Las presiones
sobre los recursos hídricos no dejan de aumentar en un mundo cada vez
más desarrollado. "Las causas son el
crecimiento de la población mundial y sus desplazamientos, el aumento
del nivel de vida, los cambios de hábitos en la alimentación y la
presión por la producción de biocarburantes". Así se desprende del III
Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos
Hídricos en el Mundo presentado en Nueva York (Estados Unidos).
Servicio de Información y
Noticias Científicas (SINC)
Dada la fuerte demanda
actual de agua en constante aumento, el informe El agua en un mundo en
cambio presenta la evaluación global más completa de los recursos de
agua dulce del planeta realizada hasta ahora. En esta última edición se
pone sobre todo de relieve el papel que este imprescindible líquido
desempeña en el desarrollo y el crecimiento económico.
“Por la creciente
escasez de agua, un gobierno adecuado es imprescindible para su gestión.
La lucha contra la pobreza depende también de nuestra capacidad para
invertir en los recursos hídricos”, ha declarado el Director General de
la UNESCO, Koichiro Matsuura, que el 16 de marzo presentó
de manera oficial el informe en Estambul (Turquía), durante la
celebración del V Foro Mundial del Agua.
El informe, que se
publica cada tres años, afirma que algunos países "están llegando al
límite de la explotación de sus recursos hídricos". A esto se añaden los
efectos del cambio climático que agravarán la situación. Por ello, los
expertos consideran que la cuestión del agua podría llegar a politizarse
debido a "las rivalidades emergentes entre diferentes países, diferentes
sectores de actividad, y entre zonas rurales y urbanas".
En España, el informe
alerta que la mayor preocupación es el uso del agua para la irrigación
de los campos agrícolas para posteriormente exportar frutas y aceite.
Este uso se verá cada vez más cuestionado por el cambio climático, que
limitará la disponibilidad de agua. Ante este panorama, España sólo
reutiliza el 1,1 por ciento de las aguas procedentes del drenaje del
agua en la agricultura y destina parte a la desalinización para su uso.
A pesar del incremento
de las sequías en España desde 1960, el informe explica que el país está
logrando gestionar sus recursos a través de la adaptación. Sin embargo,
la UNESCO denuncia que miles de propiedades españolas, sobre todo en
Andalucía, "se han creado ilegalmente junto al mar generando una
contaminación incontrolada de los recursos hídricos, la degradación de
los ecosistemas, una escasa protección ante las inundaciones, la
expansión urbana que aumenta las tensiones hídricas, y la
sobreexplotación y agotamiento del agua subterránea".
Objetivo común para 2015
En el resto del mundo,
los problemas son mayores. Ante la inexistencia de servicios básicos
adecuados relacionados con el agua (agua potable segura, saneamiento y
producción de alimentos) en muchas regiones del mundo y si estas
tendencias persisten, se prevé que en 2030 unos 5.000 millones de
personas, es decir, el 67 por ciento de la población mundial, seguirán
desprovistos de servicios adecuados de saneamiento.
Con estas previsiones
no parece que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que
indican que en 2015 más del 90 por ciento de la población mundial
utilizará fuentes mejores de agua potable, se vayan a cumplir. Según el
informe, los progresos en materia de servicios básicos de saneamiento
son insuficientes para alcanzar el objetivo fijado.
África Subsahariana
cuenta todavía con 340 millones de personas sin acceso a agua potable
segura, y 500 millones de personas carecen de acceso a servicios de
saneamiento adecuados. Esta cifra coincide con las personas más pobres,
que viven con menos de 1,25 dólares al día.
La desigual situación
mundial repercute en la salud de las poblaciones. El 80 por ciento de
las enfermedades que azotan a los países en vía de desarrollo están
relacionadas con el agua y causan la muerte prematura de unos tres
millones de personas. La diarrea, por ejemplo, mata cada día en el mundo
a unos 5.000 niños, uno cada 17 segundos.
El informe señala que
el 10 por ciento de las enfermedades de todo el mundo se podrían evitar
con la mejora del abastecimiento de agua, los servicios de saneamiento,
la higiene y la gestión de los recursos hídricos.
Aumento de la demanda del
agua
A esto se añade que en
los últimos 50 años, las extracciones de agua dulce se han triplicado y
la superficie de tierras de regadío se han duplicado debido al
crecimiento demográfico. La demanda anual de agua dulce será de 64.000
millones de metros cúbicos.
En este sentido, la
agricultura es el sector que más agua consume representando el 70 por
ciento del consumo total de agua, mientras que el agua destinada a usos
industriales y la dedicada a usos domésticos representan un 20 por
ciento y un 10 por ciento, respectivamente. Si no se mejora la
productividad del agua destinada a usos agrícolas, es probable que su
demanda a escala mundial aumente entre un 70 por ciento y un 90 por
ciento en 2050.
El aumento de la
producción de alimentos (sobre todo de carne y productos lácteos), de
biocombustibles, y en general de energía (cuya demanda mundial se prevé
que aumente en un 55 por ciento hasta 2030) también generarán un
incremento del uso del agua.
Según los autores del
informe, a pesar de las posibilidades que ofrecen los biocarburantes
para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, es probable
que acaben ejerciendo una presión desmesurada sobre la biodiversidad y
el medio ambiente, sobre todo, por los recursos y la tecnología que se
utilizan actualmente para producirlos.
El papel del cambio
climático
En 2030, el 47% de la
población mundial vivirá en zonas donde la presión ejercida sobre los
recursos hídricos será muy intensa. En 2020, entre 75 y 250 millones de
habitantes de África sufrirán las consecuencias del incremento de las
presiones ejercidas sobre los recursos hídricos a causa de la creciente
deesertificació n del continente y su explotación por parte de los
países industrializados.
La escasez de agua en
algunas regiones áridas y semiáridas del planeta podría tener
importantes repercusiones en las corrientes migratorias. Según las
previsiones, el número de personas que podrían verse desplazadas a causa
de esa escasez oscilaría entre 24 y 700 millones.
La mejor gestión del
agua sería una solución
Según el informe, para
minimizar las pérdidas de agua, mejorar su gestión y reducir su demanda,
existen ya políticas. Muchos países han adoptado leyes para proteger sus
recursos hídricos y administrarlos con prudencia. Sin embargo, la UNESCO
afirma que estas medidas todavía no han surtido efectos palpables
porque, con frecuencia, se limitan exclusivamente al sector del agua, y
las decisiones clave que le afectan se toman al margen del mismo.
En el caso de la cuenca
mediterránea, las redes urbanas de abastecimiento y los sistemas de
riego agrícolas son muy ineficaces, debido a las importantes pérdidas de
agua ocasionadas por los escapes. Se ha calculado que se desperdicia el
25% del agua en las zonas urbanas y el 20% en las acequias.
Además, aunque el
tratamiento de las aguas residuales aumenta la disponibilidad de agua,
como es el caso de España, su uso sigue siendo limitado para uso
agrícola. Otro procedimiento es la desalinización del agua del mar para
usarla como agua potable, o destinarla a usos industriales.
Los autores del trabajo
afirman que para que las medidas sean efectivas, "es imprescindible
involucrar en ellas a responsables de muchos otros sectores como la
agricultura, la energía, el comercio y la banca, porque ejercen una
influencia decisiva en la gestión de los recursos hídricos". El informe
destaca también la importancia de la cooperación entre los gobiernos,
las empresas privadas y las organizaciones de la sociedad civil.
El estudio se ha
realizado por 24 organismos y entidades de las Naciones Unidas que
integran ONU-Agua, y por el encargado de coordinar su elaboración, el
Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP)