La
obesidad en tanto fenómeno epidémico no se acota a los
países industrializados, afecta también a numerosos países
latinoamericanos, como ya se ha dicho. Lo que sigue, es un
aporte sobre obesidad infantil y sus consecuencias en
Europa, con más de un punto de comparación con nuestra
región.
Por primera vez en la historia es posible que muchos hijos
tengan una esperanza de vida menor que la de sus padres. Las
causantes de este hecho son las patologías asociadas al
exceso de peso.
Uno de cada cuatro niños y niñas europeos es obeso. Cada año
cerca de medio millón de niños y niñas de entre cinco y doce
años son diagnosticados como obesos o con sobrepeso en la
Unión Europea. Una dieta rica en calorías y la falta de
actividad física son las causas principales.
Los niños y las niñas engordan no sólo porque se atiborran
con comida chatarra, sino porque no se mueven; la educación
física del colegio, la única actividad para muchos, no es
suficiente para combatir la sobredosis calórica que reciben.
La solución, por tanto, no sólo es la dieta. Numerosos
estudios han advertido sobre la escasa eficacia que tienen
las modificaciones nutricionales en la disminución de la
obesidad a mediano plazo, e incluso son cuestionadas en
períodos de crecimiento crítico de niños, niñas y
adolescentes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la
obesidad y el sobrepeso han alcanzado dimensión de epidemia
mundial. Antes, la obesidad era un problema exclusivo de los
adultos. Hoy, esta complicación atañe a los más jóvenes. En
España, por ejemplo, hace 15 años sólo el 5 por
ciento de la población era obesa. Hoy lo es el 16 por
ciento, cantidad sólo superada en la UE por Gran
Bretaña.
La causa de esta epidemia es el cambio de hábitos, sobre todo
en lo referente al sedentarismo y a la alimentación. Los
niños y niñas abandonan el consumo de frutas, verduras,
legumbres y pescado en favor de la comida rápida y la
pastelería. En cuanto al sedentarismo, los juegos con amigos
y otras actividades físicas tradicionales han sido cambiados
por la televisión y los videojuegos.
A corto plazo las consecuencias más frecuentes de la obesidad
infantil son alteraciones psicosociales: incluso en edades
tempranas los niños y niñas obesos son señalados de forma
despectiva por sus compañeros, tienen problemas de
aislamiento y relación y menores expectativas académicas. La
repercusión psicológica de la obesidad sobre los
adolescentes puede ser desencadenante de notables problemas
de alimentación, como la bulimia y la anorexia.
A mediano plazo produce alteraciones ortopédicas,
respiratorias y cutáneas. También el síndrome de Picwick
(somnolencia e insuficiencia respiratoria), miocardiopatía y
pancreatitis asociados a obesidad, que son menos habituales,
pero de extrema gravedad. En los niños obesos aumenta la
incidencia de la diabetes mellitas y el riesgo de la
intolerancia a la glucosa, hipertensión y alteraciones de
los lípidos (aumento de colesterol y triglicéridos). La
obesidad infantil aumenta el riesgo de obesidad en la edad
adulta. El 75 por ciento de los adolescentes obesos lo será
de adultos, y la obesidad es factor de riesgo de enfermedad
cardiovascular.
En el terreno económico, la obesidad cuesta a los Estados un
7 por ciento del gasto sanitario. Estudios realizados en
Reino Unido indican que la obesidad es causante por
millones de días de baja laboral cada año. La investigación
cifró en 2.000 millones de euros el gasto anual atribuible a
las pérdidas de productividad provocadas por esas ausencias.
Para combatir la obesidad los expertos aconsejan una
alimentación adecuada y hacer al menos media hora de
ejercicio diariamente. Esta recomendación contrasta con la
realidad cotidiana de la mayoría de los europeos. Los datos
del Eurobarómetro de 2003 ya reflejaban que cerca de 60 por
ciento de los europeos no realizaba ningún tipo de actividad
física en la semana.
Lo que no se consigue cambiar durante la infancia será más
difícil de tratar en décadas posteriores. La niñez es una
etapa en la que se ordena la personalidad y se establecen
patrones de comportamiento, que serán base de su vida
adulta. Por ello, es necesario darse cuenta de que la salud
es una pieza importante en el equilibrio de los niños y las
niñas.
Mientras por un lado 4.000 niños y niñas mueren al día de
inanición, por otro, el abuso de la comida y de la
alimentación chatarra puede dar como resultado toda una
generación de adultos obesos.
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