La batalla del agua

  

Desde hace más de veinticinco años, la comunidad internacional presta una atención especial al agua en reuniones y conferencias internacionales destinadas a tratar la realidad de los recursos hídricos. A pesar de este esfuerzo, actualmente hay más de 1.100 millones de personas que no tienen acceso al agua potable y cerca de 2.400 millones que no disponen de sistemas de saneamiento adecuados. Miles de seres humanos mueren diariamente debido a enfermedades relacionadas con un deficiente acceso al agua y saneamiento, surgen conflictos motivados por el agua, y los impactos del cambio climático sobre los recursos hídricos son ya notorios. La gestión del agua se realiza de forma no sostenible, tanto en países del Sur como del Norte, sin que se tenga en cuenta la protección de los ecosistemas ni el mantenimiento de la biodiversidad.

Aunque en la Conferencia de Mar del Plata en 1977 se sentaron las bases para asumir el compromiso de alcanzar el acceso universal al abastecimiento y saneamiento de agua en la década siguiente, actualmente la cobertura a nivel mundial del abastecimiento de agua es de un 82% y la disponibilidad global de sistemas de saneamiento alcanza tan solo el 60%. Pero estos datos globales esconden importantes desigualdades entre regiones (la cobertura de abastecimiento de agua en África es del 62%, mientras que la de saneamiento en Asia es de tan sólo el 48%) y entre zonas urbanas y rurales (a nivel mundial la cobertura de acceso al agua es del 95% en zonas urbanas y del 71% en zonas rurales, y la de saneamiento es del 85% y 40%, respectivamente).

Frente a esta situación se han adoptado una serie de acuerdos, especialmente uno de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas que compromete a la comunidad internacional, como mínimo, a reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso al agua potable y a sistemas de saneamiento adecuados en 2015. Para ello, según datos de UNICEF, será necesario que cada día hasta el año 2015 unas 300.000 personas accedan al agua potable y cerca de 500.000 a nuevos sistemas de saneamiento.

El acceso al agua es un derecho humano, reconocido por las Naciones Unidas como uno de los derechos económicos, sociales y culturales. Pero no es un derecho cualquiera, porque la posibilidad de su ejercicio, junto con el del derecho a la alimentación, condiciona el disfrute de otros derechos, incluido el derecho a la vida.

El agua es un bien común indispensable para la vida; no debe ser considerado como un bien económico, sujeto a las reglas del mercado, al menos cuando se destina a satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos. La mercantilización de los servicios de abastecimiento y saneamiento y su inclusión en el Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC, no parece el camino adecuado para garantizar un acceso equitativo, especialmente para las poblaciones de mayores carencias.

Ante estas circunstancias, las organizaciones de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de España han solicitado que se asuma de forma efectiva el cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Más concretamente el relativo al abastecimiento de agua y saneamiento; que se desarrollen políticas tendentes a lograr el acceso al agua en forma equitativa, sostenible, con prioridad para los zonas de menor cobertura; considerar el agua como un bien común y su acceso como un derecho humano; proponer la exclusión de los servicios de agua destinados al consumo humano y de saneamiento del Acuerdo (AGCS) de la OMC y que no se incluyan cláusulas de condicionalidad en la financiación de la ayuda al desarrollo para el sector agua.

 

María José Atiénzar

CCS. España

25 de marzo de 2004

 

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