Aracruz Celulosa:
A pesar de su
propaganda xenofóbica tendría que devolver 11 000
hectáreas de tierras a indígenas. |
La
compañía brasileña Aracruz Celulosa está realizando una fuerte campaña de
comunicación racista en contra de los pueblos indígenas tupinikim y guaraní,
que reclaman las tierras ocupadas por la empresa en el estado brasileño de
Espírito Santo, situado al este del país.
Los ataques de Aracruz
Celulosa a los pueblos tupinikim y guaraní llegan cuando los representantes
originarios están muy cerca de lograr la demarcación de unas 11 000
hectáreas de tierras indígenas en el municipio de Aracruz, ocupadas por la
empresa.
Aracruz Celulosa comenzó a
difundir en septiembre folletos informativos en los que niega que los
tupinikim hayan habitado Aracruz, acusa a los indígenas de perjudicar las
fuentes de empleo en el país y los discrimina.
Esos folletos están siendo
distribuidos en escuelas del municipio de Aracruz y también se los puede
encontrar en casas bancarias de diversas zonas de Espírito Santo.
Según el semanario
brasileño Brasil de Fato, uno de esos folletos señala que el área reclamada
por los indígenas “nunca fue habitada por los tupinikim”. Sin embargo, la
Fundación Nacional del Indio, agencia del gobierno brasileño, presentó
estudios antropológicos que confirman que tupinikim y guaraníes ocuparon
tradicionalmente los territorios donde se instaló Aracruz Celulosa.
Pero el folleto de la
empresa es todavía más osado. Argumenta que “hace muchos años que los
indígenas tupinikim se integraron a la sociedad. Ellos no mantienen rasgos
de la cultura indígena y viven en aldeas parecidas a las ciudades del
interior”.
Además, Aracruz Celulosa
instaló enormes paneles en el municipio de Aracruz para que la población se
oponga a los indígenas. “Aracruz trajo el progreso, la Fundación Nacional
del Indio los indígenas”, dice una de esas propagandas racistas.
Organizaciones de derechos
humanos acusaron a Aracruz Celulosa de difundir material con contenidos
xenofóbicos y discriminatorios, que despertaron actitudes racistas de la
sociedad en contra de los pueblos originarios.
El indígena Paulo Tupinikim
dijo, según Brasil de Fato, que “la empresa está temerosa porque el proceso
de demarcación de las tierras indígenas ya está en la fase final. Por eso
intentan marginalizar a los indígenas”.
El semanario brasileño
explica que la violencia y racismo de las acciones de Aracruz Celulosa se
intensificaron después que manifestantes indígenas ocuparan a comienzos de
septiembre las tierras que consideran que les pertenece.
Esa movilización terminó el
12 de septiembre, cuando la Fundación Nacional del Indio envió al ministro
brasileño de Justicia, Márcio Thomaz Bastos, su posición de que las tierras
ocupadas por Aracruz Celulosa son de propiedad indígena y deben ser
demarcadas como tales. La decisión sobre el tema es responsabilidad ahora de
Bastos.
Radio Mundo Real
18 de octubre de 2006
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