"La
empresa, sus accionistas y sus empleados tienen la
ambición y la ilusión de seguir inaugurando muchas más
obras en el futuro para darle agua y cloaca a la
población que lo necesita", aseguró ayer el director
general de Aguas Argentinas, Jean-Bernard Lemire.
Las declaraciones del directivo se producen en medio
de las tensas negociaciones entre la distribuidora y
el Gobierno argentino para acordar nuevas condiciones
al contrato de concesión firmado en 1993.
La puja entre el Gobierno y los accionistas de la
firma se centra en las tarifas, que están congeladas
desde inicios de 2002, cuando estalló una severa
crisis económica en el país.
"Hoy se habla mucho de responsabilidad social de las
empresas. Pensamos que es nuestra responsabilidad
acompañar a las autoridades y pensar juntos
soluciones", dijo Lemire al inaugurar obras de
expansión de la red cloacal a las afueras de Buenos
Aires.
"Como empresa, somos parte de esta comunidad, y con
nuestra experiencia y nuestras capacidades no sólo
podemos sino también queremos participar activamente
de la construcción de un futuro mejor y sostenible
para todos", añadió.
Entretanto, los trabajadores de la empresa convocaron
para este martes, a una huelga y una marcha hasta la
sede de la compañía para reclamar aumentos salariales
y en "defensa de los usuarios" por la "precariedad"
del servicios de aguas y cloacas debido a la falta de
inversiones.
Con todo, Lemire aseguró que los 4.000 empleados de la
compañía "están orgullosos del trabajo realizado en
los últimos doce años, que permitió sacar adelante un
servicio que estaba al borde del colapso".
El directorio de Aguas Argentinas instó el martes
pasado al Gobierno a que, en un plazo de treinta días
hábiles, "tome las medidas conducentes para
restablecer el equilibrio del contrato, dejando
abiertas instancias de diálogo durante tal período".
Ninguna de las partes ha divulgado hasta el momento
detalles de las últimas propuestas de renegociación
intercambiadas.
El capital de Aguas Argentinas está en un 39,93 por
ciento en manos del grupo francés Suez, un 25,01 por
ciento en poder de Aguas de Barcelona y el 10 por
ciento pertenece a los trabajadores por medio del
Programa de Propiedad Participada.
Con participaciones minoritarias, les siguen el Banco
Galicia argentino (8,26 por ciento), la francesa
Vivendi (7,55 por ciento), la Corporación Financiera
Internacional (5 por ciento) y la británica Anglian
Water (4,25 por ciento).
Suez y Aguas de Barcelona denunciaron en junio de 2003
al Estado argentino ante un tribunal arbitral,
dependiente del Banco Mundial, por las pérdidas
ocasionadas por la congelación de las tarifas, pero el
Gobierno de Buenos Aires puso como condición para
alcanzar un acuerdo que la empresa desista en esta
demanda.
A finales de 2003, el Gobierno argentino abrió el
diálogo con las compañías para renegociar los 62
contratos de concesión de los servicios públicos,
proceso que debe ser ratificado en cada caso por el
Parlamento.
EFE
2 de
agosto de 2005