Un grupo de representantes
de organizaciones que vienen coordinando acciones en defensa del agua en
el ámbito internacional, realizó recientemente varias charlas y
conferencias en Uruguay sobre la privatización del agua. Presentados por
la Comisión Nacional de Defensa del Agua y la Vida
(1),
dos
canadienses, un boliviano y una estadounidense aportaron sus testimonios
al Parlamento y a una asamblea popular de ciudadanos que apoyan la reforma
constitucional.
Maude Barlow
es canadiense, escritora, crítica
política y militante por el derecho al agua. Es presidenta honoraria del
Council of Canadians (Consejo de los Canadienses), una asociación de
interés público sin fines de lucro, no partidaria, apoyada por 100.000 miembros
en ese país. Ha escrito 13 libros, entre ellos Oro azul, referido al agua.
- Formo parte de un movimiento social
preocupado porque unas pocas empresas se están apropiando de la poca agua
potable que hay en el mundo. Quizás en este país se pueda tener la sensación de
que hay mucha agua disponible, pero debemos saber que existe una crisis mundial
por escasez de agua dulce. Ya sabemos que en 2025, dos tercios de la
humanidad no tendrán acceso al agua. En esta perspectiva, todos los
pueblos y los gobiernos del mundo deberíamos unirnos para declarar una crisis
ambiental global y tomar decisiones para proteger este recurso tan escaso y
necesario.
Lamentablemente hemos descubierto este
problema en el mismo momento en el cual se impone la idea del libre comercio,
del mercado libre lo que favorece la apropiación por esas empresas de los
recursos básicos. En el llamado “Consenso de Washington”, acordado entre las
corporaciones.
Se adoptó la estrategia de privatizar
todos los recursos naturales como el agua y hasta el aire, de los servicios
públicos incluyendo la educación. Todo aquello que pertenecía a la comunidad,
que era público, hoy está amenazado por las privatizaciones.
Antes de que nosotros nos diéramos
cuenta de esta crisis del agua, las corporaciones transnacionales ya lo habían
previsto y formaron un cártel para apropiarse del agua. Estas poderosas alianzas
tienen capacidad de influir enormemente en instituciones multilaterales como el
Banco Mundial y en los bancos regionales de desarrollo. Es sabido, por ejemplo,
que el Fondo Monetario Internacional está presionando a los países que padecen
una crisis monetaria y económica para que -entre otras cosas- privaticen el agua
como condición para liberar los créditos. También tienen una gran influencia en
la definición de los acuerdos internacionales de comercio como la proyectada
Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), o la Organización Mundial de
Comercio (OMC) para que sus pretensiones queden incluidas en esos acuerdos.
El ALCA está calcado en gran parte del
Nafta, que instauró el libre comercio en América del Norte. Es nuestra
experiencia en Canadá que si ustedes ingresan en un acuerdo de este tipo
perderán completamente el control de sus recursos naturales. Las corporaciones
están cambiando la presentación en sociedad de su rapiña privatizadora, y ahora
le llaman “iniciativa de asociación pública y privada”. Esta nueva modalidad es
inclusive mejor para ellas, porque les garantiza que durante 30, 50 o 100 años
estarán asociadas, por ejemplo, con un gobierno municipal y se podrán mantener
en esa posición aun cuando no ofrezcan un buen servicio, cuando la calidad del
agua sea mala.
Otra peculiaridad de este modelo
privatizador asociado, es que las empresas corporativas cotizan en bolsa, y por
lo tanto las nuevas empresas de agua que se generen también lo harán. Si las
corporaciones se manejan mal y pierden en la Bolsa, quienes deberán pagar los
costos serán los ciudadanos asociados a ellas por intermedio de sus gobiernos
nacionales o locales.
Todas las instituciones multilaterales
de crédito, del comercio y de las finanzas estaban presentes en la Cumbre
Mundial del Desarrollo Sustentable celebrada el pasado año. En esa oportunidad
lograron desnaturalizar la agenda prevista para esa ocasión e impusieron su
orden del día, con los puntos que le interesan a la OMC. En marzo se celebrará
en Kyoto el Foro Mundial del Agua. Es seguro que también allí estarán muy
activas y que se producirá un debate muy activo entre quienes consideran que el
agua es una necesidad y quienes consideramos que es un derecho humano esencial,
inclusive para todas las formas de vida. Por eso estamos construyendo un
movimiento social a escala mundial que involucra a campesinos, indígenas,
ambientalistas, organizaciones de derechos humanos, sindicalistas, uniéndose en
defensa del agua, para impedir que las corporaciones se apropien del recurso
agua. Debemos impedir que se lucre, se contamine y se discrimine con el agua,
porque si se privatiza es seguro que sólo tendrán acceso a ella quienes la
puedan pagar.
Tony Clark
es director del Instituto
Polaris, de Canadá, que ayuda a organizaciones de la sociedad civil de
todo el mundo a desarrollar nuevas capacidades y herramientas para el cambio
social democrático.
- Hay un grupo de corporaciones que
controla el agua a escala mundial. Es un negocio muy lucrativo que representa
una enorme cantidad de dinero. Este negocio está controlado por tres
corporaciones transnacionales: Suez Lyonnaise des Eaux y
Vivendi, ambas de Francia, y la tercera es RWE,
de Alemania. Las dos primeras controlan en la actualidad los dos tercios
del mercado mundial del agua, aunque por ahora sólo entre el 5 y el 7 por ciento
de los servicios de agua ha sido privatizado, el resto permanece en manos
públicas. Las corporaciones apuntan a invertir completamente esta
relación. Una vez que ellas toman el control de los servicios de agua establecen
un modelo de producción cuyo único objetivo es la obtención del máximo lucro.
Hemos visto que en general la privatización del agua conduce a una pérdida muy
apreciable en la calidad del servicio. En la ciudad argentina de Tucumán, por
ejemplo, donde la empresa responsable es Vivendi, hemos
recogido testimonios que relata que el agua era de color marrón y que muchas
personas contrajeron enfermedades por consumirla. En el caso de la ciudad de
Buenos Aires, la empresa Suez-Lyonnaise adquirió los servicios
de agua y de saneamiento. Como consecuencia de una falta de mantenimiento
adecuado en la red cloacal, los efluentes fueron a parar al río sin ningún
tratamiento provocando una importante contaminación.
Otro de los casos que hemos analizado es
el de Puerto Rico, donde la corporación Vivendi beneficiaria de
la privatización dejó de cumplir con muchas de las cláusulas del acuerdo
inicial. Esto provocó que se le formularan más de 3 mil cargos por
incumplimiento de contrato.
En la estrategia de expansión planetaria
de estas corporaciones, los organismos multilaterales de comercio como la OMC
ocupan un papel clave. En el texto del ALCA, inclusive, existen artículos cuyo
único fin es facilitar el ingreso de las corporaciones transnacionales a las
economías de todos los países miembros. En los sistemas de libre comercio el
agua es considerada de tres maneras distintas: por un lado es un bien
que puede ser negociada, exportada, por otro lado es un servicio, y por eso los
servicios están incluidos en los acuerdos de libre comercio, y además es
considerada como “inversión”. Si se aprueban los acuerdos
internacionales como están propuestos, los gobiernos nacionales deberán
fundamentar, demostrar, probar que tienen razones por las cuales no puede
privatizar el agua, porque de lo contrario los países pueden ser sancionados por
la OMC. Existe un comité ante el cual un país puede presentar una queja contra
otro por no respetar los acuerdos de libre comercio, y si este comité entiende
que la queja es justa se pueden imponer sanciones económicas contra el país
trasgresor.
En el caso del ALCA, se está incluyendo
un status de “inversor” que les permitirá a las corporaciones y empresas
privadas entablar juicios contra los Estados si consideran que estos están
violando las normas de libre comercio.
Como se ve, son en realidad las propias corporaciones transnacionales las que
están redactando estas normas y lo hacen por intermedio de coaliciones
empresariales.
Se pretende que estos acuerdos estén
definitivamente adoptados en 2005, por lo que tenemos poco tiempo para oponernos
a los abusos allí contenidos.
Winohah Hauter
es estadounidense, integra
Public Citizen (organización de defensa de los derechos del consumidor)
como directora del Programa de Energía y Medio Ambiente, que tiene proyectos
vinculados a desechos nucleares, seguridad nuclear, desregulación de la
electricidad, agua, inocuidad de los alimentos e irradiación de alimentos.
- Mientras que el gobierno de Estados
Unidos está promoviendo activamente la política de privatizaciones y
desregulaciones en todo el mundo, los ciudadanos estadounidenses padecemos su
aplicación internamente.
Estoy muy impresionada con la democracia
que existe en Uruguay, y con la participación de organizaciones sociales, de
sindicatos, en estos temas.
En Estados Unidos la democracia está muy
debilitada por los sobornos que se producen en las campañas electorales mediante
la modalidad de aportes de las empresas o grupos de interés a los diferentes
políticos y partidos. Esta es una de las principales razones de que la gente
asuma una actitud cínica y no esté interesada en votar. Eso provoca que menos de
la mitad de las personas habilitadas participen en la elección del Presidente.
A pesar de lo que afirmen las
propagandas, lo que muestren los gobiernos o las películas, las privatizaciones
y desregulaciones de los servicios no han sido positivas en ningún servicio de
Estados Unidos. Las aerolíneas privatizadas están en crisis continuamente y la
segunda en importancia en todo el país está en quiebra. A partir de la
desregulación del servicio de trenes, se han perdido miles de kilómetros de
líneas activas, y por lo tanto del servicio que ellas brindaban al público. La
desregulación de las telecomunicaciones implicó que los teléfonos celulares sólo
son accesibles para las personas ricas o con muy buenos ingresos, y que la gente
más pobre no tenga acceso al servicio en ninguna de sus modalidades individuales
o familiares. Los pobres de Estados Unidos usan los teléfonos públicos o algún
servicio de contestador, pero las empresas están dejando de instalar o reponer
teléfonos callejeros porque son menos rentables que los otros. La privatización
de la energía eléctrica ha sido un desastre porque implicó aumentos de tarifas y
servicios de mala calidad. Muchos de los estados que desregularon el sector
energético están revisando esa política para retomar el control de ese servicio
estratégico.
Después de cometer estos atentados
contra nuestros servicios públicos, ahora quieren privatizar nuestra agua.
En la actualidad el 85 por ciento de los servicios de agua de Estados
Unidos son provistos por los municipios. El mayor proyecto de
privatización del agua concretado hasta ahora es el de la ciudad de Atlanta, y
se ha revelado como un verdadero desastre. En agosto pasado, el intendente de la
ciudad advirtió a la corporación Suez-Lyonnaise que si no
mejoraba el servicio el contrato sería anulado. Los habitantes de Atlanta
reciben a menudo agua marrón, en los barrios ricos se hierve el agua. Una
investigación de las causas de estas deficiencias permitió establecer que las
exageradas reducciones de personal que había ejecutado la empresa había
perjudicado la calidad del producto.
A partir de esta experiencia se han
iniciado muchas campañas de la sociedad civil en Estados Unidos para defender el
agua.
En Nueva Orleans, Vivendi
ya estaba operando el sistema de saneamiento e intentó apoderarse del
agua por intermedio de sus subsidiarias. Pero esta empresa tenía grandes fallas
en su servicio, y mientras desarrollaba su campaña para alcanzar el agua se
produjo un gran derrame de efluentes contaminantes del sistema de saneamiento al
río Mississippi. Más de 90 organizaciones sociales, desde las iglesias hasta
ambientalistas, se unieron para luchar contra la privatización del agua en Nueva
Orleáns, y hasta ahora vienen teniendo éxito.
Otro caso relevante ha sido el de la
ciudad de Detroit, en Michigan, cuya planta urbana albergó una gran cantidad de
industrias que ahora ha perdido, lo que implicó la desaparición de numerosos
puestos de trabajo. La mayor parte de esas industrias se trasladaron a otras
partes del mundo para aprovechar la liberalización comercial. Detroit tiene una
de las poblaciones más pobres de Estados Unidos debido a la combinación de la
desocupación con las débiles políticas sociales que está aplicando el gobierno
en beneficio del presupuesto militar. La brecha entre ricos y pobres es cada día
mayor. En este contexto, se está preparando la privatización del sistema de agua
que actualmente es municipal mediante el procedimiento de bajar la calidad del
servicio. Así, más de 40 mil hogares de la franja de población más pobre
han sido privados de agua, simplemente se les cortó el servicio. Esto
ha provocado el surgimiento de organizaciones vecinales que se oponen a los
cortes de agua.
Veo que acá empiezan a llegar emisarios,
empresas, empresarios, diplomáticos que quieren aplicar la misma política que en
mi país. Créanme, antes de aceptarla, hablen con otros estadounidenses o
intenten ver por ustedes mismos nuestra experiencia desastrosa. Las
privatizaciones significan precios más altos, mala calidad del agua, deficiente
gestión ambiental, instauración de monopolios sin ningún tipo de regulación y la
pérdida de control por la ciudadanía de un recurso esencial.
Harry Mondaca
es boliviano, integrante de la
Coordinadora de Defensa del Agua y la Vida de Cochabamba, que
recientemente protagonizó con éxito y repercusión internacional una consecuente
lucha popular contra la corporación Vivendi.
- El presidente Sánchez de Losada llevó
adelante un proceso radical de privatizaciones: el petróleo, la línea aérea
nacional, los ferrocarriles y las telecomunicaciones. A modo de experiencia
piloto se privatizó el agua en la ciudad de Cochabamba. La metodología fue la
concesión a una empresa, Aguas del Tunari, que pretendió
comenzar a cobrar diversas tasas antes de ocuparse realmente del agua. La
actuación de este consorcio fantasma provocó la oposición de la sociedad civil
de Cochabamba dando lugar a lo que se llamó “La guerra del agua”. El criterio
para cobrar las tasas era completamente injusto, porque pagaba lo mismo el pobre
campesino que el rico comerciante de la ciudad, inclusive querían
cobrarle a quienes ni siquiera están conectados a la red de agua potable pero
tienen pozos surgentes o semisurgentes. Pero la gota que
desbordó el vaso fue cuando intentaron imponer un pago a quienes almacenan agua
de lluvia. Cuando las instituciones nacionales y locales firmaron el
contrato con Aguas del Tunari, nuestras organizaciones sociales
convocaron a un cabildo del cual surgió la Coordinadora de Defensa del Agua y de
la Vida. Realizamos una consulta popular que demostró que el 80 por ciento de la
población estaba en contra de la privatización del agua. Entonces ya era
presidente Hugo Banzer, quien mandó concentrar fuerzas policiales en Cochabamba
y declaró el estado de sitio, pero la población desconoció la orden presidencial
y miles de jóvenes -denominados “Los guerreros del agua”-
amas de casa, ancianos, niños y personas
de todas las clases sociales se unieron para enfrentar el autoritarismo. Se
llegó incluso a controlar el edificio de la Prefectura y hacer retroceder a la
Policía. La Coordinadora no era reconocida por el gobierno local ni por el
nacional porque no teníamos personería jurídica. Un mero formulismo que
desconocía nuestra legitimidad como portavoces del pueblo. Finalmente se logró
una instancia de diálogo en la cual participó como garante la iglesia católica.
Pero nos engañaron, porque una vez que estuvimos reunidos esperando a los
representantes oficiales y empresariales, llegó la Policía y nos metieron presos
a todos menos al arzobispo.
La movilización duró ocho días
continuos. Hubo otras manipulaciones, traiciones, amenazas, represión. La
indignación popular fue creciendo hasta que finalmente, la presión del pueblo
movilizado fue tan fuerte que se logró expulsar a Aguas del Tunari
de Cochabamba. Esta movilización marcó un hito en nuestra historia. Con
nuestra agua hemos recuperado nuestra palabra, nuestro coraje.
Carlos Amorin
© Rel-UITA
5 de marzo de 2004
NOTA
(1) Comisión
Nacional de Defensa del Agua y la Vida está integrada por:
-
Federación
de Funcionarios de Obras Sanitarias del Estado (FFOSE);
-
Redes,
Amigos de la Tierra;
-
PIT-CNT;
-
Rel-UITA;
-
Uruguay Sustentable;
-
Comisión en Defensa del Agua
y Saneamiento de la Costa (CONOSUR),
-
MADUR;
-
Centro Viticultores Joanicó;
-
Asociación de Remitentes de
CONAPROLE;
-
Comisión Nacionalista;
-
Unidad Temática Recurso Agua
EP-FA;
-
Liga de Fomento de Manantiales