Fast
Food Nation
El
lado oscuro de la comida
típicamente
norteamericana
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El
periodista denunciante, Eric Schlosser se enfrentó a la industria de las
comidas rápidas en su tierra natal: Estados Unidos y se está encontrando con
que no está solo. Su libro está entre los más vendidos de los libros que no
son de ficción en Estados Unidos.
La
primera vez que el libro salió al mercado, un amigo de Illinois que trató de
pedirlo en la biblioteca local se encontró con que se le habían adelantado 56
ávidos lectores. El New York Times
tiene en su página de Internet una entrevista de 45 minutos que se puede
escuchar. Si se busca en Internet se encuentran 9.000 sitios y esta cantidad está
en aumento.
Hasta
el periódico ultraconservador Daily
Telegraph hizo una reseña del libro mucho antes de su publicación en el
Reino Unido y la reseña crítica es muy favorable. De hecho, la única
publicación importante que lo condena es el Wall
Street Journal; tal vez detecta con incomodidad una conexión entre las
ventas desenfrenadas del libro y la caída de las ganancias de McDonald’s en
Estados Unidos.
Los
lectores de Schlosser no se limitan a los habituales sospechosos, ha hallado
apoyo entre los cómodos lectores de clase media cuyas preocupaciones rara vez
van más allá de su familia y sus vecinos. Tal vez se sienten traicionados por
la industria que ha conquistado tan completamente el corazón de sus hijos.
El
propio Schlosser se sorprendió con sus descubrimientos. Se había propuesto dar
una nostálgica estampa sobre el nacimiento de las comidas para llevar con los
drive-in
y se fue encontrando gradualmente con entrelazadas esferas de influencias económicas
y políticas que lo obligaron a repensar la razón de ser del libro. En el
centro hay instancias bien documentadas de cínica corrupción y comida
asquerosa, todo lo cual resulta más escandaloso para los padres al enterarse de
que éstas se dan en todos los niveles desde el matadero hasta los locales de
venta
“Un
empleado de Taco Bell dijo que con frecuencia la comida que se cae al piso se
recoge y se sirve. Un empleado de Arby’s me dijo que uno de los cocineros
nunca se lava las manos luego de reparar el motor del auto. Y varios empleados
del mismo McDonald’s de Colorado Springs aportaron detalles en forma
independiente sobre la máquina de hacer milk-shakes que está infestada con
cucarachas y sobre las armadas de ratones que orinan y defecan en los tubos de
hamburguesas que dejan todas las noches para descongelar en la cocina”.
Uno
de las rasgos más destacados del libro es que no se trata de una diatriba de un
solo problema. Un examen del índice nos conduce a detallados análisis de la
infiltración de empresas en el sistema de educación estatal, la compra y venta
de políticos, la emasculación de sindicatos, la conducción a la quiebra de
pequeños agricultores y muchos otros temas íntegramente relacionados.
El
capítulo sobre la creación artificial de sabor compendia a toda la industria
de alimentos comerciales. Nada de lo que llega a una moderna fábrica comercial
de alimentos tiene una identidad propia en absoluto; el sabor de cada producto
es el resultado de una compleja fórmula química.
Por
ejemplo, un típico sabor a frutilla puede consistir de: amilacetato,
amilbutirato, amilvalerato, anetol, formiato de anisilo, acetato de bencilo,
isobutirato de bencilo, ácido butírico, isobutirato de cinamilo, balerato de
cinamilo, esencia de aceite de coñac, diacetilo, dipropilcetona, acetato de
etilo, amilcetona de etilo, butirato de etilo, cinamato de etilo, heptanoato de
etilo, heptilato de etilo, acetato de etilo, metilfenilglicidato de etilo,
nitrato de etilo, propionato de etilo, valerato de etilo, heliotropina,
hidroxifenil-2-butanona (solución al 10 % en alcohol) α-ionona,
isobutilantranilato, isobutilbutirato, esencia de aceite de limón, maltol,
4-metilacetofenona, antranilato de metilo, benzoato de metilo, cinamato de
metilo, heptincarbonato de metilo, metilnaftilcetona, salicilato de metilo,
esencia de aceite de menta, esencia de aceite de neroli, nerolina,
nerilisobutirato, manteca de orris, alcohol fenetílico, rosa, éter de ron,
γ-undecalactona, vainillina y solvente.
Si
bien Estados Unidos es la nación de las comidas rápidas (Fast Food Nation),
Schlosser deja en claro que la patología social y biológica que expone está
internacionalmente generalizada tal como el calentamiento global. Si el libro
provoca en Gran Bretaña la mitad del efecto que provocó en Estados Unidos, los
gerentes de los restaurantes de comidas rápidas están a punto de pasar muchas
noches sin dormir.
E.
Schlosser
Houghton
Miffin, 2000,
ISBN
0713996021
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