La
lucha emprendida por la Comunidad indígena de Jinotega, en el norte de
Nicaragua, para que se le reconozcan los derechos ancestrales sobre más de
500 Km² de territorio, incluye también la defensa de las aguas del Lago de
Apanás, que es parte de la Cuenca Hídrica 69, una de las más grandes
reservas de agua de Mesoamérica.
Ha sido gracias a los esfuerzos conjuntos de la comunidad
indígena, del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (Ihnca)
de la Universidad Centroamericana (UCA) y del Institut Valencià de
Conservació i Restauració de Béns Culturals (Ivacor), que ha sido
posible recuperar y restaurar el “Libro de títulos reales de la comunidad
indígena de Jinotega”, una obra de 450 páginas datada en 1723 que contiene
los documentos por los que el rey Carlos III de España otorgó la
propiedad de la tierra a los nativos.
Este valioso material fue conservado por los indígenas a lo
largo de siglos en condiciones adversas y para que no fuera sustraído, hasta
quedó enterrado por doce años en un cafetal, hecho que aceleró su proceso de
destrucción.
Para la comunidad indígena, que cuenta con más de 45 mil
miembros, el hecho de tener en sus manos los títulos en buenas condiciones y
con versiones digitales, le brinda la posibilidad de exigir que se respeten
sus derechos ancestrales, recurriendo a las instancias judiciales nacionales
e internacionales.
Entre otras propiedades, la comunidad indígena de Jinotega
está reclamando sus derechos sobre la tierra en la que se asienta el Lago de
Apanás. Ese lago tiene más de 40 años de ser explotado por la Planta
Centroamérica, de propiedad de la empresa estatal Hidrogesa, sin que el
Estado haya accedido a pagar un canon de arrendamiento.
Para profundizar más en el tema, Sirel conversó con
Andrés Granados, presidente de la Comunidad Indígena de Jinotega.
-¿Qué es lo que la
comunidad indígena está pidiendo al Estado?
-Una de las luchas que hemos emprendido en Jinotega a partir
del año 2001 es en contra de la privatización del Lago de Apanás y sus
cuencas, ya que ese lago, a través de la Planta Centroamérica, propiedad de
la estatal Hidrogesa, genera el 35 por ciento de la energía del país. Apanás
está asentado en 7.200 manzanas que pertenecen a nuestra comunidad, donde el
Estado de Nicaragua todavía no ha querido reconocer los derechos de
propiedad comunitaria y ha acumulado una deuda de 2,4 millones de dólares
por el canon de arrendamiento, la ocupación del suelo y los daños y
perjuicios a la propiedad comunitaria.
-¿Hace cuánto el Estado
comenzó a desarrollar este proyecto de explotación energética?
-Fue hace 42 años y a pesar de que se creó la Ley 517 “Ley de
Reformas a la Industria Eléctrica”, que en su artículo 3, inciso b,
establece la asignación del 1 por ciento de las rentas netas de Hidrogesa a
los Pueblos Indígenas de Jinotega y Sébaco, Hidrogesa no ha querido todavía
reconocer ese derecho y no ha pagado. Esta asignación se dispone para que
los Pueblos Indígenas de Jinotega y Sébaco ejecuten proyectos sociales y el
fondo lo administran las Alcaldías municipales de Jinotega y Ciudad Darío.
-¿Qué pasos legales han
emprendido?
-Hemos recurrido a las
instancias judiciales nacionales, pero hasta la fecha no hemos tenido
resultados y ya sabemos que nunca van a fallar a favor de nosotros. Es por
eso que este año vamos a acudir a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), presentando una demanda contra el Estado de
Nicaragua y contando con el apoyo del Consejo Indígena Centroamericano.
El objetivo es que este caso sea pasado a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, donde ya Nicaragua fue condenada dos veces. La
primera vez fue por violaciones a los derechos indígenas, cuando el Estado
otorgó una concesión maderera a una empresa extranjera sin la autorización
de las comunidades indígenas. El segundo caso fue cuando se le negó
participar al partido indigenista Yapti Tasba Masraka Nanih Asla Takanka (YATAMA)
en las elecciones municipales del 2000. Es una lucha dura, pero permanecemos
en esta misma postura de querer defender el derecho al agua.
-¿Cuáles han sido las
principales afectaciones para la población indígena de la zona?
-Pese a que tenemos en nuestras manos el Título Real de la
comunidad indígena de Jinotega, que data de 285 años, no se quiere reconocer
el derecho de propiedad y muchos indígenas tuvieron que emigrar a otros
lugares porque fueron despojados de sus propiedades.
Estamos además viviendo situaciones paradoxales, donde muchos
miembros de la comunidad indígena, que viven a la orilla del Lago de Apanás,
carecen de energía eléctricas y viven alumbrándose con candiles. Es decir,
somos propietarios de estas tierras, están explotando el lago que surge en
ellas para producir energía y no podemos gozar de la electricidad.
-¿Cuál es el significado de
la participación de la comunidad indígena de Jinotega a esta actividad de
celebración del Día Mundial del Agua?
-Nuestra participación demuestra nuestra firme voluntad de
reafirmar y dar a conocer la lucha que hemos emprendido y nuestro compromiso
en defensa de los recursos hídricos.
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