De acuerdo con el informe, elaborado por las ONGs Instituto
Socioambiental y Amigos da Terra, entre 2002 y 2003 los
cultivos de soja avanzaron sobre 1.858 millones de hectáreas
de selva en el estado de Mato Groso, el principal productor
de esa oleaginosa en el país.
Para la elaboración del estudio, las ONGs sobrevolaron y
fotografiaron en 2003 un total de 31 enormes áreas de selva
amazónica que habían sido destruidas en Mato Groso, y al
repetir el trabajo el año pasado constataron que las mismas
estaban plantadas con soja, según publicó ayer el diario "Folha
de Sao Paulo".
Especialistas del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA),
del Ministerio de Planificación, sostienen que si bien es
cierto que los cultivos de soja crecieron en el país desde
2001, la expansión se llevó a cabo en áreas de pastos
degradados y no a cambio de la destrucción de la Amazonía.
Los técnicos del IPEA argumentan que inmediatamente después
de derribar la vegetación nativa es imposible plantar algo y
que hay que esperar hasta dos años para que la tierra sea
productiva.
"Sobrevolamos áreas que fueron devastadas en 2003 y, en 2004,
ya había soja plantada. Agrónomos, no economistas hicieron
los vuelos e identificaron los cambios", respondió André
Lima, abogado del ISA y uno de los autores del estudio.
Brasil es el segundo mayor productor y exportador mundial de
soja en grano, harina y aceite.
El mayor productor individual de soja del mundo es el
gobernador de Mato Grosso, Blairo Maggi, que posee 195.000
hectáreas plantadas.
En una entrevista publicada ayer en el mismo diario, Maggi
dijo que "los ambientalistas tienen una visión muy cerrada
del asunto", pues de los 5,1 millones de kilómetros
cuadrados que tiene la Amazonía brasileña, equivalentes al
61 por ciento del territorio nacional, apenas el 1,9 por
ciento (unos 96.000 kilómetros cuadrados) se usan para la
agricultura.
EFE
26 de
enero de 2005