El
agua, un derecho humano |
La Asociación Mundial
del Agua (GWP), ha propuesto como objetivo integral
de su visión, el logro de la seguridad hídrica a
cualquier nivel, desde los hogares hasta el mundo
en su conjunto", afirmaron la Lic. Edda G. Bellini
y la Cra. Alicia Dietert, en la ponencia sobre "La
responsabilidad del Estado en la obra pública",
presentada en el "XII Encuentro de Cátedras de
Ciencias Sociales y Humanísticas para las Ciencias
Económicas", realizado en la Universidad de Buenos
Aires.
Para la Lic. Edda G.
Bellini y la Cra. Alicia Dietert, docentes de la
Universidad Nacional de Sur, ese concepto significa
"que toda persona tenga acceso a suficiente agua
potable a un precio asequible que le permita llevar
una vida limpia, saludable y productiva, al tiempo
que se asegura que el entorno natural esté protegido
y se mejore", con la meta de que para el año 2025
"casi todas las mujeres, hombres y niños de las
ciudades y pueblos del mundo conozcan la importancia
y el valor de este recurso estratégico y dispongan
de agua segura y suficiente para vivir y de adecuado
saneamiento."
Esta perspectiva se
coloca el tema del agua como "una cuestión
multisectorial", que involucra la participación de
"todos los individuos, de los sectores interesados"
quienes "en un mecanismo viable" concreten la
gestión integrada de los recursos hídricos.
Al mismo tiempo, debe
conseguirse "una mayor atención a la difusión de
conocimientos sobre los recursos hídricos en la
escuela primaria, secundaria y también en niveles
superiores", teniendo en cuenta los beneficios
relacionados "con la salud, energía, biodiversidad,
productividad, desarrollo socio-económico y
reducción de la pobreza", por lo que los gobiernos
deberían dar a este asunto "una mayor prioridad en
su agenda política y asignación de presupuesto
asociada."
Las expositoras
recordaron que en marzo de 2003, el informe de las
Naciones Unidas presentado en Tokio, para el 3º
Foro Mundial del Agua, se califica a más de 180
países, encontrándose Argentina en el puesto 13º,
con 22 veces más agua por hectárea que los
requeridos por Naciones Unidas. Sin embargo,
acotaron Bellini y Dietert, dada la extensión del
territorio, "los datos tan generalizados son
relativos, existiendo a lo largo y a lo ancho del
mismo una severa asimetría."
De la investigación
efectuada en el Departamento de Ciencias de la
Administración de la Universidad Nacional del Sur,
sobre la gestión del agua en la Argentina, surge
que "el sistema de la Cuenca del Plata concentra el
85% del derrame total medido, mientras que dos
tercios de la superficie del país se encuentran bajo
condiciones climáticas áridas y existe una amenaza
creciente a la sustentabilidad de las fuentes de
agua superficiales y subterráneas, por causa de
prácticas agrícolas no conservacionistas, el uso de
agroquímicos, carencias de sistemas de depuración,
deforestación y particularmente, la creciente
urbanización."
Los principales
problemas "surgen por el ineficiente sistema de
tratamiento de las aguas residuales" y "la
creciente migración hacia las áreas urbanas, sin
consideración de las restricciones de la misma,
instalándose los migrantes en las zonas marginales"
siendo "particularmente alarmante la continua y
acelerada degradación de la calidad de las aguas
subterráneas", un hecho muy importante en la
Argentina.
En el caso que se
coloca como ejemplo, la Argentina, las expositoras
propusieron que "deberían establecerse políticas
que aseguren el acceso universal a los servicios de
agua potable, saneamiento, drenaje pluvial y
protección contra inundaciones en la población
pobre" y establecer "una legislación de recursos
hídricos para la gestión del agua que abarque todo
el ámbito nacional."
Por otra parte, Bellini
y Dietert, sostuvieron que hay un "incumplimiento
generalizado", siendo muy bajo el nivel de eficacia
y control del uso del agua para agricultura,
industria y consumo personal" y que, además, "en el
interior de las provincias existe superposición de
misiones y funciones ocasionada por la complejidad
de la estructura institucional", a lo que se debe
agregar "la falta de comunicación e intercambio de
informaciones entre las distintas dependencias y la
entrada en escena de operadores privados y entes
reguladores de los servicios públicos"
Con respecto a la
consideración del agua exclusivamente como un bien,
en el cual las leyes del mercado permitirían
resolver los problemas de escasez, "incluso los
conflictos entre los estados", las ponentes
afirmaron que ese concepto "es un reduccionismo que
sólo destaca una de sus muchas peculiaridades, al
enfatizar el valor económico en detrimento de los
otros valores" y que subyace la consideración de
colocar al mercado "como el principal mecanismo" en
un nivel superior "a todos los demás", como son "la
regulación política, cooperación o solidaridad".
Agregaron que si "uno
de los principios distintivos del mercado es la
libertad de elección en el consumidor, es evidente
que el acceso al agua no es una cuestión de
elección" ya que "se trata de un bien social, un
bien común básico que no puede subordinarse a un
único principio sectorial de regulación."
En la ponencia se
considera el rol del Estado, sobre el cual, citando
prestigiosos estudiosos, se refuta "la paradójica
racionalidad tecnocrática de la que hablaba
Brzezinski en la Era tecnotrónica", donde "niega
legitimidad a todo aquello que no encaje dentro de
una lógica de medios y fines" y se propone "la idea
de obsolescencia del Estado-nación y su reemplazo
por grandes corporaciones de intereses
multinacionales", lejos de ser un fenómeno
histórico natural, es un producto de la "comunidad
internacional de naciones desarrolladas en su lucha
y expansión por los mercados."
Al analizar la
situación de América Latina, luego de señalar "los
efectos socialmente devastadores de la
modernización forzada por los organismos
multilaterales de crédito", las investigadoras de la
Universidad de Bahía Blanca, subrayan el replanteo
del papel del Estado en áreas claves como los
servicios públicos, defendiendo "la participación
de la ciudadanía, aun en procesos democráticos
cuestionados". Sobre el particular, se apelaron al
ejemplo de Bolivia, donde las recientes
movilizaciones populares "tendientes a evitar
legitimar por vía de la institucionalización la
pérdida de control y participación de los
ciudadanos en el manejo de recursos energéticos
claves, aún en medio de distintos avatares
políticos, dan cuenta de un proceso democratizador
que se va abriendo paso lentamente."
En ese contexto, la
expositoras proponen la necesidad de analizar las
intervenciones del Estado, como el caso de
Argentina, "respecto de la revisión de las
concesiones llevadas a cabo en los servicios
públicos privatizados durante la década pasada y el
papel asumido en procesos de recuperación en
algunos de estos servicios, como ocurrió con el
agua potable y saneamiento en la provincia de
Buenos Aires".
Desde esa opción
analítica, la Lic Edda G. Bellini y la Cra. Alicia
Dietert, explicaron que surgen numerosos
interrogantes, como el de si "los derechos sociales
y económicos que en nuestras sociedades continúan
siendo una asignatura pendiente" o si "frente al
avance de los cambios económicos y tecnológicos que
superan los políticos y culturales", debe
recuperarse el valor de la ciudad, planteando las
preguntas de si "nos hallamos simultáneamente ante
la necesidad de responder a las exigencias de los
derechos urbanos, de tercera generación" y si ¿Será
esta era de los derechos ciudadanos, la oportunidad
para comenzar a restablecer la justicia a partir
de la ciudad?.
Agencia de
Noticias Prensa Ecuménica / Uruguay RECOSUR
15 de setiembre de
2005