El agronegocio parece no poseer límites para conquistar
lucros. Informaciones recientemente divulgadas
por el Instituto Sociedad, Población y
Naturaleza (ISPN) en Brasil,
revela que 142
mil hectáreas de la zona del cerrado* brasileño,
con su bioma propio, se transformaron en
cañaverales durante la zafra de 2006/2007. Para
tener una idea, el área es equivalente al tamaño
de la ciudad de San Pablo.
El estado de San
Pablo, que queda en la región sudeste, es el
mayor productor de azúcar y alcohol del país y
encabeza la nómina con un total de 86 mil
hectáreas deforestadas, seguido por Minas Gerais
con 25 mil y Goiás con 13 mil. Mato Grosso y
Mato Grosso do Sul también están en la nómina,
con 12 mil y 6 mil respectivamente.
Para el coordinador estadual del Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en San
Pablo, Edivar Lavrati, esos números no
son novedad. Él afirma que hace tiempo que el
MST hace denuncias sobre deforestación en el
estado y acusa al gobierno de incentivar la
práctica de los grandes productores.
“El gran problema es cuando las autoridades brasileñas
incentivan ese tipo de acción. Ellos, los
terratenientes, sólo están actuando así porque
ven en la caña de azúcar un gran potencial de
lucro y condiciones de desarrollo apoyados con
incentivos del gobierno. Es claro que la caña
trae problemas sociales, económicos y
ambientales.”
En el municipio de Sertãozinho, interior de San Pablo, áreas
consideradas por el Ministerio del Medio
Ambiente como de preservación extremamente alta
fueron invadidas por la caña.
El cerrado está
en segundo lugar del bioma más amenazado por la
deforestación en Brasil, casi 40% de su total ya
fue deforestado. De la vegetación atlántica que
está en primer lugar, apenas resta 7%.
Silvia Adoue
Radioagencia Noticias do Planalto
29 de abril de 2008