Uruguay no escapa
al problema
Recientemente la prensa británica ha alertado a
la población sobre las pérdidas catastróficas de
abejas. Una encuesta realizada a la asociación
de apicultores británicos revela que cerca de
uno en tres de las 240.000 colmenas de abeja no
sobrevivieron este invierno y primavera
(principios del año 2008), dejando como
resultado escasez de miel y poniendo en riesgo
la polinización de frutas y verduras.
El presidente de la asociación de apicultores
británicos, Tim Lovett, dijo que él
estaba muy intranquilo por los resultados de la
encuesta: "El porcentaje de pérdidas debido a
las pobres condiciones climáticas y las
enfermedades, varían entre del 5 y el 10 por
ciento, pero una pérdida del 30 por ciento es
para estar muy preocupado. Esto significa
problemas muy serios de polinización y para los
productores de miel.”
Una de las causas podría haber sido la primavera
y verano húmedo del 2007. Las abejas estuvieron
confinadas en sus colmenas. Esto les
imposibilitó a buscar néctar y polen,
provocándoles stress y creando condiciones
apropiadas para ser atacadas por patógenos y
contaminarse entre ellas.
Sin embargo, la asociación de productores de
miel argumenta que las causas son confusas. La
encuesta llevada a cabo a 600 miembros reveló
una marcada división entre las pérdidas entre el
norte y sur, con 37 por ciento en el norte,
comparado con un 26 por ciento en el sur.
"Nosotros no sabemos por qué hay una diferencia
ni las razones de esta alta mortalidad, " dijo
Lovett.
El gobierno reconoce que en Gran Bretaña
las colmenas son cuidadas por 44.000
apicultores, esto contribuye alrededor de £165
millones al año a la economía polinizando muchas
frutas y verduras. Lovett advirtió que:
"El 30 por ciento de pérdida de las colmenas
podría significar un gasto de alrededor £50
millones y poner en riesgo la posibilidad de que
la población pueda consumir cinco porciones de
verduras y frutas al día.”
La Asociación de la Miel anunció en julio de
este año que habrá miel inglesa solo hasta
navidad y habrá que esperar la próxima cosecha
del verano del 2009 para abastecerse de miel
inglesa. También argumentan que: “La culpa de la
escasez de abejas se debe a que más agricultores
se dedican a producir trigo que les da más
ganancias pero éste no produce néctar.”
La principal compañía Británica productora de
miel, Rowse, está muy preocupada sobre esta
situación y ha prometido donar dinero para
llevar a cabo una investigación sobre las causas
de la desaparición de las abejas y una parte de
las ventas de su miel serán destinadas con este
fin.
Stuart Bailey,
presidente de Rowse dijo: " Estamos trabajando
con la asociación Británica de apicultores y
apoyando investigaciones para que en los
próximos 12 meses podamos criar selectivamente
una abeja más robusta que no pueda ser atacada
por parásitos o enfermedades.”
Bailey
agregó que la escasez había sido profundizada
por una subida del 11 por ciento de la demanda
por la miel inglesa durante el año pasado.
Aunque la miel británica significa solamente el
10 por ciento de las 30.000 toneladas de miel
consumidas en el Reino Unido, otros
países productores de miel también han sido
golpeados seriamente por enfermedades de las
abejas y por el clima.
La Argentina que es el “surtidor mundial”
de miel seguido por México, produciendo
hasta 75.000 toneladas, ha sufrido en los
últimos años una baja del 27 por ciento en la
producción debido a las sequías y a las grandes
extensiones de monocultivo de soja, dejando como
consecuencia una subida del 60 por ciento en el
precio de la miel.
En los Estados Unidos, la producción de la miel
ha decaído debido a la pérdida de un 36 por
ciento de las colmenas, muchas debido al
Síndrome del Despoblamiento de las Colmenas (CCD
por sus siglas en inglés). La desaparición
misteriosa está ligada al ácaro de la varroa,
succionador de sangre, a otros virus mortales,
desnutrición por falta de alimentos variados,
uso de agrotóxicos y por una carencia de
diversidad genética.
El CCD se ha expandido a Canadá, a
Francia, a Alemania y a Italia
pero aún no ha sido confirmado por el gobierno
de Gran Bretaña. La asociación de
productores británicos insta al gobierno
británico a colaborar en la investigación sobre
las causas de la pérdida de abejas.
El ministro y agricultor señor Rooker, ha
anunciado la desaparición de la abeja dentro de
una década. El pasado mes de noviembre, dijo al
parlamento: " No negamos que la salud de la
abeja está en peligro y francamente, si nada se
hace las abejas podrían desaparecer en 10 años.”
El Sindicato Nacional de Agricultores de
Inglaterra y Gales declaró que es fundamental
que el gobierno aumente su financiación en la
investigación de las abejas. "La investigación
en la varroa, la cría y el parásito de Nosema.”
Chris Hartfield, consejero hortícola del
sindicato, dijo: “Estamos hablando de seguridad
alimentaria y que el suministro de los alimentos
para el mundo está en riesgo.”
Finalmente un portavoz del Departamento de Medio
Ambiente, Alimento y de Asuntos Rurales
británico dijo: "Importantes fondos públicos
están siendo destinados para apoyar esta área de
trabajo, pero para asegurar que esta
intervención sea eficaz, es vital que el trabajo
sea conducido por una conocida estrategia donde
todos los partidos estén de acuerdo”.
Un problema cada
vez más extendido
Lamentablemente esta situación no ocurre solo en
Gran Bretaña, sino también en muchos
países de distintos puntos del planeta y
Uruguay no escapa a esta realidad.
En Florida, Estados Unidos la misteriosa
desaparición de millones de abejas tiene a los
apicultores muy preocupados. En diciembre del
2006 se encontraron con que muchas de las abejas
habían desaparecido y lo curioso de este hecho
es que no se encontraron rastros de sus cuerpos.
La otra rareza de esta situación es que las
abejas obreras se van, dejando a la reina atrás,
comportamiento totalmente atípico dentro del
reino de las abejas.
Con respecto a este tema, los científicos
barajan diferentes hipótesis. Una de ellas es
que el uso de algún agrotóxico haya provocado
daños neurológicos a las abejas y alterado su
sentido de la orientación, lo que les impediría
encontrar el camino para regresar a sus
colmenas. Otros culpan a la sequía e incluso a
las ondas de los teléfonos móviles, pero lo
cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cuál
es el verdadero desencadenante de este fenómeno.
Expertos de distintos lugares del planeta
coinciden en que las causas son múltiples y
muchas de ellas desconocidas, pero todos
coinciden en que el cambio climático (largos
periodos de sequía o de lluvias) las esta
afectando, al igual que los cambios en las
prácticas agrícolas, con el advenimiento de
enormes monocultivos, que les lleva a tener una
dieta desbalanceada o simplemente a tener
grandes dificultades para conseguir alimento. Al
igual que lo que ocurre con todo ser vivo, si
las abejas no están bien alimentadas se vuelven
propensas a contraer enfermedades.
Problemas de la
producción apícola en Uruguay
La producción de miel está disminuyendo en
Uruguay y durante la zafra 2007/2008 se
estima que alcanzará apenas el 40 por ciento de
los niveles tradicionales, con una producción
total de solo cinco a seis millones de kilos.
Entre las causas que se manejan para explicar
esta baja se mencionan el mal estado del tiempo
y el nuevo escenario agrícola. Con respecto a
esto último, se señala que en la zona oeste del
país, donde se produce gran parte de la miel,
los cultivos predominantes son ahora la soja, el
trigo y la cebada, disminuyendo
significativamente las áreas con praderas,
situación que influye directamente en la
producción de miel y pone en riesgo a la
apicultura.
A ello se suma que hace varios años que los
apicultores de Uruguay vienen manifestado
preocupación por la desaparición de sus colmenas
y abejas. Si bien hay instituciones en el país
que estarían estudiando las causas de su muerte,
éstas aún no están claras.
El uso masivo de agrotóxicos conocidos
mundialmente por su toxicidad para las abejas es
claramente una parte importante del problema.
Científicamente está comprobado que ciertos
insecticidas usados en agricultura son
extremadamente tóxicos para las abejas. Tal es
el caso del imidacloprid, fipronil, cipermetrina
y endosulfán, entre otros, cuyo uso ha aumentado
sustancialmente en nuestro país en los últimos
años.
En relación al imidacloprid, los productores
apícolas alemanes han llevado a juicio a la
empresa Bayer, que lidera mundialmente el
mercado de agrotóxicos y que produce este
insecticida. Los apicultores consideran que este
insecticida es culpable de la muerte de millones
de abejas. En este momento su venta está
suspendida en varios países europeos, por ser
esta sustancia conocida por su alta toxicidad
para las abejas. Sin embargo, se sigue
utilizando masivamente en
Uruguay.
El fipronil es otro de los insecticidas
reconocidos por su toxicidad para las abejas.
Francia lo retiró del mercado después de
haber comprobado que la muerte de millones de
sus abejas había sido causada por el uso de esta
sustancia. En el mes de enero hubo una numerosa
mortandad de abejas en el departamento de
Flores, Uruguay, causada por el uso de
este insecticida. Sin embargo, su uso continúa
siendo autorizado.
El endosulfán es un insecticida organoclorado.
Está clasificado por la Agencia para el Medio
ambiente de Estados Unidos (EPA) y la
Unión Europea como categoría Ib, es decir,
como altamente peligroso. En varios países de
Europa esta prohibida su venta.
El endosulfán es muy tóxico para prácticamente
todo tipo de organismos, siendo muy tóxico para
las abejas. Se dispersa ampliamente en el medio
ambiente, a través del viento, ríos y corrientes
marinas, trasladándose a todas partes del
planeta. Su uso en Uruguay ha aumentado
enormemente en los últimos años, vinculado al
cultivo de la soja.
La cipermetrina, es otro insecticida peligroso,
altamente tóxico para organismos acuáticos y
peces, como también para las abejas La Agencia
Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC)
lo clasifica como “posible carcinógeno humano”.
Este insecticida está restringido y en algunos
casos prohibido su uso por su toxicidad. Sin
embargo, en nuestro país continúa siendo
utilizado masivamente.
Todas estas causas y cada una de ellas pueden
ser la razón de la desaparición de estos
insectos tan sensibles como importantes en la
agricultura, que “liban el néctar de las flores
y al hacerlo permiten que el polen pase de una
flor a otra, lo que favorece la fertilización y
hace, en última instancia, que la fruta crezca”.
Uruguay,
como país exportador de miel y productor de sus
alimentos, frutas y verduras, debería tomar
medidas que apunten a salvaguardar a las abejas
en nuestros ecosistemas, ya que finamente son
ellas el eslabón esencial de la producción de
alimentos.