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El ciclo hidrológico de la Tierra es el
mecanismo global que transfiere agua desde los océanos a la superficie y
desde la superficie, o subsuperficie, y las plantas a la atmósfera que
envuelve nuestro planeta;
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Los principales componentes naturales de los
procesos del ciclo hidrológico son: precipitación, infiltración,
escorrentía, evaporación y transpiración.
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Las actividades humanas (asentamientos,
industria y desarrollos agrícolas) pueden alterar los componentes del
ciclo natural mediante desviaciones del uso del suelo y a través de la
utilización, reutilización y vertido de residuos en los recorridos
naturales de los recursos hídricos superficiales y subterráneos.
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La atmósfera terrestre contiene unos 13.000
km3 de agua. Esta cantidad representa el 10% de los recursos
de agua dulce del planeta que no se encuentran en las aguas
subterráneas, en los casquetes polares ni en el permafrost. Sin embargo,
de mayor importancia es el hecho de que este vapor circula en la
atmósfera en una “envoltura dinámica global”, que contiene un volumen
anual considerable y recurrente, que se estima entre los 113.500 km3
y los 120.000 km3. Estos volúmenes ilustran el rol esencial
que desempeñan las precipitaciones en la renovación de nuestros recursos
hídricos naturales, sobre todo aquéllos que se utilizan para abastecer
los ecosistemas naturales y los cultivos de secano.
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Cuando la precipitación atmosférica alcanza
el suelo, se divide en varias partes que prosiguen la fase terrestre del
ciclo hidrológico siguiendo diferentes caminos. De la cantidad total
anual de 110.000 km3 de precipitación sobre la superficie
terrestre, cerca de 40.000 km3 se convierten en escorrentía
superficial y recarga de acuíferos (agua azul) y se estima que unos
70.000 km3 quedan almacenados en el suelo y más tarde vuelven
a la atmósfera a través de la evaporación y la transpiración de las
plantas (agua verde).
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Los procesos de evaporación y transpiración
(evapotranspiración) están estrechamente relacionados con el agua
presente en la humedad del suelo; estos procesos actúan como fuerzas
motrices sobre el agua que se transfiere en el ciclo hidrológico. El
movimiento a través del suelo y la vegetación es considerable y
representa el 62% del agua dulce que se renueva cada año a nivel global.
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Cerca del 40% del agua que cae en forma de
precipitación sobre el suelo proviene del vapor derivado del océano. El
60% restante proviene de fuentes terrestres.
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En un clima templado, el 33% de la
precipitación total generalmente vuelve a la atmósfera por evaporación o
evapotranspiración, el 33 % se convierte en agua superficial a través de
la escorrentía y el 33% recarga las aguas subterráneas.
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En un clima semiárido, el 50% del total de
las precipitaciones generalmente vuelve a la atmósfera por evaporación o
evapotranspiración, el 30 % se convierte en agua superficial a través de
la escorrentía y el 20% recarga las aguas subterráneas.
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En un clima árido, el 70% del total de la
precipitación generalmente vuelve a la atmósfera por evaporación o
evapotranspiración, el 29 % se convierte en agua superficial a través de
la escorrentía y sólo el 1% recarga las aguas subterráneas.