La Junta Directiva de la
Asamblea Nacional había confirmado que el 22 de marzo
-Día Mundial del Agua- Nicaragua por fin iba a contar
con una Ley General de Aguas Nacionales.
Sorpresivamente, los miembros liberales de la Junta
Directiva (PLC y ALN) rompieron el quórum, la sesión fue
suspendida y la discusión de la nueva Ley postergada sin
fecha definida.
A
pesar de muchas imperfecciones repetidamente denunciadas
por las organizaciones de la sociedad civil, esta Ley
iba a regular uno de los sectores más explotados del
país.
SIREL
conversó con la diputada Mónica Baltodano sobre
los acontecimientos que impidieron la aprobación de esta
ley tan vital para el país.
-Ya se había anunciado la aprobación de la Ley General
de Aguas Nacionales. ¿Qué fue lo que pasó ayer?
-El problema es que una parte de los diputados del
Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y de la
Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) están pensando
como finqueros y como dueños de grandes
extensiones de tierra, que usan el agua para el riego y
que no han tenido nunca ninguna regulación para el
manejo de las aguas. Estoy hablando de algunos
diputados, porque nosotros nos hemos reunido con
organizaciones de productores y les hicimos ver las
bondades de esta ley y de como su futuro dependía
también de que protegiéramos y reguláramos todo el tema
del agua. Estos diputados boicotearon la discusión de la
ley y rompieron el quórum en la Junta Directiva,
logrando que se suspendiera la sesión. Ya pasó lo mismo
el año pasado cuando paralizaron la discusión después de
haber aprobado el artículo 45.
-Esta ley ha tenido muchas críticas de parte de la
sociedad civil. ¿Qué opina de eso?
-Hay que decir que esta ley no es perfecta y tiene
grandes deficiencias. Estamos heredando un proceso que
ya tiene aprobado los primeros 45 artículos y por
ejemplo, los artículos 3 y 4 se prestan a un manejo
ambiguo. Por un lado hablan que no se debe privatizar,
pero por el otro, favorecen las concesiones que
permitirían el manejo privado del agua. Sin embargo, en
la Comisión del Medio Ambiente hemos tenido un alto
consenso para meter nuevos artículos que permitan
disminuir el margen de manejo de la futura Autoridad del
Agua, en relación a la autorización de concesiones.
Además, estamos introduciendo la prerrogativa de que el
Estado sea partícipe en las inversiones en materia de
explotación de agua. Esta es una ley que no es como la
que yo quisiera, porque para mi debería de quedar una
ley en la cual los recursos hídricos no puedan ser
privatizados, pero como ya está aprobada por una parte,
queremos por lo menos limitar los daños.
-Usted, junto con el diputado del FSLN, Sadrach Zeledón,
presentaron unas mociones a la ley. ¿En qué consisten?
-Con respecto al poder que se le quiere otorgar a la
Autoridad nacional de Agua estamos estableciendo que,
cuando se trate de concesiones que sean de carácter
estratégico, que impliquen uso múltiple del agua, que
sean concesiones de impacto nacional, se tengan que
hacer por la vía de leyes dictadas por la Asamblea
Nacional. Esto es para restringir un poco la liberalidad
con que está planteado el tema de las concesiones. Al
final lo que podemos hacer es tratar de meter ese
mecanismo para limitar un poco sus efectos. Además,
estamos proponiendo un artículo para impedir la
explotación monopólica del aprovechamiento de las aguas.
Queremos prohibir el monopolio en cualquier concesión o
licencia que se apruebe. Estamos también estableciendo
que, cuando se trate de producción hidroeléctrica, el
Estado deba de comparecer con un 51 por ciento de
presencia en tales inversiones. Esto es para garantizar
que las transnacionales no se adueñen del
aprovechamiento de las aguas en nuestro país.
-Otro problema que se vive en Nicaragua es la falta casi
total de “producción de agua” y esto va a crear grandes
problemas en el futuro…
-Entre las mociones hemos incluido un capítulo completo
relacionado a la producción de agua y esto fue a
propuesta de las organizaciones de la sociedad civil. La
ley no tenía ningún artículo que obligara a los
particulares a reinyectar agua, a proteger los acuíferos
con mecanismos que existen y que se utilizan en muchos
países. Sobre ese punto conseguimos un consenso total en
la Comisión del Medio Ambiente. No es una ley perfecta y
lo sabemos, pero es mucho mejor de la que se había
presentado y sobre todo, urge que se apruebe porque
ahora en Nicaragua vale la ley de la selva, la
anarquía. Aquí un productor sigue pensando que si un río
pasa por su propiedad es de él o que las aguas de los
subsuelos son suyas. Esta ley viene a establecer que las
aguas son nacionales y que tiene que haber regulaciones
para el aprovechamiento y esto a parte de que queda
establecida la prohibición absoluta de la privatización
del servicio de agua potable.
-¿Ya tienen un consenso sobre estas mociones que van a
presentar?
-Hubo un consenso total en la Comisión del Medio
Ambiente y ahora hay que tratar de resolver algunos
conflictos que se han presentado. El primero es con el
art. 9, que tiene que ver con la cantidad de metros en
las costas, a partir de la línea máxima de la marea, que
tienen que ser nacionales y no pueden ser privatizados.
El segundo es el tema de los cánones que los productores
tendrán que pagar para el uso del agua para riego,
porque hasta el momento no han pagado nada. La verdad es
que está demostrado que las represas y el riego agrícola
están acabando con el recurso agua y hay que regularlo.
Mientras no se les pongan cánones de aprovechamiento,
los productores van a seguir creyendo que pueden
explotar el recurso y sin ninguna medida de producción
de agua.
-Las organizaciones de la sociedad civil están sumamente
preocupadas por el artículo 4, que ya fue aprobado el
año pasado y que podría abrir la puerta a las
privatizaciones.
¿Hay todavía un margen para revertir ese artículo?
-Lo único sería a través de un veto presidencial y esto
es lo que le sugeriría al Ministerio del Ambiente (MARENA)
y a la Empresa Nicaragüense de Acueductos y
Alcantarillados Sanitarios (ENACAL), para que
pidan una intervención del presidente y así poder
nosotros promover una mejor redacción y eliminar la
ambigüedad que contiene el artículo. Esto presupone una
voluntad política del presidente.
-Estas presiones para que no se apruebe la ley, ¿vienen
sólo de los sectores empresariales nacionales o también hay presiones de las transnacionales
presentes en el país?
-Por el momento lo que hemos sentido es la presión
interna a la Asamblea.
En Managua,
Giorgio Trucchi
© Rel-UITA
23 de marzo de 2007 |
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