo que ninguno logró aprobación. Según Oxfam, una de las
principales medidas era reunir las diferentes iniciativas de
lucha contra el hambre bajo una misma acción de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin
embargo, la reunión sólo impulsó la reforma del Comité de
Seguridad Alimentaria (CSA), no siendo "capaz de
reconocerle la capacidad de exigir a los países una
verdadera rendición de cuentas o de hacer seguimiento de
dónde se invierte el dinero".
Otro punto
evaluado por la organización fueron los planes de los países
en relación al respeto del primer Objetivo de Desarrollo del
Milenio (reducción del hambre a la mitad hasta el año 2015).
Según Oxfam, ONU afirmó que las cifras para el
cumplimiento de tal Objetivo
podrían llegar a 40 mil
millones de dólares anuales, los cuales apoyarían la
producción, el transporte, la organización de los mercados
para los pequeños productores y la ayuda alimentaria.
Sin
embargo, las discusiones no resultaron en compromisos
precisos y efectivos. De acuerdo con la organización, los
presentes en la Cumbre no tuvieron una importante
contribución en el asunto, sólo declararon "estar dispuestos
a incrementar el porcentaje de la Ayuda Oficial al
Desarrollo (AOD) destinado a la agricultura".
Oxfam
destacó aún la falta de apoyo a las políticas para los
pequeños agricultores y las agricultoras y la gran
importancia dedicada a la biotecnología y las nuevas
tecnologías para la producción agrícola. "Esta Cumbre tenía
que centrarse en incrementar el apoyo a los métodos de
cultivo sostenibles que permitirían a los campesinos y
campesinas pobres alimentar a sus familias y aumentar sus
ingresos. Que esto no se haya producido supone su peor
fracaso", consideró Hernández.
Como último
punto, la organización evaluó la forma como la Cumbre
discutió el cambio climático, recibiendo 15 por ciento de
éxito. La justificativa fue la falta de interés de los
participantes en acordar que en el documento que será
producido en la Conferencia de Copenhague - en diciembre de
este año - debería presentar recursos para ayudar a los
pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático. "Esta
Cumbre simplemente ha hecho un llamamiento para que los
pequeños productores sean tenidos en cuenta, lo que en el
mejor de los casos es insustancial", afirmó el portavoz de
la organización.
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