Durante el siglo XX, la población urbana mundial se
multiplicó más de diez veces, mientras que la población
rural sólo se duplicó.
En la actualidad, la mitad de la población mundial vive en
centros urbanos, una diferencia considerable respecto al
porcentaje de 1900 inferior al 15%.
El crecimiento demográfico y la expansión de las actividades
económicas están imponiendo fuertes exigencias a los
ecosistemas costeros y de agua dulce. Por ejemplo, desde
1900, las extracciones de agua se han multiplicado por
seis, lo que representa el doble de la tasa de
crecimiento demográfico.
En 1900, apenas existían ciudades con más de un millón de
habitantes y no se conocían ciudades con más de 10
millones de habitantes. En 2000, existían 387 ciudades
con más de un millón de habitantes de las cuales 18
tenían más de 10 millones de habitantes.
En la mayoría de las zonas urbanas de países de ingresos
bajos y medios, entre el 25 y 50% de la población carece
de servicios de abastecimiento de agua y saneamiento de
una calidad que reduzca considerablemente el riesgo de
contaminación humana por patógenos fecales-orales.
Debido al crecimiento de la población urbana, muchas de las
grandes ciudades se han visto obligadas a importar agua
de cuencas cada vez más lejanas, ya que las fuentes
locales de aguas superficiales y subterráneas han dejado
de satisfacer la demanda de agua, por agotamiento o
contaminación.
En 2000, más de 900 millones de habitantes de zonas urbanas
(casi un tercio de la población urbana mundial) vivían
en barrios marginales. Un residente de un barrio
marginal dispone de 5 a 10 litros de agua al día,
mientras que un hogar de ingresos medios o altos de la
misma ciudad puede consumir entre 50 y 150 o más litros
al día.
En muchas regiones del mundo, se pierde entre un 30 y un 40%
o más del agua debido a fugas en tuberías y canales, así
como a la perforación ilegal.
Un análisis sobre abastecimiento de agua y saneamiento en
zonas urbanas de diversos tamaños, llevado a cabo en 43
países de ingresos medios y bajos, demostró que en casi
todos los casos las ciudades de menor tamaño son las
peor abastecidas. El análisis señala que, en términos
generales, el porcentaje de hogares que disponen de agua
por cañerías o pozos locales o de instalaciones
sanitarias, disminuye con el tamaño de la ciudad y que
las poblaciones urbanas peor abastecidas son poblaciones
de centros urbanos con menos de 100.000 habitantes.
Información extraída del 2º
Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo
de los recursos hídricos en el
mundo, “El agua, una responsabilidad compartida”
(http://www.unesco.org/water/wwap/wwdr2/table_contents_es.shtml