Uruguay
Tejes, manejes y desastres
de las privatizaciones del agua |
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El sábado 18 de
setiembre, en el marco del Foro Social Uruguay,
se realizó una Conferencia Internacional en
Defensa del Agua organizada por la Casa Bertolt
Brecht, Uruguay Sustentable y la Comisión
Nacional en Defensa del Agua y de la Vida. |
El encuentro contó con la participación de representantes de
varios países latinoamericanos y se dividió en dos
mesas: una referida a las experiencias de las
privatizaciones de los servicios de agua potable y
saneamiento en países de la región, y otra cuyo eje
central fueron las particularidades geoestratégicas y
sociopolíticas del acuífero Guaraní, que involucra a
todos los países integrantes del Mercosur.
Sudamérica: apetecible
bocado para las multinacionales del agua
Expositores de la mesa en la que se abordó la temática del
acuífero Guaraní dieron algunas pistas por las cuales
el primer mundo tiene gran interés por los recursos
acuíferos en particular y por los naturales en general
de esta región. El geólogo argentino Alfredo Serra,
del Foro Ecologista de Paraná, indicó que las partes
más habitadas del planeta están afectadas por un
“estrés hídrico severo” que alcanza actualmente a
Estados Unidos y el sur de Canadá, Europa, Asia,
Australia, África y algunas partes de América del Sur,
fundamentalmente Argentina.
Serra advirtió que si Washington ”agredió a Irak por el
petróleo –una sustancia reemplazable– qué no haría por
el agua”, y citó datos del Geological Service
norteamericano, según el cual en 1980 Estados Unidos
tenía escasez de agua en el suroeste y a partir de
2000 la escasez abarca todo el territorio. ”En los
próximos años esa escasez se va a acentuar además por
el fenómeno del cambio climático. Su principal
acuífero, el Ogallala, tiene fecha de defunción; en 15
o 20 años más se les termina y reconocen que no pueden
hacer nada por revertir esta situación”, indicó.
En un libro del investigador uruguayo Bernardo Quagliotti de
Bellis* se señala a su vez que el 95 por ciento del agua potable de
Estados Unidos es subterránea. Las fuentes de agua se
están secando debido a que los cultivadores bombean el
líquido más rápido de lo que la lluvia las rellena. El
Ogallala, por ejemplo, se está empobreciendo a una
tasa de 12.000 millones de metros cúbicos al año.
A nivel mundial, se estima que en 2025 la demanda de agua
superará en un 56 por ciento a la oferta.
Otra de las pistas que explican el interés por los recursos
del Cono Sur las dio Elsa Bruzzone, profesora de
Historia y secretaria del Centro de Estudios Militares
para la Democracia (CEMIDA), quien afirmó que si bien
hasta ahora se pensaba que el Guaraní era el tercer
acuífero más grande del mundo, este año la
Organización de Estados Americanos (OEA) ha comenzado
a decir que en realidad es el primero. El Guaraní,
destacó, “contiene un agua de excelentísima calidad y
de altísimas propiedades minerales. Un agua según la
cual los estudios realizados por la Organización
Internacional de Energía Atómica (OIEA) es rica en
isótopos, fundamentales para todo lo que es
aeronaútica, industria espacial y también industria
militar. En Sudamérica tenemos el 47 por ciento del
agua potable superficial y subterránea del mundo”.
Bruzzone indicó también que "todos los recursos naturales y
estratégicos no están en los países del primer mundo
sino en los del tercer mundo. Se ha elaborado un
proyecto que, bajo el supuesto de que es para
investigar explosiones subterráneas de armas atómicas
ilegales se van a desplegar 321 bases en 89 países, 8
de las cuales están en Argentina. Y qué casualidad que
están situadas cerca de sitios donde tenemos recursos
naturales estratégicos por un lado y minerales por
otro. Se vienen para apropiarse de nuestros recursos y
esto está implementado a través de lo que se conoce
con el nombre de Sistema Interamericano de Defensa,
instrumentado a partir de 1995. Este sistema tiene 3
patas: le dice sí a la democracia representativa y no
a la participativa porque es fácil comprar un
representante pero muy difícil comprar a un pueblo que
controla la gestión, que exige que se rindan cuentas,
que se manifiesta por consultas populares; una pata
económica, el ALCA, cuyos capítulos más peligrosos son
los de inversión y solución de controversias,
propiedad intelectual y competencia, que establece que
un estado nacional debe abrir la puerta a todas las
empresas privadas multinacionales en todas las áreas
incluidas las materias primas y el agua es una de
ellas; y la última pata es que los laboratorios se
pueden apoderar de los conocimientos de los pueblos
originarios del continente.
El fracaso social de
Aguas Argentinas
En marzo de este año, Rel-UITA dio cuenta de los
testimonios aportados por un grupo de representantes
de organizaciones que están coordinando acciones en
defensa del agua en el ámbito internacional.
Integrantes de esas redes realizaron en Uruguay varias
charlas y conferencias sobre la privatización del
agua, en las que dos canadienses, un boliviano y una
estadounidense se refirieron a los pésimos resultados
para las poblaciones –no así para las empresas– de las
experiencias de privatizaciones de ese recurso en sus
respectivos países.
Tanto en esos casos como en el argentino y el chileno, dados
a conocer en el Foro Social, el denominador común ha
sido la pérdida de calidad de los servicios y el
aumento desmedido de las tarifas, exactamente lo mismo
que ha pasado con la gestión de Uragua y Aguas de la
Costa en el departamento uruguayo de Maldonado y que
–junto con nuevas privatizaciones– podría extenderse a
otros puntos de este país si el próximo 31 de octubre
no se aprueba la reforma constitucional promovida por
la Comisión en Defensa del Agua y de la Vida.
El argentino Martín Schorr, magister en Sociología Económica
de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), relató la experiencia de la privatización de
los servicios de agua potable y saneamiento en la
Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires,
siendo este último el sistema más grande del mundo: 10
millones de personas
(ver
informe).
El mito del modelo
chileno
María Paz Haedo, encargada de programas y Proyectos del
Programa Chile Sustentable, sentenció que la
experiencia de su país “es dramática por las
consecuencias que ha tenido y por el marco legal que
ha favorecido este proceso de privatización y
mercantilización del agua instalado por la dictadura y
mantenido por el gobierno de la Concertación para la
Democracia, especialmente por el gobierno de
izquierda".
Explicó que el Estado chileno "dividió la administración de
las aguas en 12 subempresas que corresponden a las 12
subregiones del país. En la medida que el Estado
perdía el control central en el manejo de aguas, las
empresas asumieron que podían hacer lo que quisieran.
Lo que hizo el gobierno de la transición fue
concesionar la gestión de las empresas sanitarias a
empresas como la Suez que actualmente concentra el 80
por ciento de la gestión del agua en Chile. El
gobierno dice que el alza de tarifas entre 1999 y 2000
–el año de las privatizaciones– fue de entre 24 y 30
por ciento. Pero la Organización de Consumidores la
calcula en el orden de entre 100 a 200 por ciento. Hoy
estamos en una situación cercana a 400 por ciento más
de lo que costaba el agua cuando era administrada por
el Estado. Esto se ha traducido en una notable
reducción del consumo porque la gente simplemente ya
no puede pagar. El costo del servicio representa el 7
por ciento del ingreso de una familia pobre y el 0,1
por ciento de los ingresos de las familias más ricas”.
Según cifras de la CEPAL, el servicio de agua en Chile es uno
de los más caros de Latinoamérica. Al igual que pasó
en el caso argentino, a los dos meses de entrar en
funcionamiento las plantas de tratamiento colapsaron,
inundando todo con aguas servidas.
Todo esto fue avalado por el Código de Aguas, que dividió las
formas de uso de agua en consuntivo y no consuntivo,
correspondiendo el primero al consumo directo (agua
potable, agricultura y labores productivas donde el
agua se agota y no vuelve al cauce original) y el
segundo a la producción de energía eléctrica y otras
actividades que devuelven el agua al cauce. Junto con
esto, se incorporó en la Constitución un artículo que
establece que el agua ya no es solamente un bien de
uso público sino también un bien económico, lo que
permite su enajenación a cualquier privado que demande
el derecho del uso consuntivo o no consuntivo. Esto
significó la autorización de la privatización del agua
concediendo los derechos de uso gratuitamente y a
perpetuidad. Ahora, cualquier privado puede pedirle al
Estado chileno la concesión de afluentes y ríos sin
pagar nada, sin ser fiscalizado y sin ni siquiera
deber informar sobre para qué la quiere. Ha pasado,
por ejemplo, que una empresa se apropie del agua de un
curso quitándosela a una comunidad indígena y no hacer
absolutamente nada con ella.
En Chile, el agua potable para consumo representa el 4 por
ciento del uso consuntivo, mientras la agricultura de
exportación concentra el 82 por ciento de los derechos
de agua para uso consuntivo. “Es decir –agregó Haedo–
que exportamos más del 80 por ciento del agua, que se
podría destinar al consumo humano. También se ha
producido una concentración de la propiedad en el uso
no consuntivo de aguas que básicamente se refiere a
generación de electricidad. Por todo esto, lo que
ocurre en Chile es un gran engaño, puesto que se le
está diciendo a todo el resto de los países
latinoamericanos que nuestro modelo funciona y es
perfecto, pero ésta es la realidad”.
Virginia Matos
© Rel-UITA
29 de setiembre de 2004
*
“Guerras del objetivo El Oro Azul”, revista Geosur,
Asociación Latinoamericana de Estudios Geopolíticos e
Internacionales, Nº 273-274, enero-febrero 2003.